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.:.Precious.:.

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por †•Luciand•†, 23 de Agosto de 2006. Respuestas: 1 | Visitas: 735

  1. †•Luciand•†

    †•Luciand•† Poeta recién llegado

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    PRECIOUS




    Precious and fragile things
    Need special handling
    My God what have we done to You?
    Precious, DEPECHE MODE​




    Mi querido Graeme, hoy estás precioso.
    ¿Lo sabes? Mira la ventana. Se dobla de forma muy sonora a la altura del Sol. Me recuerda a alguno de tus cuadros. Esas cacofonías solitarias que emergen de tus dedos cuando les da la real gana, como si finalmente fueras a explotar con un orgasmo comedido de arrastre artístico. Lo tuyo es arte, intenta negarlo. ¡Verdadero arte! Si no te maquillaras emulando uno de esos cuadros de Picasso de narices cortadas y labios a la altura de los ojos, se diría que eres un muchacho corriente. ¿Eso no te gusta? Sabes que la gente más corriente acaba siendo el peor engendro.
    Una monstruosidad de arte. Como lo tuyo. Sí, intenta negarlo.
    __________​


    La tintura del opio es una medicina legal en toda regla. Muy efectiva. Una antigua cascada de láudano y vino muy socorrida que forma parte activa en mi botiquín de los primeros auxilios. Es una manera eficaz y barata de lograr una ascensión espiritual. Conozco el cuchitril más perfecto que existe en Londres para comprar buena tintura de opio. Dicen que adormece... ¿y no es eso lo que buscamos? ¿Algo que nos empuje a cerrar los ojos? Creo que ya hemos visto demasiados desaires del vacío como para obligarnos a nosotros mismos a ser videntes.
    ¿Tú no lo eres?... ¿O lo eras? Al menos tus cuadros tienen algo de vidente. Una mirada de apreciación que emerge del collage. Los ojos amarillos sí que parecen tocar la Eternidad.
    En eso te envidio, Graeme. Consigues que lo más feo sea precioso.
    Y sin embargo nunca has querido probar mi opio. «Prefiero el hachís», me dices siempre con tu cabecita de niño enfermo rasurada al cero, mirando esas fotos tan horrendas que te haces en el fotomatón con tus otros amigos del perform. Me acuerdo de uno que se disfrazaba de griego, o hindú o paquistaní —¿o era de humano con forma de paquistaní?—... el hecho es que sus dos ojos se derretían bajo el maquillaje. Y no dejaba de ser alguien creíble.
    «Prefiero el hachís», me repites. Es una mala elección. Allá tú. Yo no tengo que preocuparme de la mierda que se tragan tus dos sensuales labios. Cosas peores has probado, bien lo sé yo. ¿Cómo haces, entonces, para parecerte tanto a un bendito ángel prostituído y precioso?
    —Me veo en un futuro engullendo con violencia tu hachís sobrante. ¿Me crecerá el pelo?—
    __________​


    Parecemos dos cerdos horripilando a los niños. Es muy gracioso. Si la ventana se dobla, el cielo se excita y tu cuadro es de esa manera tan amorfa sin duda responde a nuestra naturaleza de artistas. Mira si es feo el puerco que acabas de dibujar que su boca se parece a la mía, sus ojos se mueven como los míos y su olor dulzón compite con el de mi piel... ¿Me acabas de retratar?
    Menuda coincidencia más preciosa.
    ... Eres un bastardo, Graeme. Tu cerdo es más guapo que yo.
    __________​


    No creas que la Eternidad es algo fácil. ¿Qué podríamos hacer para contentarla? ¿Deberíamos hacerlo todo a la manera de los feos, rajarnos la piel para demostrar que estamos por encima del dolor? No te saques el ojo nunca, Graeme. Un artista es precioso con sus dos ojos. La mente es un buen objetivo, Graeme. Y nuestros nombres... esos sí que son los verdaderos entes condenados a la especulación del cambio.
    ¿Sabes? A mí no me importaría que la Eternidad se escapase. Ni que se derritiese. ¿No te parece que ahora hay muchas copias tuyas? Yo camino por la calle y puedo ver a uno de tus cerdos, a una de tus bocas deformes, una de tus muecas bien cansadas. Eso no es Eterno...; eso es una Realidad. No quiero que vayan de la mano... Tú existes y no eres real, ¿verdad?
    Algo tan precioso no puede ser real. Tiene que ser algo demasiado premeditado.
    Yo creo que tu eres Eterno.
    __________​


