1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

    !!!Te va a encantar, no te la pierdas!!!

    Cerrar notificación

Realidad

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por Elisalle, 27 de Diciembre de 2021. Respuestas: 0 | Visitas: 322

  1. Elisalle

    Elisalle Poetisa

    Se incorporó:
    26 de Mayo de 2007
    Mensajes:
    10.110
    Me gusta recibidos:
    3.620
    Género:
    Mujer
    Ella es quien me despierta cada mañana en un alba de trinos, confundida entre las cenizas.

    Ella abre la puerta a mis días. No es agradable. No es simpática. Es indiferente. No me quiere y yo tampoco, pero es inevitable que sea esa máscara procaz y desafiante quien quite las sábanas y descubra sin piedad, sin respeto, mi cuerpo anguloso y el espíritu avergonzado.

    Ella es blanca o beige, no sé, sólo sé que la siento fría como una efigie de medio busto, como un témpano que agrede sin piedad esta humanidad mía. Quiero romperla, pero es inalcanzable a mis manos físicas. Ella sólo es visible. No tocable.

    El inconsciente me transporta a otra dimensión y a veces soy feliz en él, pero son sueños o no sé, pudiera ser a la inversa. Deseo esconderlos dentro de algo que no sé qué sea para que la -medio busto- no me los hurte como si fuera una niña traviesa que quiere los juguetes ajenos.

    Quisiera vivir en mis sueños. En ellos hay gente. Gente que habla, que sonríe. Ríe. Me acerco a esas personas porque estoy perdida y necesito ayuda. Allí están los rostros amables que tampoco saben lo que busco y aun así, ponen su empeño en guiarme. No importa si no es preciso porque igual me siento viva. Me gusta que me hablen, que me miren, que sonrían y sonreír porque en ese – no saber en dónde estoy- es causa de risa. Doy vueltas en redondo en las calles de esta ciudad que tanto conozco y siempre estoy buscando un medio para volver a casa porque anochece y estoy lejos. Mis sueños me aíslan, me llevan a un oasis en el que vuelvo a creer porque el lugar es adecuado. Hay recuerdos presentes y no tanto. La gente me conoce. Algunos están viejos. Algunos no ven, pero me hacen señales que sí, que todavía estoy en sus mentes. – Tú eres bailarina- me dice una señora y me sorprende que lo diga. -Que dice que bailaba flamenco- -ojalá- y la observo como intenta hacer memoria, que desde dónde me recuerda, poniendo la mano derecha, como un abanico, sobre sus ojos. No importa, lo que me gusta es sentir que para ella existí; que tal vez me vio bailar alguna vez; que desfilé para ella o me confunde. Ya no sé qué es verdad y qué es ilusionismo. Anoche, otra vez, desorientada, buscaba la estación de trenes. Entre buscar gente que me guiara y no encontrar, me extasié en un paisaje muy verde y conocido. “Dios, ¡cuánto ha crecido la ciudad y no me dado cuenta!” En un momento me di cuenta que eran mis paisajes, el de todas las mañanas, pero en tonos más verdes. Quería quedarme allí y no deseaba encontrar ninguna estación, no quería ir a casa, no quería que este inconsciente-consciente, me despertara, o me cambiara de lugar, que sé yo, sólo supe que allí estaba bien y mi alma resplandecía de gozo. Esto fue lo que apañé esta mañana cuando la señora de medio busto, blanco o beige, fría, indiferente y hasta irónica, que sin aviso, sin permiso, abrió las puertas de mi intimidad para mostrarme un color ceniza.

    Hago todos los días el mismo recorrido desde mi casa al oeste, desde el oeste a mi casa. Los Puntos Cardinales son cuatro y ahora sólo voy por uno. Claro que hice algún otro, hoy extraño. La soledad y la inercia me están sobrando. El tiempo se va acabando y el silencio gritonea en los oídos como fuegos de artificio. En un momento me di cuenta que quería quedarme allí y no encontrar ninguna estación, no quería ir a casa, no quería que este inconsciente-consciente, me despertara, o me cambiara de lugar, que sé yo, sólo supe que allí estaba bien y mi alma resplandecía de gozo.

    Esto fue lo que apañé esta mañana cuando la señora de medio busto, blanco o beige, fría, indiferente y hasta irónica, que sin aviso, sin permiso, abrió las puertas de mi intimidad para mostrarme un color ceniza.

    Lo dejo pleno en esta impronta que muere cuando dejo de soñar.


    *
    Elisalle
    María Margarita Pérez Vallejos
    Diciembre/27/2021
    Inscripción 204.688

    realidad.jpg
     
    #1

Comparte esta página