Platónico

Qué hacer con esta imaginación inevitable y desbocada,
que me hace creer que eres como en mis noches siempre soñada.

Que nos inventa juntos en una relación ideal y perfecta,
aunque sé que nace de una visión que tengo de la realidad incorrecta.

Cómo evitar fomentar y poder sacar de mí esta congoja,
esta sensación que a un tiempo estúpida e increíble se me antoja.

A qué trucos recurrir para poner los pies y la cabeza en la Tierra,
y así poder justificar la cobardía que me impide hacer lo que me aterra.

Qué hay en ti que a mis ojos te hace parecer tan especial,
y que hasta tus defectos hacen a mi corazón latir de manera demencial.

Aún consciente de que sólo existes en lo más profundo de mi mente,
no puedo librarme de suspirar de emoción al atisbarte tan ingenua entre la gente.

Dividido entre abrazar u ocultar la visión que tengo de ti ideal,
asustado de aceptar de una vez por todas lo que para el resto del mundo es lo real.

Por qué es tan difícil en el campo lleno de margaritas que me rodea poder sembrar
la extraña flor que en mí crece tan natural que su aroma me es imposible dejar de apreciar.

Incapaz de entender por qué necesito abandonar mi maravillosa e incompleta soledad,
tener que elegir entre escribir escondido mi versión de ti o resignarme a leer junto a los demás su verdad.

Y aunque me diga sin parar que este poema trata sobre lo que para mí es la vida,
sospecho que es una mentira urdida y elaborada por mi alma vulnerable y confundida.

Y llegado a este punto no sé si abandonar y dar por absurdas todas mis inquietudes,
o seguir soñando con poder ver tu sonrisa algún día escondida entre las multitudes.