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Rebeca

Tema en 'Prosa: Surrealistas' comenzado por Orfelunio, 31 de Agosto de 2011. Respuestas: 0 | Visitas: 628

  1. Orfelunio

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    REBECA


    No te comprendo, amor…
    Y llegó el espasmo.

    Acaso conozco todo el universo? Sólo una parte, y cómo entenderlo... Si hay una estrella que aún no comprendo, tú eres la estrella, yo, el pensamiento.

    Por fin logró desembarazarse de la molesta Rebeca que, aunque abrigara, era estrecha. En una historia donde la cultura no hubiera florecido, el jardín de la inocencia nos diría que Rebeca, siendo un término desconocido, ni tiene frontera, ni acervo asumido. Si el bien, es el mal contrasentido, el mal no es quien, y nunca fue aprendido. Conocer no implica entendimiento, y el entender es subjetivo, y relativo a no ofender lo que otro entiende de lo vivo. Por ensayo y error avanza la ciencia. El error, si es mal, es un paso atrás con la experiencia. Comprobamos sucesos aunque no llegamos a entenderlos: “Eso es así, está consolidado en infinidad de experimentos” -decimos-. Renormalizamos el infinito, lo hacemos asequible a nuestro propósito de entenderlo; y en esa clausura a que lo sometemos, todo nos cuadra porque es un círculo al que nos debemos. Esa es la ficción que nos somete, la cual creamos, creyendo descubrir la física porque concierne. De aquí allá sólo hay distancia, y por muchos caminos que nos lleven, el tiempo se reduce si tan veloz cruzo ese mar, que superpuesta, la Rebeca es energía, y la energía eternidad. El bien y el mal sólo es sofía, cuando dejamos nuestra alegría y nos vestimos de seriedad, porque el humano de más valía sólo es un grano de humanidad.

    Me arrancaré los ojos para ver el extraño mundo de la oscuridad; el interior, donde luz es testamento, ojo fundamento de una idea superior… Pero ojos, sólo hay dos.

    ¡Que hable el bien!
    Se quedó mudo.

    ¡Pues que hable el mal!

    -Contestó el bien:
    ¿Por qué?

    Que le arranquen los ojos, sentenció el juez, mientras hacía el amor a Rebeca que mostraba su desnudez… Esa Rebeca que peca, y que peca, y Rebeca, sin entender. Abordó de nuevo el problema de importancia decisiva, con la estética lógica de un sonido gutural. El bien, sin poder ver, era el mal a oscuras; y notó unos labios de satén sobre el obelisco de la duda. Logró acceder al colapso y su final, que fue coriolis por la recta, cuando las curvas son erectas, y Rebeca, un mal colateral.
     
    #1

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