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Pies descalzos

Tema en 'Prosa: Sociopolíticos' comenzado por ANAPLUCHINSKY, 19 de Enero de 2023. Respuestas: 2 | Visitas: 295

  1. ANAPLUCHINSKY

    ANAPLUCHINSKY Poeta asiduo al portal

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    Pies descalzos

    Manejando su lujoso auto importado, Natividad Torres Sarratea, salía todas las mañanas rumbo a su empresa, ubicada en el barrio de Colegiales. Empresa dedicada a la industria del calzado infantil. Dueña de una cara, similar a la de las fieras cuando atrapan a sus presas, con su caminar erguido y su mirada alejada de la empatía de quienes la conocían, Natividad Torres Sarratea, llegaba a su lugar de trabajo, entraba a su oficina y lo primero que hacía era pedir un matecocido con una rodaja de pan recién horneado y después de disfrutar de su desayuno, se disponía a trabajar mas de diez horas por día. Solo hablaba para pedir algo, muy rara vez la habían visto sonreír, sin duda, lo había hecho dos o tres veces, al escuchar alguna anécdota que contaban los empleados sobre sus hijos. Muchos afirman que, a pesar de su apariencia, era una mujer muy solidaria.
    Su vida estaba llena de lujos, lo único que se sabia de ella era que había enviudado hacia algunos años, convirtiéndose en la única heredera de la fortuna de su marido, quien fue encontrado muerto en su auto con un cartel en la frente que decía, “Con los chicos no”.
    Varias conjeturas giraban alrededor del caso, ella ante los medios entre lágrimas, desconsoladas, expresó que los actos violentos se pagan y que ella confiaba en la justicia.
    Después de un tiempo, dictaminaron que se trató de ajuste de cuentas, y que, para despistar a los investigadores, los asesinos, habían querido ensuciarlo entre sus colegas, dejándolo como un pedófilo, ya que el empresario era un hombre muy reconocido en la industria del calzado.
    Cuentan que Natividad, después del funeral, fue a su empresa y siguió trabajando. Era como si el alma de su marido se hubiera apoderado, una vez más de ella, solo que esta vez, la energía del difunto la había invadido, para que no se quiebre, para que busqué consuelo en el trabajo.
    Los años pasaron, la mujer puso tanto esmero y dedicación, que logró llevar la empresa hasta la cima, consiguiendo que la misma fuese reconocida, no solo en el país sino también en el exterior.
    Los empleados estaban muy bien pagos, después de enviudar, Natividad había ordenado duplicar el sueldo de todos ellos. En silencio, ella se mostraba mal, pero hacia el bien.
    Un buen día, la empresa empezó a donar calzados a los sectores carenciados del país, a través de una campaña con el slogan “Vos cuidas tus pies y nos alegras el alma”, dicha campaña consistía en que los niños damnificados, antes de estrenar el nuevo par de zapatillas, debían acceder a un baño de pies , donde podólogos y pedicuras, evaluaban el estado de los mismos, cortaban sus uñas y si era necesario, le facilitaban medicación y el acceso al tratamiento adecuado. Al finalizar, los niños como premio por su valentía, se llevaban un par de zapatillas a elección.
    Dicha campaña que se hizo muy conocida en todo el país, tendría lugar el 20 de marzo en la provincia de Chaco, para la misma, se habían destinado treinta mil pares de zapatillas que se repartirían en toda la provincia. En medio del evento y con un calor que rajaba la tierra, estacionando su lujoso auto importado, Natividad Torres Sarratea, se hizo presente.
    El gobernador de la provincia la recibió con una gran amabilidad. Ella, solo extendió su mano para saludarlo, no sonreía, su cara esta vez, mas que enojo, reflejaba tristeza; esa tristeza, que es provocada por el nudo en la garganta.
    Nunca había asistido a un evento, ese día, apareció sin decir nada y colaboró con los organizadores, como si fuera una más, lavo más de cincuenta pares de pies, mientras que de vez en cuando se secaba una que otra lagrima.
    En eso se acerca una joven madre, con una chiquita de no más de cinco años, preparada para el spa en sus pies, la empresaria la miró dulcemente y esa vocecita le dijo:
    -“Che vo´, también lávate las patas.”
    Largando una fuerte carcajada Natividad Torres Sarratea, se sacó sus zapatos y sin dudarlo, puso sus pies en el agua, su pie derecho, no estaba solo, lo acompañaba un bello tatuaje hecho con tinta negra, donde se leía en cursiva, la palabra “Justicia”.
    Entre gestos cómplices, Torres Sarratea, le preguntó a esa niña atrevida su nombre.
    - ¿Yo soy La Alma y vo´? Contestó y repreguntó la niña.
    Muy empática, ella respondió:
    - “Yo soy La Naty Torres, un placer señorita.”
    - “Tiene cara de mala” acotó sin vergüenza La Alma.
    Nuevamente La Naty, rió a carcajadas. Esas carcajadas, que hacía tantos años habían quedado guardadas, en el alma de una niña, engañada, en la ruta de aquel pueblo, por un gran empresario, que le prometió cubrir sus pies, descalzos.
     
    #1
    A marlene2m, Maroc y dragon_ecu les gusta esto.
  2. marlene2m

    marlene2m Miembro del Jurado Miembro del Equipo Miembro del JURADO DE LA MUSA

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    Una historia que nos hace ver que en la atrocidad
    es posible encontrar un destello de bondad.
    Tomar la justicia por su mano es algo cuestionable.
    Aunque muchas personas,al hacerlo, consiguen alivio reparando el daño cometido
    a través de buenas acciones .
    Muy buena.
    Saludo
     
    #2
  3. ANAPLUCHINSKY

    ANAPLUCHINSKY Poeta asiduo al portal

    Se incorporó:
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    Gracias Marlene por tus palabras. Es lindo saber que te ha gustado. Cariños
     
    #3

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