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Tema en 'Prosa: Cómicos' comenzado por pablo7972, 13 de Julio de 2012. Respuestas: 10 | Visitas: 1798

  1. pablo7972

    pablo7972 Poeta que considera el portal su segunda casa

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    Entré rápidamente acuciado por los noticieros de la crisis que desde el día anterior, como una esposa de lustros, encendían mis dulces sueños al punto de no poder despegar mis vidriosos ojos de la penumbra de las farolas en la calle. Irrumpí en la macilenta habitación como si el diablo hincara su tridente en la penúltima hernia discal, diagnosticada tan sólo unos días antes. Justo después de haber terminado aquel trabajillo extra para las tardes, en una empresa de mudanzas de escasa reputación y nombre todavía más artero.

    Entré recordando cómo, días atrás, me descojonaba cuando, escaleras arriba, en la 3ª o 4ª planta, el piano de turno empezaba a tocar solo. Y no eran sino los bandazos que mi compañero de trabajo, un joven rumano que ni papa de español hablaba, le regalaba a tan noble instrumento; contra las cornisillas del techo, contra los rodapiés, contra mis tobillos. Cómo el día en que levantamos el revoco y parte de la baranda de la escalera. El pasamanos, libre de apoyo, había atizado sabiamente las últimas teclas, rompiendo sus anclajes y cayendo las varias plantas por el tirillo de la escalera. Je, je... Aquello ya era historia.

    - Vaya oficina del carajo - pensé en mis adentros - Ni un teléfono, oye - La camisa de aquel hombre, a cuadros, como la mía, presagiaba tortuosas visitas de cuando en cuando a los almacenes del baratillo, donde, lastimosamente, seguro que nos habríamos cruzado más de una vez.

    - Buenas tardes, vengo por lo del anuncio - mi voz era seca, como si alardeara de desempeñar un papel hecho a la medida para un actor de relustre. No era el caso, pero, claro, comparado con aquel personajillo, con bigote arrugado, gafas sucias, piel astrosa, ufff...

    - Lo mismo le deseo. Y en cuanto a lo que usted busca, no se preocupe. Que ha llegado al lugar indicado. - Me espetó mi interlocutor. Seguro que tenía un papel debajo del portafolios, a la derecha de una grosera y anticuada calculadora con papel continuo. Sí, seguro que acababa de leer su frase aquel mal apuntador. - Siéntese, siéntese.

    - ¿Cómo no? - Pensaba yo, si me han de dar por donde todo sale, por lo menos no ponérselo fácil. Ni siquiera había sillas para dos. Sólo una especie de diván, totalmente extemporáneo y medianamente usado.

    El rechinar de los muelles me detrajo rápidamente a las dos tumbonas de playa que había ¿sustraído? el septiembre anterior junto al los contenedores de mi calle.

    - A ver si terminamos prontito que me están esperando - l
    e solté yo a aquel hombre, ya arrepentido de haber traspasado los umbrales de la mediocridad más desconocida, incluso para mis modestas costumbres.

    El hombre del bigote se rió profusamente. No de mi comentario. Creo que llanamente se rió de mí. El muy "artista" sabía lo que se cocía en mi horno. ¡Claro que no me esperaba nadie! Se lo decían las manchas de mi absurda camisa a cuadros.

    - Claro, claro. Vayamos por partes. Seguramente le han hablado de nosotros. Nuestro lema es muy sencillo. Nosotros multiplicamos por 1,000 sus ingresos en una sola consulta. Pero debe anticiparnos el precio de ésta. Cobramos al contado. Somos muy económicos. 500 euros en metálico. - A la par sacó del único cajón (yo creo que directamente estaba en el suelo) una pequeña caja de caudales, que al abrirla, se mostró vacía ante mis ojos.

    - ¡Que suerte, soy el primero del día! - Exclamé sardónico.

    Pensé que le daba algo a aquel hombre. No sólo se le subieron los colores, sino que empezó a estornudar y toser rabiosamente:

    - Me ha cogido el frío anoche, ¿sabe? - Consiguió articular entre aquella amalgama de risotadas y chasquidos de su garganta.

