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Poema de Beren y Tinuviel ( Tolkien)

Tema en 'Leyendo en voz alta, solo prosas' comenzado por Poema y poesia, 6 de Febrero de 2018. Respuestas: 0 | Visitas: 1828

  1. Poema y poesia

    Poema y poesia Poeta recién llegado

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    Hombre



    Hola a todos, espero que os guste este poema que he recitado de Tolkien.

    Las hojas eran largas, la hierba era verde,
    las umbelas de los abetos altas y hermosas,
    y en el claro se vio una luz
    de estrellas en la sombra centelleante.
    Tinúviel bailaba allí,
    a la música de una flauta invisible,
    con una luz de estrellas en los cabellos,
    y en las vestiduras brillantes.

    Allí llegó Beren desde los montes fríos,
    y anduvo extraviado entre las hojas,
    y donde rodaba el Río de los Elfos,
    iba afligido a solas.
    Espió entre las hojas del abeto
    y vio maravillado unas flores de oro
    sobre el manto y las mangas de la joven,
    y el cabello la seguía como una sombra.

    El encantamiento le reanimó los pies
    condenados a errar por las colinas
    y se precipitó, vigoroso y rápido,
    a alcanzar los rayos de la luna.
    Entre los bosques del hogar de los Elfos
    ella huyó levemente con pies que bailaban,
    y lo dejó a solas errando todavía
    escuchando en la floresta callada.

    Allí escuchó a menudo el sonido volante
    de los pies tan ligeros como hojas de tilo
    o la música que fluye bajo tierra
    y gorjea en huecos ocultos.
    Ahora yacen marchitas las hojas del abeto,
    y una por una suspirando
    caen las hojas de las hayas
    oscilando en el bosque de invierno.

    La siguió siempre, caminando muy lejos;
    las hojas de los años eran una alfombra espesa,
    a la luz de la luna y a los rayos de las estrellas
    que temblaban en los cielos helados.
    El manto de la joven brillaba a la luz de la luna
    mientras allá muy lejos en la cima
    ella bailaba, llevando alrededor de los pies
    una bruma de plata estremecida.

    Cuando el invierno hubo pasado, ella volvió,
    y como una alondra que sube y una lluvia que cae
    y un agua que se funde en burbujas
    su canto liberó la repentina primavera.
    Él vio brotar las flores de los Elfos
    a los pies de la joven, y curado otra vez
    esperó que ella bailara y cantara
    sobre los prados de hierbas.

    De nuevo ella huyó, pero él vino rápidamente.
    ¡Tinúviel! ¡Tinúviel!
    La llamó por su nombre élfico
    y ella se detuvo entonces, escuchando.
    Se quedó allí un instante,
    y la voz de él fue como un encantamiento,
    y el destino cayó sobre Tinúviel
    y centelleando se abandonó a sus brazos.

    Mientras Beren la miraba a los ojos
    entre las sombras de los cabellos
    vio brillar allí en un espejo
    la luz temblorosa de las estrellas.
    Tinúviel la belleza élfica,
    doncella inmortal de sabiduría élfica
    lo envolvió con una sombría cabellera
    y brazos de plata resplandeciente.

    Larga fue la ruta que les trazó el destino
    sobre montañas pedregosas, grises y frías,
    por habitaciones de hierro y puertas de sombra
    y florestas nocturnas sin mañana.
    Los mares que separan se extendieron entre ellos,
    y sin embargo al fin de nuevo se encontraron
    y en el bosque cantando sin tristeza
    desaparecieron hace ya muchos años.
     
    #1
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