Prueba del aplicativo.

Mi hermano y yo sentados en un tronco de un viejo árbol caído, no por lo viejo, sino por el sonido que lo ha partido, un sonido estridente, un sonido bestial, un sonido mortal, el sonido de un misil aire – tierra bajar; es normal escucharlos por aquí, es tan normal como ir a el mercado a comprar las pocas cosas para el desayuno tomar. Anoche, un avión pasaba una y otra vez sobre el techo de nuestra casa, se escuchan disparos como gotas de lluvias, se oían gritos como lamentos de muerte.

Mis ojos y mis oídos tapados para omitir lo que allá afuera se padecía, los hombres corren de un lado a otro, sus voces son tan parecidas que pienso que solo hay uno, donde hay más de un centenar, un centenar luchando a bala de fusil AK-47, luchando por una guerra santa, por una guerra en cual el territorio es lo único que vale…mis ojos quieren abrirse, mi ganas de huir de allí son tan inmensas que a la voz del más mínimo ruido dentro de casa correré. Mi hermano y yo nos abrazamos para darnos fuerza y voluntad, callamos los ruidos de la calle y sosegamos las balas que fusilan el viento.

Es de mañana y nuestros ojos cansados se levantan, se abren para divisar lo crudo y duro que fue la noche, esa noche donde la muerte rondaba con su guadaña decapitando las almas que se atravesaban a su paso; desde hombres en tanques blindados hasta niños corriendo detrás de una pelota.

Hoy estamos aquí mirando con desazón el paisaje que dejo la destrucción, mi hermano me pregunta un por qué, yo no sé qué responderle, solo le diré que simplemente se aferre a mi mano y observe cuan ignorante es el mundo terrenal, cuan estúpida es la razón humana; unos derraman su sangre para quedar siempre en olvido, unos corren y otros gritan. Hermano mío, no quiero que seas un cobarde pero tampoco quiero que seas un mártir, solo quiero que te dediques a proclamar el bien por donde quiera que vayas, se un hombre del pueblo, un hombre humilde, no te pido que calles como un cobarde pero tampoco quiero que grites como un anarquista.

Mira a tu alrededor, observa y pregúntate ¿Qué sentido tiene todo esto? ¿Qué motivo hay para degollarnos y fusilarnos entre nosotros mismo? ¿Quién promueve tanta barbarie y tanta estupidez? Es cosa para no terminar mi hermano querido. Nuestro lugar de hábitat creemos que se acaba por las balas y los cuchillos bien afilados, no mi hermano, no se acaba por eso, se acaba por la ignorancia de nuestro pueblo, esa ignorancia que siempre está presente en nuestras mentes, ojala algún día nuestros hermanos entraran en nuestros cuerpos y captaran por solo un instante lo cruel que es vivir detrás de un muro, detrás de una cárcel, una cárcel que construimos nosotros mismos a lo largo del tiempo, teniendo la firme convicción que sería nuestro hogar, ese al cual llegaríamos para descansar después de una larga y divina jornada laboral, sembrando maíz y alimentando al ganado; no construyendo elitismo ni religiones carentes de sentido, ahora estamos encerrados detrás de cuatro paredes llenas de agujeros de balas, agujeros que el sol penetra como lo hace el dinero en nuestros bolsillos; hoy mi hermano te digo que seas libre como el viento, que crezcas en la abundancia de la sabiduría humilde, que utilices tu mente para estirar y cargar un bebe vivo y lleno de salud no un niño muerto o moribundo lleno de polvo de cemento porque ha caído un misil en alguna edificación, quiero que seas ignorante en lo que no es conveniente, pero sé que te preguntaras ¿Qué es conveniente? Pues entonces te diré, cierra tus ojos y veras lo que tu interior te mostrará, no serán estas ruinas, no serán estos cadáveres que yacen tendidos en la calle, no será la lagrima de una madre enterrando a su hijo, no serán estas políticas que se jactan de bienaventuradas donde sencillamente son las culpables de cada bala que sale de un arma, no será la violencia mi querido hermano.

Ahora toma mi mano que te llevaré a un viaje alrededor de nuestra tierra, te mostraré que no somos los únicos que estamos en esta situación, ¡cierra tus ojos y volemos!. Observa, este pequeño planeta que ves rodeado de agua, ésta es nuestra casa, llena de agua, un agua que se acaba poco a poco, aún no hemos dimensionado que somos un planeta limitado; para que entiendas un poco haré una analogía; un vaso es un recipiente finito con un inicio y un fin, le vertimos agua hasta llegar al tope máximo, luego poco a poco vamos consumiéndola hasta que llega a su final; es igual con nuestro planeta, ahora lo entiendes? Sigamos, observa allí! Es un pedazo de tierra cualquiera como los demás, allí vivimos, allí moriremos, es allí donde quiero que observes bien, porque es allí donde está la perdición y la ignorancia. Mira esta ciudad, se alumbra con su gente moderna, se autoretratan como deteniendo en tiempo, sonríen como si de alegría se tratase, mientras hay pueblos muriendo lentamente, como el nuestro; mira como ríen, les importa absolutamente nada lo que ocurre con ser que es igual a ellos, no pienses que tienen suerte por esa risa momentánea mi hermano, ellos están allí <<disfrutando de lo bueno de la vida>> mientras otros lloran a sus raíces. No logro imaginar, no logro adentrarme en ellos y sentir que es lo bueno que sienten, toco mi pecho sintiendo el de ellos y palpo su latir asustado, asustado por lo que tú y yo a diario vivimos; en sus teléfonos encontraran la solución, es su biblia, su coran, su fe, su todo; ojala solo existiera el papel y el lápiz para así plasmar lo que en realidad nuestras mentes sienten y expresan.