Reencuentro

Hace tanto tiempo que no la buscaba, pero hoy algo había cambiado. Ella se despertó con el pasado a flor de piel, y quiso reencontrarse con su yo antiguo.

Se miró un poco al espejo esa mañana, y pudo ver su cuerpo distinto del que tenía hace diez años. Ya no vivía en la misma casa tampoco, siquiera en el mismo lugar que su sangre.

Hacía ya mucho que su cabello no arreglaba, y podía verlo igual de rebelde que cuando niña, con esos crespos que se enmarañaban por dormir con el cabello suelto; "Estás como un nido de conoto", escuchó tras de sí, pero era sólo su mente evocando las palabras de su madre. La distancia de tan solo una llamada era lo suficientemente largo como para no llamarse nunca. La verdad es que ella siempre llamaba, pero nunca estaban, o simplemente estaban ocupados.

Se vistió con pereza y bajo su ropa de diario se colocó su ropa de ejercicio, la flojera de cambiarse le ganaba una vez más; ir a casa a cambiarse era sinónimo de no ir a entrenar.

El camino al trabajo fue titánico, pudo ver un cartel de gatico perdido, y su respectiva recompensa. Pensó que si se dedicaba a buscar mascotas perdidas sería bastante lucrativo. Más adelante esperaba con ansias encontrar el puestico para tomar su jugo de naranja con zanahoria, ciertamente no lo encontró, pues los policías se lo habían llevado, o eso creyó porque siempre sucede.

Al llegar al trabajo su correo abrió y pudo leer el email de una amiga a la cual no conoce, pero que las tecnologías acercaron, rió con sus palabras y buscó alguna de las suyas para compartirle.

Lo que encontró la llenó de su pasado pisado y olvidado, pues cuando uno deja de ser, lo anterior se disipa en la neblina del ayer.

Descubrió que no era la misma de hace diez años, pues su cabello era rizado, tenía un rollito en la cadera que le dolía de tanto masajearse, y sus palabras estaban llenas de amor adolescente, de incertidumbre. Amigos que nunca olvidó seguían allí, algunos vivos, otros desaparecidos e inertes en el tiempo.

Mientras se come un durazno escribe esto, y piensa en los pormenores de su vida, en cuanto ha cambiado, y que debería plancharse el cabello de vez en cuando.

 

Un placer pasar a leer tu trabajo. Me gustó mucho lo entretenido de la narrativa. Saludos cordiales.

 

Muchas gracias por darle voz a esa H muda que no nació en su momento... Estaba pendiente y hoy al ir a ver ya estaba ahí.
Gracias por pasarte por mis letricas humildes, hace tanto que no entraba que me llenó de recuerdos el ver cuan inerte es el internet. Aquí dentro el tiempo se congeló para mi.