Póker de ases

Un tanto alienados, los sentidos juegan un rol crucial en el momento de una elección, como la toma de una decisión.
La mente busca un argumento útil que funcione como catalizador, que movilice los sentidos en función del desarrollo de diferentes instintos, que colaboren en la toma de disposiciones, que a corto plazo, podrían ser concluyentes para desarrollar un efecto que derive del engranaje que movilizan los censores identificativos de la situación en tema.
Al mismo tiempo deriva coacciones, que una vez tercerizadas, fueren desechables al momento de la toma decisiva.
La mente será certera en las tendencias subsiguientes, pues no debe dar indicio de debilidad.
Invita al aparato ocular a una misión gestual, a generar diferentes parpadeos, en función de despistar.
La mente humedece las manos, gesticula, programa una serie de corrientes gesticulares, para despistar.
Invita sutilmente a que las demás mentes, jueguen su juego.
Revierte el contexto simulativo, no obstante palpita internamente su afán de perceptivo de la proyección.
La mente sabe que las otras mentes, se están jugando enteras, solo agazapa sus osadas sensibilidades, se somete a un estado onírico, exhibe sus debilidades vilmente, da esperanza, vampiriza, aturde y somete a las otras mentes.
Por fin ostenta su juego, llevándolo a un estado de megalomanía.
Segmentado por su inmejorable temporalidad, extermina a los oponentes, de un solo golpe, seguidamente presenta su pictórico Póker de ases a la mesa, y gana la partida.