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Pocas personas.

Tema en 'Prosa: Filosóficos, existencialistas y/o vitales' comenzado por AUGUSTO SILVA ACEVEDO, 29 de Octubre de 2015. Respuestas: 0 | Visitas: 453

  1. AUGUSTO SILVA ACEVEDO

    AUGUSTO SILVA ACEVEDO Poeta veterano en MP

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    Hombre
    A Alejandro Magno, le habían hablado de Diógenes, porque éste filósofo lo criticaba fuertemente por ciertas acciones del joven Emperador. En su magnitud y excepción, Alejandro tenía mucho en común con Diógenes, y quería conversar con ÉL... Hay que advertir que el Magno estudió en la mejor escuela del mundo y del momento, 340, a C. En la Escuela de los Peripatéticos, que dirigía ARISTÓTELES...
    A Diógenes le llamaban “perro”; pues vivía como tal, en un tonel y se alimentaba generalmente de cebollas y lentejas; porque eso era lo que podía conseguir y pese a que sus amigos aristocráticos, le sugerían que sirviera al Rey, se negaba aduciendo que “más vale pobreza honrada, que vil riquezas…”
    Su doctrina se caracterizaba por el desprecio a las riquezas, solía prender un farol al medio día y alumbrarle la cara a los que se iba encontrando a su paso y cuando le preguntaban por qué hacía eso, señalaba que buscaba a un hombre honesto… y cuando regresaba de Olimpia y le preguntaron si allí había mucha gente, respondió: “Mucha gente sí, pero pocas personas”.
    Al ver a unas mujeres ahorcadas de un olivo, exclamó: “¡Ojalá todos los árboles dieran un fruto semejante!”
    Diógenes de Sínope, hacía mofa y despreciaba los convencionalismos ciudadanos, se burlaba de la forma en que se comportaban los hombres de su época y de las apariencias, de sus galas y de sus ambiciones. Amaba la libertad y de la más irrestricta libre expresión; renegaba de todo poder que pretendiera restringirlas.
    La leyenda establece que Alejandro se acercó en su caballo al lugar donde Diógenes tomaba el sol, intercambiaron algunas palabras; El Rey, un joven con buena información para sus tiempos le dijo a Diógenes, que si tenía algún deseo, que pidiera lo que quisiera y que Él se lo otorgaría. El filósofo, en forma inmediata, le dijo: “…Lo que deseo, es que te apartes, porque desde donde estás me tapas el sol y tu sombra me produce frío…”
    Diógenes y Alejandro son dos paradigmas emblemáticos, cierta concepción que reflejan el poder y la gloria: quiero decir esa posibilidad de comparación, entre la abundancia ilimitada, que exige preocupación y desvelos, y la indigencia voluntaria y radical que proporciona una autosuficiencia y la libertad invulnerable.
    Alegóricamente es un dilema social, humano: ambos llevan bastón, pero uno de ellos es un cetro, es la representación del poder, el emblema de legítima realeza, reconocida por todos, pues es hijo y nieto de reyes. El otro bastón designa lo contrario, un trozo de madera, que cualquiera puede obtener y utilizar, para sostenerse, en los caminos de la vida… Un hombre lo tiene todo, el otro no quiere nada; uno es el dueño del mundo, pero el otro se gobierna así mismo, uno representa el cero, el otro el infinito, uno es la plenitud y el filósofo la nada.
    Se produce un enigma singular, al pensar, Quién de los dos tiene mejor valía en la vida y dilucidar, en quién de los dos es más feliz… UN VERDADERO DILEMA…
     
    #1

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