¿Qué hacemos?

¿QUÉ HACEMOS?

Los inmensos espacios oceánicos
son vía de transporte universales,
diversos y pesados materiales
viajan en los buques trasatlánticos.
En ciudades flotantes se aventuran
los viajeros de lujo que disfrutan
de placeres sutiles y fantásticos.

Son viveros de especies los océanos,
pueden alimentar al mundo entero
si se cuida la pesca con esmero
evitando ponzoñas en sus piélagos.
La sobre explotación los perjudica,
la contaminación mata su vida,
son muchos los avisos de los présagos.

Los peligros acechan terroríficos
si su masa remueve la tormenta,
los naufragios y víctimas sin cuenta
pueden ocasionar momentos críticos.
Los tsunamis lanzados a la tierra
desvastan los lugares, son problemas
de imprevisibles movimientos sísmicos.

La actuación del humano, tan frenética
pone en peligro nuestra subsistencia,
no tenemos medida ni paciencia.
Es una actividad esquizofrénica
explotando reservas naturales
de subsuelos, de tierras y de mares
que ofrecen sus riquezas más espléndidas.

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Siempre es agradable tu visita y me deja complacido tu grato comentario.

 

Gracias, Alfonso, celebro que concuerdes con lo expuesto y desde luego que hemos de seguir denunciando en nuestros poemas todo lo que nos molesta del comportamiento humano en general y de nuestra tierra es un elemento principal para nuestra supervivencia.

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En efecto es como dices, amigo Tronk, por ello debemos insistir denunciando tales tropelías.

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Esa es la certera respuesta, celebro hayas concordado con lo expuesto en mi poema.

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Celebro que te hayas detenido en este poema y te haya agradado tanto el tema como el desarrollo del mismo.

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En efecto, bien lo señalo al final, bien de acuerdo en que debemos insistir en estas denuncias.

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Estimado Poeta y amigo Maramin: Gracias por publicar este gran poema, portador de un mensaje cierto, noble y necesario. La ignorancia y terquedad humana es persistente; los miles de años de "civilización" no bastan para frenar acciones obviamente perniciosas. Los animales (incluso, los empetrolados, con sus conmovedoras limitaciones), sí que son ecológicos; nunca fuerzan ni contaminan la cadena de la vida, de ellos todos deberíamos tomar el ejemplo.

¡Un fuerte y cálido abrazo!

Ariel.

 

Así es, amigo Ariel, los animales se guín por el instinto de supervivencia y viven de acuerdo con las normas que les ha impuesto su genética mientras que el ser humano se guía por sus ambiciones.

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