¿Qué es el amor?

¿Qué es el amor? Me preguntaba un domingo a la tarde mientras veía una puesta de sol, sí, como esas que te gustaban, y mis lágrimas caían por mis mejillas. Por piedad alguien que me diga ¿Qué mierda es el amor?

En base a mi experiencia descubrí que el amor es eso que te deja un martes en la noche mientras llegas del trabajo muy cansado y te recibe diciéndote, CREO QUE NUNCA TE AMÉ, el amor eso que el mismo martes en la mañana me decía TE EXTRAÑO Y TE AMO, ese mismo martes en la tarde haciendo planes para el fin de semana, TENEMOS QUE IR, ME ENCANTA LA IDEA, entonces ¿eso es el amor?

¿Qué es el amor? Me preguntaba un domingo a la tarde mientras sentía que me desangraba por dentro, pero nadie veía esa herida. ¿¡Bunbury puedes callarte un momento!? es la décima vez que suena El Rescate, pero no puede escucharme, no me hace caso. ¡Ey! Se conectó está en línea, ¿y si me escribe? ¿y si dice que me ama y que quiere regresar? Pero no, eso no pasa, se desconectó… ¡Ey! Está en línea otra vez, ¿y si esta vez si me escribe? Pero vuelve a salir, puso un estado, QUIERO A ALGUIEN CON QUIEN PUEDA CONOCER PUEBLITOS Y TENER CHARLAS PROFUNDAS, ¿qué? Pero cuantos paseos no dimos por varios lugares, los mismos que publicaste cada día, cada foto, cada momento, donde tantas fotos nos tomamos una y otra vez. ¿Charlas profundas? ¿Me estás jodiendo vos? Cuantas noches nos desvelamos contándonos nuestros miedos, nuestras inseguridades, nuestros planes, nuestros deseos, lo que vivimos, lo que hicimos, que opinamos al respecto, sin juzgar al otro, solo escuchar, cuantas noches no derramamos lágrimas, gritos, lloros, escuchando la historia del otro, de como nos sentimos, de que sentimos, mostrando nuestro lado más oscuro y abrazándonos esa noche, Pink Floyd ¿recuerdas? No lo haces, supongo que nunca lo hiciste. Lo peor de todo cuanto reímos, cuantas noches, días, horas, minutos, segundos, cuanto reímos mi amor, ¿ya no lo recuerdas? Cuanto me hiciste reír, ¿recuerdas ese poema que tanto me gustaba de esa autora que vos ignorabas? SOLO VALE LA PENA SI TE HACE REÍR y ahora solo subes estados tan raros ¿a quién? ¿por qué? ¿alguien más te hace reír? ya es de noche y cada vez tengo más preguntas que respuestas.

¿Qué es el amor? Me pregunto cada minuto del día, tantos los buscan y a la vez tantos lo temen. Amigo para un poco loco, ¿no te das cuenta que es el vigésimo mensaje que le mandas en la semana a esa chica? ¿sabes cuántos le deben decir cada día lo linda que es? ¿qué pretendes que entre tanto chico seas el que ella busca? Quizá ni busca chicos y solo quiere subir fotos al azar, pero no, mi amigo no me hace caso, está tan enloquecido por una chica que ni sabe de su existencia, la imagina, la desea, la admira, la sigue, la vuelve a ver, la sueña, la dibuja, habla de ella y jamás se han dirigido la palabra, todo lo que le digo es en vano, porque para él, esa chica es el amor de su vida, ¡Ey! ¿Y si es una inteligencia artificial esa chica? ¡qué va! Esta… ¿enamorado? ¿eso es el amor? Obsesionarte con alguien, verlo, seguirlo, buscarlo, ay mi amor, aún recuerdo cuanto me buscabas, cuantas cosas hacías para verme 10 minutos, siempre decías que estarías para mí, cuanto hiciste por tenerme ¿y ahora? Parece que ni existo para vos.