    El silencio es el ruido del mundo.
    Un instante alargado a la voluntad de las cacofonías universales.
    ¿No me contestas? Supongo que debes de seguir maquillándote. Pues tu silencio no es un ruido, es una melodía, un sucedáneo entre la cultura pop, la goth y lo clásico de los 80. Sí, tu silencio tiene un deje sinfónico y nada obsoleto. Podría disfrutar de él por toda la noche, si tuviera opio que soportase mis desmanes humanos durante tantas horas —no hay alucinación posible que solape este engaño al que me tengo acostumbrado—. Podrías ser mi psicólogo particular, Graeme. Un precioso antiprofesional que fusionara el hachís con el erotismo más estético. Un espectáculo de mímica voraz y atroz. Sabes que para mí eres precioso... Te comería a bocados muy despacio, saboreando hasta el último tendón de tu carne enferma. Pero como me tienes acostumbrado a la mendicidad... tuve que masticar alguno de tus cuadros.
    En silencio, por supuesto. El opio no me dejaba gritar.
    Recordé cuál era el mecanismo del llanto porque una de tus caras sabía a sal. También me la comí. Me inventé tres Pecados Capitales más mientras lo hacía: Caridad, Ambición y Arte para los Dramas.
    __________​


    Mi querido Graeme, hoy estás más pálido de lo normal.
    ¿No lo sabes? Mira, ¿ves ese desierto? Es de color rosa y la luna es blanca. ¿No te parece que ambas creaciones deberían intercambiar sus matices? El artista del color eres tú, lo reconozco; yo podría otorgar al final de los hombres cualquier color excepto el negro. El negro lo reservaría para ocasiones mucho más importantes. Hemos crecido en una modernidad que sobreestima los colores apagados, ¿no te parece? El rosa y el blanco son ideales para un desierto. ¿Por qué no? Existen pero no son reales... Y mientras existan pueden ser eternos.
    ¿Qué me dices tú? Te veo tan ausente que empiezo a pensar que el hachís te satisface más que yo —eso alcanzaría una sonoridad patética a la altura de todo lo demás—. Eres como un espantapájaros destinado a intimidar a japoneses hipócritas. Debería caérseles la cara de vergüenza; no saben apreciar algo tan precioso y tan frágil.
    Porque tú eres frágil. Mira las telarañas que se extienden por las cortinas a punto de desgarrarse y dejar sin creación a su araña.
    Así eres tú, Graeme. No permitiremos que tu ingenio se quede sin cuerpo.
    __________​


    «Prefiero el hachís». Ya lo he oído.
    Y yo prefiero una nube blanca a una gris. ¿Y qué? Las jodidas nubes no me matarán. El opio tampoco. La Eternidad nos seguirá rehuyendo, como viene siendo costumbre en su monociclo. ¿Tu crees que la sociedad perruna es la encargada de ensuciar su nombre?... ¡Qué vas a saberlo! Si tu no eres sociedad, tú eres algo precioso. Los cerdos y los japoneses tendrán que esperar.
    Tu dominio es el click de una foto. Un cliché de un daguerrotipo moderno con cara pintada.
    Ahora mira el cielo. ¿No te parece que cobran protagonismo los amarillos? Tal vez sea que soy daltónico pero tu cara se me antoja, necrológicamente, como un cristal transparente y casi puedo vislumbrar tu corazón bombeando los aceites contaminados... ¡Dioses, Graeme! Tu sangre es demasiado impura. «Adoro el hachís». No me extraña.
    Eres tan frágil como una de tus pinturas bajo la lluvia. Ese orgasmo de arrastre.
    No te vale con ser lo más precioso que he visto en mi vida; también quieres convertirte en una de esas divas al alcance de otros. Pues muy bien. Sigue así. Me da igual. Fúmate el cosmos entero. No tengo por qué cargar con la mierda que tú sólo te ventilas... Eso... A eso se le llama adicción, Graeme.
    A saber qué te han hecho los otros... o tú mismo... o tu preciosidad.
    ¿No me respondes? Mira al cielo... Eternidad. Seguro que dentro de poco nos engulle.




    A Trojan









    Luciand​
     
    #1
  2. Ciela

    Ciela Poeta veterano en el portal

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    Sustanciosa esta reflexión tuya seccionada. Y no precisamente por la mención de sustancias alucinógenas. Es tu manera de mirar, paradójicamente oscura y clara.

    Un abrazo desde Buenos Aires.
     
    #2

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