Porfía

Porfía

Que no nos falte el Amor
untado de vaselina
ni tampoco un tal Señor
con la María Cristina;

tampoco falte el pudor
que la Conciencia conmina
aunque nos cause el dolor
que provoca toda espina;

unos rezos al Pastor
para calmar nuestras ansias
y pecados de orador,
confesando su ignorancia

una larga penitencia
con lágrimas de tristeza
y sonrisas de alegria
por la absolución Divina;

y una extensa letanía
plagada de contrición,
la burbuja de un jabón
que se esfumó como nada.

Cheros, septiembre del 2019.

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Así van y vienen, las palabras del creyente. Una ostia los mantiene, en el sendero de sus mentes, pensando en los perdones, que luego dejan y olvidan para siempre. Me dejó esta reflexión tu composición... Muchas gracias Cheros. Un abrazo.