    En mi interior ya no cabía ni el hilo con que mi madre zurcía los viejos calcetines de la escuela. ¡Debía de ser su primer cliente del año! ¡Cuánto honor!

    Deseé regresar a la maltrecha empresa de mudanzas por las tardes, a las lumbalgias y las hernias discales, a los cigarrillos fumados hasta comerme la boquilla... ¿dónde me había metido?

    - ¡Ja, ja, ja, Ja JO Jo Jo!

    - Pero hombre, ¿usted no estaba tosiendo? - Le acribillé, alucinando ante la falta de respeto absoluta hacia mi necedad humana, casi estolidez.

    - No, hombre, no, estoy expectorando. ¡Muy mala noche, muy mal frío esta noche, frío glacial! - Garboso vocabulario para reírse nuevamente de mí.

    -Bueno, vayamos al asunto. Tenga 500 euros. Van en billetes de 5 porque... porque estaban repartidos por casa... Bueno, es igual. Estírelos un poco que ese fajo no sabía dónde meterlo y...

    - Tranquilo, amigo. ¡Todo en orden! - Se aplicó dos dedos a los labios y, a la par que guardaba los ajados billetes en la caja de caudales, largó un silbido tan estentóreo que casi me despierta de esa pesadilla malograda y maloliente. ¡Ojalá fuera así!

    Rápidamente, corriendo llegó un zagalo menudo y ¡menudo zagalo! Instintivamente recordé aquel título de un telefilme "Coge el dinero y corre". Visto y no visto. Sin mediar palabra entre ellos, desapareció por la puerta tal cual había entrado. Con mi dinero, claro.

    Busqué un cigarrillo a tientas, como un ciego sin cayado. Sólo me quedaban apenas dos colillas apagadas a tres cuartos. El hombre me miró y sonrió.

    - No se preocupe, amigo. Usted ha cumplido y ahora me toca a mí. Quiero decir... a nosotros - se corrigió - Esto no es ilusionismo. Es la matemática, Einstein ¿sabe? Pitágoras ¿sabe?

    - ¿Qué sabrás tú quién fue Pitágoras, si seguro que le calculas como hermano de Hipotenusa, como mínimo? - Me reí para mis adentros, mientras mostraba mis amarillos dientes a aquella alimaña con formas humanas.

    - Esto es una calculadora, amigo, fiable, muy fiable. - Me sorprendió la delicadeza y sabiondez de mi interlocutor. Leí la marca de la calculadora, Casié. Querría reírme, pero la situación requería toda mi escasa inteligencia en ejecución. - Y lo que tengo aquí en mi sién es un cuerno, y en la otra sien, otro cuerno - Pensé yo, casi despreocupado, entregando la toalla ante mi despejada miseria.

    - Dígame, amigo afortunado, ¿cuánto gana usted? No necesito una copia compulsada de su nómina. Ya ve, la simple matemática nos dará la verdad y usted ganará, como dice mi cartel ahí fuera, 1,000 veces más. -La voz de aquel hombre se tornaba gruesa como si realmente se creyese un prestidigitador de los números, de mis números.

    - Pues... - aún me daba reparo reconocer que no llegaba ni a los 1000 euros. - 857 euros, sin pagas extraordinarias y sin vacaciones... - Titubeé yo, casi con un hilillo de voz.

    - Exacto, amigo. 857 euros - Tecleó rápidamente en su maxi calculadora de los chinos, apareciendo los azulados dígitos en groso casi relieve en aquella pantallita minúscula frente a la enorme carcasa que envolvía el resto del aparataje. Volteó hacia mí aquel ábaco del infierno, para evitar (pensé yo) cualquier manipulación.

    - Y ahora, amigo, verá usted en esta pantalla que mañana va a cobrar exactamente 1,000 veces más, sólo por la acción de la matemática. Y con mi mediación, claro.

    La pantalla parpadeante marcaba mi risible miseria. 857.
    Comenzó a pulsar las inmensas teclas.

