Pizca de dulzura

Los destinos son besos fingidos, que se quedan en el olvido, el ojo roto de soledad tenía quebrado el humero, donde tú le diste a mi vida un solo giro, es decir te conocí: por el error de un número.

El teléfono marcaba otro número en aquel entonces, la llamada perdida de conocer mi destino, el destino no me dio la llamada correcta pero si el mejor tono, ese tono con que disuelves cada gota en este mar de amor, como viajan las manos en cada pradera sin nada de temor.

Estaba acorralada en el bulevar de los sueños rotos, el verte me hizo espasmo en los labios, cogí mi miedo y lo tome sin sal para que no doliera; en mi cuarto, habitación corazón: está tu foto.

En mi memoria una historia, en mi trayecto un sufrimiento y en cada ojo una lagrima de terror, el mejor cuento que vivo que nuestro amor no nació del inicio, si no de un pequeño error.

Queda claro que yo a ti te quiero, te quiero por ser eso que yo quiero, porque sin querer te quiero, quererte es el mayor de los placeres; mi boca una lengua en que yo deseo que tu vivieras, nuestros besos nuestro idioma, es que lo que quiero, que entre tantas bocas solo el mío pidieses.

Porque yo no te quiero a ti sin ser tú, te quiero como no te quieren, me gusta querer tu locura, sin querer me enamore de un te quiero, pizca de dulzura.

 

El contenido de tu trabajo está bien estructurado como prosa pero la armonía de la lectura queda rota por la cantidad de "comas" que cortan la fluidez. Saludos.