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R.I.P.-Capítulo 2: alguien como yo

Tema en 'Prosa: Ocultos, Góticos o misteriosos' comenzado por Selene, 24 de Marzo de 2010. Respuestas: 0 | Visitas: 904

  1. Selene

    Selene Poeta recién llegado

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    Mujer
    -Pues de la forma más inverosímil -respondió, recordando el momento de su muerte como si de algo cotidiano se tratara-. Iba paseando por la calle que hace esquina con la del ayuntamineto cuando un coche estuvo a punto de atropellar a... mi novia. Corrí para salvarla y... me desperté aquí.

    -Vaya, qué casualidad -pensé en voz alta-. Hemos muerto de la misma forma.

    -Eso parece -se alejó, con un gesto de molestia.

    -Eh, espera, no te enfades -le dije. No quería quedarme sola. No era normal que llegaran allí muchos chicos de mi edad.

    Aligeré el paso, sorteando las tumbas que Roberto dejaba fácilmente a un lado. Cuando al fin le alcancé, puse mi mano en su hombro y traté de obligarlo a que se diera la vuelta, y me mirara. o se dejó.

    -No te enfades, ¿vale? Llevo aquí más de doscientos años sola, vagando de un lado a otro del cementerio esperando que llegara alguien...

    Se dio la vuelta y me miró.

    -Alguien como yo -concluí.

    -No estoy enfadado -suspiró y bajó la vista al suelo, cansado, triste-. Es sólo que tenía unos planes para mi vida. Iba a estudiar Derechos y me iba a casar con Alexandra. Íbamos a ser felices, y ahora ni siquiera sé si ella está bien. Aunque muy mal no debe estar, porque si no estaría aquí con los desgraciados como vosotros...

    -Ya veo -respondí, molesta-. Estos desgraciados no han elegido ser así, ¿sabes? Ninguno de nosotros sabía cuando murió que pasaríamos toda la "vida" encerrados en un maldito cementerio -comenzaba a sentirme ofendida, y una lágrima pugnaba por escaparse de mis viejos y muertos ojos.

    Di media vuelta y corrí de regreso a mi lápida, a esconderme hasta que la ranas criaran pelo. ¿Cómo se atrevía ese estúpido a tratarme de esa forma? A mí, que le llevaba más de doscientos años de adelanto respecto a lo que de materia de muertes e iniciaciones se trataba.

    Había intentado ser amable. Si rechazaba mi hospitalidad tendría que vérselas él solo en un mundo desconocido sin ayuda de nadie y para más inri por toda la eternidad.

    Me daba igual lo que le pasara a ese ingrato. Lo que no entendía era por qué lloraba entonces. Hacía décadas que no derramaba una lágrima, y la última vez había sido de risa.

    Escuché golpecitos en mi lápida. Los ignoré.

    -Sandra... -se acordaba de mi nombre. Dejé de llorar-. No pretendía ofenderte. Sal, por favor.

    Silencio.

    -Lo siento, Sandra, de verdad- se disculpó. Parecía sincero-. No me refería a que vosotros fuerais unos... lo siento, de verdad, pero estoy muy asustado.

    De forma amortiguada, escuché unos sollozos en la superficie. Me materialicé junto a Roberto.

    No supe bien qué hacer al principio, las piernas me temblaban. Ni siquiera puedo explicar de dónde saqué el valor para hacerlo, pero le abracé. Él escondió su cara entre mi pelo.

    -¿Podré volver a verla? -preguntó sollozando.

    ¿Cómo responder?

    Continuará...
     
    #1

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