¿Qué es el amor? Me pregunto un lunes a la madrugada mientras Bunbury sigue repitiendo “DEVUÉLVEME EL AMOR QUE ME ARREBATASTE O ENTRÉGASELO LO MISMO ME DA” ¿cómo me puede dar lo mismo Bunbury? ¿cómo hago para no pensarla, llorarla, escribirla, dibujarla? ¿cómo me va a dar igual si está con otro? Giro mi cabeza y veo tu último regalo, tu muñeco de Bunbury, lo odio y lo amo a la vez, lo odio porque me lo diste días antes de marcharte y lo amo porque es tuyo, ¿y si el amor es eso que te deja tan destrozado y con ganas de morir? Porque eso es lo único que siento ahora ganas de morir y que te culpen a vos, que vayas a la cárcel, como no morir lentamente cuando escuché esas 5 palabras que tanto me duelen y tanto me hacen llorar, CREO QUE NUNCA TE AMÉ.

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De cierto recuerdo unas sensaciones especiales las pocas veces que fui con la furgoneta de la fábrica del padre del señor Borrás. Unas sensaciones como de videncia del futuro, como si todo estuviera a punto de pasar, como si nada hubiera pasado todavía. ¡Pobre Sr. Borrás, el hijo que conducía la furgoneta!
Todo era de principio tan tan maravilloso, nuestra fuerza de centauros y la maravilla de la vida, toda delante y resplandeciente, nosotros aves o pájaros que descansaban a la sombra en las ramas de los árboles. Pero había una especie de goma negra pegajosa y vil en esas ramas. Y el señor Borrás hijo quedó cogido en esa goma y después que decidiera irse a Oriente en busca del secreto de la eterna felicidad, en busca de la sustancia de la eterna juventud.
Mi amor bendito y yo acostumbramos a ir a comer matambre a un restaurante cerquita cerquita de la iglesia a donde hicimos el responso por las cenizas del Sr. Borrás hijo, el que conducía la furgoneta Saba amarilla de la fábrica de su padre. Su melena estufada de hombre mediterráneo.
Más tarde todo explosionó, es decir, se fue al carajo, y vos Sr. Sánchez quedasteis cogido también en la goma pegajosa y negra para cazar aves. Tú el más hermoso del grupo, aquel porque el que discutían las mujeres, el de un más brillante porvenir.
Ni saberse puede pues en la realidad actual de vuestra vida, el recuerdo de todos los lugares donde hayáis vivido, los apuros de dinero que hayáis podido pasar, las ropas que usasteis, de qué os habréis alimentado. las miles de personas que conocisteis, siempre de un lugar a otro como un fugitivo en un piélago circular del otro lado del mar.
Yo hui también, pero a otro lugar más lejano, impensable, a un finisterre que me hiciera olvidar y escapar de la goma negra que había en las ramas de los árboles. Eso fue mi salvación, pero al alto precio de una vida.
Ya ve usted Sr. Sánchez, todo quedó allá en el sostre de la casa grande de tu abuelo en Son Españolet, allí quedó el canterano lleno de agujas, el caballito de madera que parecía sonreír, su vaivén curioso y eterno, parece que aún se mueve, esperando.
Olvídate, pues de charlas profundas o superficiales, todas mis palabras quedaron usadas y retorcidas, todo lo que tenía que decir y decirte, quedó estampado contra la realidad brutal de una literatura, de una simple afición por la escritura. Improductivo, por otra parte. A lo mejor pues no serán posible aquellas charlas, o solo podamos ir a can madrás a tomar unas cervezas, para recuperar el gusto y saber de la vida.

Nos vemos Juan José. Saludos a Charly Echebarria que terminara de fabricar su barco, y al Sr. Mario González, gran robador de novias, su gusto por el Jazz siempre le impidió terminar bien el retrato de su madre, y al Sr, Porcel Figueroa, colega mío, pero que supo hacer mejor las cosas, y al Sr, Juanra Medina, otro hombre con la cabeza en sus hombros, y, en fin, a nuestro común amigo J. Quetglas, amado de todo el mundo. Ah sí, y al gran Ferdinando Gonzalez, actor y cantautor.