Poesía... me rindo ante tí. (breve ensayo)

Hace mucho tiempo, pensaba que la poesía era el lenguaje del alma, sentía adentro mìo una voz que me aceleraba el pecho y me alteraba la sangre, me urgía por salir, y la única manera que tenía de calmarla, era escribiendo. Hoy siento que es algo màs, cuando escribo, sé que lo hago con el cuerpo, con el alma y todos los sentidos, la poesía involucra cada gota de sangre, cada espacio de mis células, es un grito que viaja desde lo más arraigado de mis profundos miedos, de mis dudas frente a la vida, de mi sexo latiendo cuando amo, de mi incansable búsqueda que recorre los lìmites de lo desconocido, me desgarra y me vulnera, y me da placer.

La poesía es un dolor constante en la carne, es como la vida y la muerte, lo indecible y lo irremediable, es caer y morir, y resurgir en un verso, es bailar con la música de las palabras, sumergirse en el torbellino ilimitado del verbo, y volar con èl, y en èl… no hay un límite, acaso el de la propia creación, porque el poeta es un creador, un transformador de la realidad, debe hurgar en lo más recóndito del propio ser, y darle forma a lo que sus ojos ven donde la razón no llega y el entendimiento se debilita, hay un submundo paralelo a la realidad, el mundo del poeta, donde se nutre y toca las aristas de su yo sublime, de su historia y de la herencia que habita en los genes, porque el poeta no se hace, el poeta nace.

Se dice que el poeta escribe cuando la inspiración llega de la mano de su musa, y es válido, pero la inspiración requiere de poco esfuerzo, y a la poesía hay que sentirla, sangrarla, arrancarla del decir común y buscarla en los mas oscuros abismos del inconsciente, o en los intincados recovecos del sentir, allí, donde el amor nos nubla los ojos y arrebata la razón, hay que liberarla, aunque nos queme la piel por fuera, y nos haga sentir vulnerables. Y aún así, no será suficiente.
Còmo se escribe, no hay un método, no se fuerza, sòlo hay que escucharla, dejarla fluìr… ella sabrà que hacer, a donde ir, nos llevarà con ella y hará de nosotros lo que ella quiera, la poesía no nos pertenece, somos nosotros quienes nos rendimos a ella, acaso solo somos cómplices de su locura,
Ella nos hará sentir que el hambre de esta búsqueda constante solo se calma cruzando el lìmite de la cordura, y amándola, como al mejor amante, a escondidas, o a la luz, como cada uno lo sienta o lo disfrute.

Siempre quise saber por qué de este delirio de escribir, supongo que se gestò en el vientre o antes de nacer, no lo sè, solo sè que es parte de mi, es un temblor continuo en el cuerpo, no es fácil convivir con ella, porque a veces me ahoga, es como naufragar constantemente aferrada a un madero que no se si me salvarà, pero me mantiene viva.

 

Es un gran ensayo, con el cual estoy de acuerdo, pero añadiendo que todo eso que mencionas debe estar acompañado de una técnica, del conocer las herramientas necesarias que todo artesano necesita para cualquier oficio, para crear la mayor belleza posible, la mayor profundidad, musicalidad posible. Es mi opinión.

Un placer haber pasado y saludarla en este escrito suyo casi poético, casi de poesía misma.

 

Soñaba con estar en media cancha de la bombonera mientras la barra haciendo cánticos repetían la ola de las caderas... hasta que mi terapeuta me dijo que esa fantasía no tenía nada de original.

Me gustó leerte, así y sea a tanto destiempo.

Un abrazo.

Dragon Ecu