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Rafael Alberti

Tema en 'Biblioteca de Poética Clásica (Poetas famosos)' comenzado por VicenteMoret, 28 de Septiembre de 2013. Respuestas: 1 | Visitas: 1896

  1. VicenteMoret

    VicenteMoret Moder. Biblioteca P. Clásica.Cronista del Tamboura Miembro del Equipo Moderadores

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    Hombre
    RAFAEL ALBERTI MERELLO. (El Puerto de Santa María, Cádiz, 16 de diciembre de 1902 - El Puerto de Santa María, Cádiz, 28 de octubre de 1999). Poeta español de la Generación del 27.
    Empieza el bachillerato en el Colegio de los Jesuitas del Puerto de Santa María. En 1917 se traslada a Madrid, donde abandona el bachillerato por la pintura, que ejerce una gran influencia en su obra; en 1922 realiza una exposición en el Ateneo. Por motivos de salud se traslada, poco después, a vivir en las sierras de Guadarrama y Rute, donde empieza a escribir sus primeras poesías, recogidas bajo el título de Marinero en tierra. Con este libro obtiene el Premio Nacional de Literatura (1924-25), otorgado por un jurado que integraban Antonio Machado, Menéndez Pidal y Gabriel Miró. A esta obra siguieron La Amante (1925) y El alba de alhelí (1925-26). En sus primeros libros se aprecia claramente la influencia de Gil Vicente, del Cancionero y Romancero españoles y de otros autores como Garcilaso, Góngora, Lope, Bécquer, Baudelaire, Juan Ramón Jiménez o Antonio Machado.
    Su poesía es "popular" -según Juan Ramón Jiménez-, "pero sin acarreo fácil, personalísima, de tradición española, pero sin retorno innecesario, nueva, fresca y acabada a la vez, rendida, ágil, graciosa, parpadeante: andalucísima". La etapa neogongorista y humorista de Cal y canto (1926-1927) marca la transición de este autor a la fase superrealista de Sobre los ángeles (1927-1928). A partir de entonces, y tras afiliarse al partido comunista, su obra adquiere tono político. Este giro le lleva a considerar su obra anterior como un cielo cerrado y una contribución irremediable a la poesía burguesa.
    La poesía de Alberti cobra cada vez más un tono irónico y desgarrado, como los poemas burlescos Yo era un tonto y lo que he visto me ha hecho dos tontos (1929), Sermones y moradas (1929-1930) y la elegía cívica Con los zapatos puestos tengo que morir (1930). A partir de 1931 aborda el teatro, estrenando El hombre deshabitado y El adefesio. Posteriormente recorre varios países de Europa, pensionado por la Junta de Ampliación de Estudios, para estudiar las nuevas tendencias del teatro.
    En 1933 escribe Consignas y Un fantasma recorre Europa, y en 1935, 13 bandas y 48 estrellas. En 1939, al terminar la Guerra Civil española, emigra a la República Argentina, desde donde se traslada a Roma en 1962. En 1945 publica, en Buenos Aires, A la pintura: poema del color y la línea, y además un volumen que abarca la casi totalidad de su obra lírica, Poesía, donde se muestra cierta nostalgia por la patria. Regresa finalmente a España en 1977.
    Su producción poética continúa con la misma intensidad en estos años, prolongándose sin fisuras hasta muy avanzada edad.
    A su vuelta a España es elegido diputado por el Partido Comunista de España, pero renuncia a su escaño para proseguir su tarea literaria y dar recitales por toda España. Sus libros de memorias cosechan grandes éxitos en las distintas ediciones, cada vez más completas, de los diferentes volúmenes de su Arboleda perdida. Entre las numerosas distinciones y homenajes que se le dedican destaca el Premio Miguel de Cervantes, que le es concedido en el año 1983.
    --..--

    A continuación reproducimos parte de la obra poética del autor.

    --..--

    A FEDERICO GARCÍA LORCA

    [TABLE]
    [TR]
    [TD]Sal tú, bebiendo campos y ciudades,
    en largo ciervo de agua convertido,
    hacia el mar de las albas claridades,
    del martín-pescador mecido nido;

    que yo saldré a esperarte, amortecido,
    hecho junco, a las altas soledades,
    herido por el aire y requerido
    por tu voz, sola entre las tempestades.

    Deja que escriba, débil junco frío,
    mi nombre en esas aguas corredoras,
    que el viento llama, solitario, río.

    Disuelto ya en tu nieve el nombre mío,
    vuélvete a tus montañas trepadoras,
    ciervo de espuma, rey del monterío. [/TD]
    [TD][/TD]
    [/TR]
    [/TABLE]

    --..--

    MUERTE Y JUICIO

    I (MUERTE)

    A un niño, a un solo niño que iba para piedra nocturna,
    para ángel indiferente de una escala sin cielo...
    Mirad. Conteneos la sangre, los ojos.
    A sus pies, él mismo, sin vida.
    No aliento de farol moribundo,
    ni jadeada amarillez de noche agonizante,
    sino dos fósforos fijos de pesadilla eléctrica,
    clavados sobre su tierra en polvo, juzgándola.
    Él, resplandor sin salida, lividez sin escape, yacente,
    juzgándose.



