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Recuerdos de una tarde

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por bristy, 17 de Agosto de 2021. Respuestas: 0 | Visitas: 331

  1. bristy

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    Cuando somos niños, naturalmente creemos en la magia. Pero incluso cuando creces, se sigue creyendo en eso. Muchos adultos decían que no había magia, que eran cuentos de hadas, pero con tanta evidencia de magia a mi alrededor, me parecía que solo estaban tratando de convencerse a sí mismos. No fué mágico cuando en una cabina telefónica sentiste tus dedos en la ranura de cambio y encontraste una monedita allí? O cuando abriste un libro en la página correcta y tus ojos se posaron directamente en la palabra o imagen que estabas buscando? O si encontraste una piedrecilla que encaja perfectamente en el hueco de tu palma y tu pulgar se cierra sin problemas sobre ella? Si eso no es mágico para tí, no crees que las luciérnagas son mágicas.
    En una tarde de verano buscaba yo luciérnagas, en el patio trasero o desde la ventana de mi habitación, y cuando aparecían pensé un momento que habían venido especialmente para mí. Quizas podíamos hablar entre nosotras; ellas con sus señales de destellos, yo en silencio admirándolas.
    Luego salía al jardín, caminaba por la hierba cubierta de rocío, miraba y observaba. Nunca probé atraparlas en un frasco de mermelada; ellas quieren vivir en libertad, como todos los demás. Pero extendí la mano para darles la oportunidad de descansar. Y cuando una luciérnaga se posó en mi mano y me envió su señal de destello varias veces, pensé: esto es mágico, no?

    Siempre he creído un poco en la magia, incluso hasta ahora que ya soy adulta, una especial manera de mirar las cosas a mi alrededor. No es mágico cuando caminas por la acera y haces contacto visual con una persona extraña en el autobus, y se miran mutuamente hasta que se pierden de vista? O si entras en tu café preferido en un día frío y ventoso y ves que solo hay un trozo de queque que te encanta en la vitrina? O si lees que el hierro en tu sangre proviene del polvo de estrellas que fué creado antes de que existiera la tierra? O que cuando te lanzas a un lago en un día de verano, te sientes rodeada por el agua fría y te olvidas por completo de todo lo que te rodea? Vamos, eso es pura magia, verdad?

    Era una tarde en la que se podían esperar nubes de luciérnagas entre los árboles, decidí salir a caminar. Me puse las sandalias y cerré la puerta silenciosamente detrás mío. Donde las buscaría? En el jardín, o en los árbustos detrás del cobertizo? No, en el parque. Caminé entonces por el sendero de la entrada, que aún estaba cálida después de un día de sol, dirección al parque. En algunas casas las luces seguían encendidas y ví que las luces traseras y los libros se iluminaban bajo las lámparas de lectura. En otras ya no habían luces, seguramente todo el mundo descansaba. Aquellos que habían pasado el día bajo el sol estaban más cansados por la tarde. En algunas casas, los perros yacían afuera en el cálido porche de madera, o la gente se mecía de un lado a otro por la brisa del atardecer. "Buenas tardes"! Decían en voz baja y levantando la mano.
    En el parque seguí los senderos, había una dama sentada en un banco, con su perro canoso a su lado. Había una pareja que se besaba junto a la fuente y me dirigí hacia el estanque. Había una plataforma de tablones a lo largo de la orilla y me senté en el banco al final. Las ranas comenzaron un concierto y los insectos zumbaron suave en el aire relajante de la tarde.

    De pronto las ví, al otro lado del estanque. Destellos de luz alrededor de los tallos hasta cerca de los arces. Me levanté acercándome a la barandilla de madera. Brillaron intensamente, resplandecieron en el crepúsculo. Estaba oscureciendo a mi alrededor. Me quedé mirando las luciérnagas.
    Había escuchado que hay millas de bandadas de luciérnagas a lo largo de las orillas del Nilo, todas parpadeando al mismo tiempo. No es eso una maravilla? Imaginen lo claro y oscuro que siempre se pone. Esas señales de destellos son nada más y nada menos que un lenguaje con el que se comunican las luciérnagas. Oficialmente esto se llama emergencia, cuando el orden surge espontáneamente en el caos.
    Tal vez sea sólo otra palabra para un momento mágico. Después de un rato, volví a cruzar la plataforma, recorrí los caminos de vuelta a casa. En el patio vecino, un grupo de personas estaban sentadas alrededor de una fogata, contaban historias. Podría haberme unido al grupo, pero era tarde y prefería estar sola, sonreír ante sus rumores y regresar al silencio de mi propio jardín.
    El cielo nocturno estaba despejado y lleno de estrellas. Ya ví brillar a Marte. Sabía en aquel momento que Marte desaparecería una hora después de la medianoche y que pronto sería visible la luz de Júpiter y Saturno. Justo antes del amanecer, apareciría Venus, la estrella de la mañana, detrás del ténue resplandor de Mercurio. Continuarían con sus trabajos tanto si los veía o no. Anhelaba mi habitación, mi fresca almohada y la dulce brisa del atardecer que entraba por la ventana abierta. Cerré la puerta y respiré profundo. Un poco más tarde estaba ya en la tierra de los sueños. Más magia seguramente.
     
    #1

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