Quinientos pasos hacia el abismo

Quinientos pasos, dijo el reloj que nunca miente, pero que siempre duda. Quinientos pasos hacia ese borde que no sabe si es final o preludio, si es caída o vuelo. Te lo advertí, susurró la voz en la esquina del pensamiento, esa que siempre se parece al eco de los trenes que no tomamos. Pero aquí estás, contando las piedras, las grietas, las pausas entre cada latido que ya no sabes si son tuyos o de la tierra que se abre bajo tus pies.

El abismo no espera, el abismo observa. Tiene ojos de sombra y boca de viento que devora las palabras antes de que puedan salvarte. Lo sabes, lo sentimos todos cuando caminamos demasiado cerca de los bordes que no vemos pero intuimos, como un aroma quemado en la esquina del alma. Y sigues, porque retroceder sería admitir que el miedo tiene nombre, y nadie quiere bautizar sus propios monstruos.

Entonces, una palabra. Apenas un susurro, un hilo de aire que se niega a ser silencio: vida. No la que se toma como café frío en la prisa, no la que se esconde en los relojes o los calendarios. Vida como salto, como luz que atraviesa el hueco negro y lo llena de soles. Vida que toma quinientos pasos y los convierte en danza, que te arranca del borde y te arroja hacia el cielo, aunque no tengas alas.

Y caes. O vuelas. Pero ya no importa, porque esa palabra se ha quedado contigo, tatuada en el aliento, cosida en los pliegues del tiempo.

Quinientos pasos hacia el abismo, y uno solo hacia la salvación.

 

Es la vida una sensación de estar mantenidos de un hilo, veces es aterrador ya que los miedos nos perturban,

me encanta como escribes, para mí es una prosa poética que me llega al alma por la profundidad de tus palabras, feliz año nuevo, un saludo Jose

 

Feliz año nuevo Mayca

 

Qué escrito maravilloso. Felicidades