    II (JUICIO)

    Tizo electrocutado, infancia mía de ceniza, a mis pies, tizo yacente.
    Carbunclo hueco, negro, desprendido de un ángel que iba para piedra nocturna,
    para límite entre la muerte y la nada.
    Tú: yo: niño.
    Bambolea el viento un vientre de gritos anteriores al mundo
    a la sorpresa de la luz en los ojos de los reciennacidos,
    al descenso de la vía láctea a las gargantas terrestres.
    Niño.
    Una cuna de llamas de norte a sur,
    de frialdad de tiza amortajada en los yelos,
    a fiebre de paloma agonizando en el área de una bujía;
    una cuna de llamas meciéndote las sonrisas, los llantos.
    Niño.
    Las primeras palabras abiertas en las penumbras de los sueños sin nadie,
    en el silencio rizado de las albercas o en el eco de los jardines,
    devoradas por el mar y ocultas hoy en un hoyo sin viento.
    Muertas, como el estreno de tus pies en el cansancio frío de una escalera.
    Niño.
    Las flores, sin piernas para huir de los aires crueles,
    de su espoleo continuo al corazón volante de las nieves y los pájaros,
    desangradas en un aburrimiento de cartillas y pizarrines.
    4 y 4 son 18. Y la X, una K, una H, una J.
    Niño.
    En un trastorno de ciudades marítimas sin escrúpulos,
    de mapas confundidos y desiertos barajados,
    atended a unos ojos que preguntan por los afluentes del cielo,
    a una memoria extraviada entre nombres y fechas.
    Niño.
    Perdido entre ecuaciones, triángulos, fórmulas y precipitados azules,
    entre el suceso de la sangre, los escombros y las coronas caídas,
    cuando los cazadores de oro y el asalto a la banca,
    en el rubor tardío de las azoteas
    voces de ángeles te anunciaron la botadura y pérdida de tu alma.
    Niño.
    Y como descendiste al fondo de las mareas,
    a las urnas donde el azogue, el plomo y el hierro pretenden ser humanos,
    tener honores de vida,
    a la deriva de la noche tu traje fue dejándote solo.
    Niño.
    Desnudo, sin los billetes de inocencia fugados en sus bolsillos,
    derribada en tu corazón y sola su primera silla,
    no creíste ni en Venus, que nacía en el compás abierto de tus brazos.
    ni en la escala de plumas que tiende el sueño de Jacob al de Julio Verne.
    Niño.
    Para ir al infierno no hace falta cambiar de sitio ni postura.

    --..--

    PARAÍSO PERDIDO

    [TABLE]
    [TR]
    [TD]A través de los siglos,
    por la nada del mundo,
    yo, sin sueñó, buscándote.
    Tras de mí, imperceptible,
    sin rozarme los hombros,
    mi ángel muerto, vigía.
    "¿Adónde el Paraíso,
    sombra, tú que has estado?"
    Pregunta con silencio.
    Ciudades sin respuesta,
    ríos sin habla, cumbres
    sin ecos, mares mudos.
    Nadie lo sabe. Hombres
    fijos, de pie, a la orilla
    parada de las tumbas,
    me ignoran. Aves tristes,
    cantos petrificados,
    en éxtasis el rumbo,
    ciegas. No saben nada.
    Sin sol, vientos antiguos,
    inertes, en las leguas
    por andar, levantándose
    calcinados, cayéndose
    de espaldas, poco dicen.
    Diluidos, sin forma
    la verdad que en sí ocultan,
    huyen de mí los cielos.
    Ya en el fin de la tierra,
    sobre el último filo,
    resbalando los ojos,
    muerta en mí la esperanza,
    ese pórtico verde
    busco en las negras simas.
    ¡Oh boquete de sombras!
    ¡Hervidero del mundo!
    ¡Qué confusión de siglos!
    ¡Atrás, atrás!¡Qué espanto
    de tinieblas sin voces!
    ¡Qué perdida mi alma!
    "Ángel muerto, despierta.
    ¿Dónde estás? Ilumina
    con tu rayo el retorno."
    Silencio. Más silencio.
    Inmóviles los pulsos
    del sinfín de la noche.
    ¡Paraíso Perdido!
    Perdido por buscarte,
    yo, sin luz para siempre. [/TD]
    [TD][/TD]
    [/TR]
    [/TABLE]


    --..--

    FUENTES

    http://www.cervantes.es/bibliotecas_documentacion_espanol/biografias/napoles_rafael_alberti.htm

    http://www.poetasandaluces.com/poema.asp?idPoema=18

    http://www.poetasandaluces.com/poema.asp?idPoema=541

    http://www.poetasandaluces.com/poema.asp?idPoema=601

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    #1
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  2. CriMa

    CriMa ----

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    4 de Agosto de 2017
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    Hermosos poemas y notable selección !

    Saludos cordiales !
     
    #2

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