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Recuerdos del final

Tema en 'Poemas Filosóficos, existencialistas y/o vitales' comenzado por Pessoa, 26 de Enero de 2019. Respuestas: 1 | Visitas: 264

  1. Pessoa

    Pessoa Moderador Foros Surrealistas. Miembro del Equipo Moderadores

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    No soy nada.
    Nunca seré nada.
    No puedo querer ser nada.
    Aparte de esto, tengo en mí todos los sueños del mundo.


    Fernando Pessoa. “Tabacaria”

    RECUERDOS DEL FINAL


    La sombra del alto chopo que hay en mí

    se alarga como una blanda manecilla de un reloj que se disuelve

    buscando un horizonte.

    Antes pudo también ser así

    pero yo era ignorante y buscaba mi estatura

    en la altura de las olas que morían en la playa.


    Recuerdo -un viejo recuerdo malva como una flor del camino-

    que nací de un sueño oscuro,

    un sueño de piedra o barro y floté antes de mi primer llanto.

    Recuerdo -otro viejo recuerdo azul como un vaso o un florero-

    que alguien me dio los nombres de las cosas.

    Hijo mío, hombre que empiezas a andar,

    estas son las esencias de tus sueños.


    Y seguí camino adelante en busca de la noche

    esparciendo las páginas de nombres entre las flores de cardos

    como recuerdos violáceos

    entre las piedras ardientes

    como recuerdos de hielo.


    Mi camino inacabable

    siempre marcado por la punta de mi sombra

    como aquella blanda manecilla de reloj que se disuelve,

    tras de cuyas inesperadas revueltas encontraba,

    a veces,

    nuevas hojas, ya olvidadas, llenas de nombres antiguos.


    Como flores angustiadas ante su irreparable acabamiento.

    Como piedras que conocen su equivocado destino.

    Como yo mismo en un unívoco avanzar hacia la nada.

    Recuerdos con nombres antiguos.

    Recuerdos rojos

    Recuerdos azules.

    Recuerdos glaucos de cuando fui pez.

    Recuerdos pardos de cuando era barro.

    Recuerdos incoloros de mi ayer.


    Y así me disuelvo en el tiempo

    dejando mis huellas que ya no se marcan.

    Dejando vísceras,

    piel,

    cabellos,

    huesos,

    tendones que se enredan en los tomillos,

    fláccida carne,

    dientes,

    ojos,

    uñas...

    y el alma.


    Aquella alma tersa que en su día me fue dada.

    La abandono tras un cerrillo cualquiera,

    junto a una flor de cantueso o tomillo borriquero

    que será siempre mejor amante que yo.



    Busco la estación abandonada de la que deberé partir

    solitaria como yo

    en medio de los terrones yermos

    aunque puede ser preferible

    sentarse bajo el árbol

    también solitario

    y dejar que el camino siga solo.



    Esparcir mis latidos entre los surcos y las jaras

    Aceptar el vacío como un magma

    disolverme entre aromas

    y vivir esta muerte prolongada.



    [​IMG]

    Ilust.: Mark Rothko. “La puerta entornada.” 1951
     
    #1
    Última modificación: 26 de Enero de 2019
    A Hechicera de palabras y Uqbar les gusta esto.
  2. Uqbar

    Uqbar Poeta que considera el portal su segunda casa

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    Uno crece o decrece con los años, y como en el mar...la fuerza no siempre está en la cresta de la ola.

    La luz de delante es la que alumbra.

    Muchas veces tengo esas sensaciones, pero la nada es el todo cuando se ha crecido lo suficiente.

    Vivir en la muerte y morir en la vida. La elección se alarga como los cipreses, como las sombras. Alguna vez he leído que sólo cuando no se ha sabido vivir, se teme la muerte, yo dudo, bueno siempre dudo de todo pero aparte de eso, creo que también cuando se ha vivido uno se aferra a la vida, es lo que tenemos , uno no se sacia por el hecho de que se disfrute, la vida puede ser tan gloriosa que sabe a poco verdad?, sobre todo cuando uno toma conciencia del paso de la vida.

    Un abrazo Miguel

    Palmira
     
    #2

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