    La X
    El 1
    La coma (¿la coma?)
    El 0
    ¿Pero... la coma?
    El 0
    ¿Pero... no se habrá equivocado... Pero, no tendrá que marcar el punto...
    El 0

    Mis ojos como vías lácteas de fulgor, como pequeños Etnas repararon en aquella tecla. El sudor de las manos de aquel bigotudo personaje se había parapetado encima de las teclas, ocultando de hediondez la práctica total de los carácteres, casi rúnicos en mi desvarío, en la x, en el 1, en el cero, en la coma...

    Pero aquella tecla, el punto, límpida como mi paga del mes, como la última nónima de la empresa de mudanzas después de romper el piano de la condesa, como los complementos de productividad en mi jornada matinal como ordenanza del banco. Límpida tecla, el punto se reía de mí, el punto al final del túnel creí ver.

    - Ja, ja, ja, ja, ja... Ja, ja, ja ja ja


    Pulsó la última tecla. - Igual a..., amigo, a...

    857,000 euros.
     
    #1
    Última modificación: 13 de Julio de 2012
  2. Ricardo Linares

    Ricardo Linares Invitado

    jajaja, vaya tomadura de pelo, al menos no se equivocaba habían tres ceros, pero sin punto, buena historia amigo, se me han quitado las ganas de pedir trabajo, jajajaja. gracias por compartirlo, buen trabajo, abrazos y estrellas.
     
    #2
  3. PINCOYA

    PINCOYA Exp..

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    JAJAJJAJAJJAJAJJAJAJAJAJAJJAJ, GRACIAS POR COMPARTIRLO, NECESITABA
    REÍR HOY, Y TU LO HAS LOGRADO GRACIAS POR ESO,
    ¡¡¡EXTRAORDINARIOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!

    Saludos compañero y un abrazo grandote
    Pincoya
     
    #3
  4. Glendalis Lugo

    Glendalis Lugo Poeta veterano en el portal

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    jaaj muy bueno tu relato me gusto como la narraste y el personaje y todo fue grato leerte saludos
     
    #4
  5. pablo7972

    pablo7972 Poeta que considera el portal su segunda casa

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    Gracias Nati, Aprendiz y Maripolis (Glendalis) por leer esta primera incursión en la prosa. Espero que se haya entendido el final, que sí, que han multiplicado sus ingresos por 1,000 en solo 5 minutos. Cuidado con esas calculadoras "casié" que tienen más teclas de las debidas y ¡vaya lío me he hecho hasta yo con el punto y la coma!
    Bueno, que el desdichado salió como entró, pero nadie le engañó, que le multiplicaron efectivamente su sueldo por 1,000 veces. ¡Habelos hailos!
     
    #5
  6. cesarfco.cd

    cesarfco.cd Corrector Corrector/a

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    Le jugaron un abroma con su esperanza...

    Como para infartarse.

    Interesantes líneas Pablo. Gracias por compartirlas.

    Saludos.
     
    #6
  7. pablo7972

    pablo7972 Poeta que considera el portal su segunda casa

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    Gracias, César. Espero haber sacado alguna sonrisa, ya no una risa, que es lo más difícil de todo
     
    #7
  8. Bashiro

    Bashiro Poeta recién llegado

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    Jajajajjaja muy bueno amigo, ya me imaginaba el final pero fue divertido ir descubriendolo al leer
     
    #8
  9. pablo7972

    pablo7972 Poeta que considera el portal su segunda casa

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    9 de Mayo de 2012
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    Gracias, colega Bashiro. Yo creo que aunque hubiera multiplicado por 1.000 y no por 1,000 no le hubieran dado el dinero, ¿verdad? Total, ya habían cumplido su lema, habrían multiplicado su sueldo, je, je
     
    #9
  10. MARIANNE

    MARIANNE MARIAN GONZALES - CORAZÓN DE LOBA

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    hahahahahah la que me parió y yo pensaba ser millonaria hahahahaa besos
     
    #10
  11. pablo7972

    pablo7972 Poeta que considera el portal su segunda casa

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    Te envío algunos de los tuyos de regreso, no quiero ser acaparador único de tus besos, deben ser compartidos. :::blush:::
     
    #11

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