Reflexiones

Que hermosa visión es la que se obtiene con el renacer del alma,
que maravillosa tranquilidad nos entrega soñar dándonos la sensación de saber que siempre hay algo por que luchar.
Qúe anhelo recordar la inocencia de ese entonces
Vivimos sumidos en la oscuridad
sumergidos en las penumbras
donde no podemos ver la luz del sol, sin embargo,
sabemos que está ahí.
Es como la vida
donde los fracasos, las descepciones, los malos ratos nublan toda posibilidad de apreciar las cosas simples
Es como la lluvia
que no nos permite apreciar la belleza de un paisaje
pero de igual forma olvidamos que se irá
sabemos que el paisaje existe
esperando a ser admirado para reflejar la imperfección más perfecta
LA LIBERTAD DE EXISTIR
LA NOSTALGIA DE CADA NUEVA ETAPA
DE UNA NUEVA VIDA
DE UN CAMINO...
Sabemos que está, que existe y que la lluvia en algún momento se detendrá.

Nos acostumbramos a vivir en un cuarto de cuatro paredes
creado por la imaginación
y nos dejamos llevar por el encierro
tememos tanto a la verdad,
esa verdad que nos enseña a conocernos, pero que temerosa nos permite encontrar lo mejor y lo peor de cada uno.

Desconocemos por completo el futuro que nos espera
pero la impaciencia nos da la fuerza para jugar con el destino,
cada vez que creemos tener el control o cada vez que lo enlodamos con negatividad hasta el punto de perder el norte.

Muchas veces no entendemos de donde sacar las energías para recorrer el trayecto de la experiencia
pero no vemos la magia revitalizante de encantarnos con el viento,
los árboles otoñales,
la paz de disfrutar los momentos
o de enamorarnos con los atardeceres.
Donde todo aquello fuera del cuarto frio y húmedode la arrogancia, la indiferencia, lo vanal, frívolo y las trivialidades absurdas de hoy,
nos dice que debemos abandonarlo para que no nos ciegue.
Por qué no cambiar un disgusto por una hermosa canción?
Acaso es tan difícil olvidar la mezquindad y recordar la bondad?
Cuan complicado puede ser intercambiar el rencor por el tiempo bien aprovechado?
Así...
de ésta forma,
no tener que cambiar la calidad de una buena compañía por arrepentimiento.