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Relato I (en redacción)

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por XeinMaster, 7 de Mayo de 2014. Respuestas: 0 | Visitas: 315

  1. XeinMaster

    XeinMaster Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    1 de Mayo de 2014
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    Estos son relatos más o menos largos que se me van ocurriendo en cualquier momento. Puede que en algún momento esté publicando dos o tres sin terminar a la vez, no os preocupéis, pese a ser cortos las ideas no aparecen por arte de magia. Gracias por leer.


    Relato I
    Era tarde. Un muchacho corría por una oscura calle en busca de de su hermana. Hacía tres semanas que no aparecía, pero él no pensaba rendirse. Sus padres ya se habían rendido. Aunque aquel chico era especial, tenía un pequeño poder. El problema era que no sabía usarlo.
    -Hermanita... Pienso encontrarte.
    Extendió su brazo y abrió la mano. Una bola de fuego apareció en su palma, iluminando la avenida en la que se encontraba. Movía los ojos rápidamente, buscando una pista en el último lugar donde vio a su hermana Natalia.
    -Tiene que haber algo...
    Una baldosa del suelo estaba levantada y Marco no pudo evitar mirar. Encontró algo, una pequeña hoja de papel doblada con prisa. La abrió y leyó la nota.
    -Es de Natalia...-dijo- "Estoy en peligro, hay gente que me persigue porque saben que tengo poderes. Siento dejarte solo hermano, pero sé que me encontraras tarde o temprano. Confío en ti."
    Una lágrima resbaló por la cara del muchacho cuando terminó de leer. Salió corriendo enfurecido.
    Sus ojos se iluminaron y de sus manos salieron columnas de fuego que le impulsaron por el aire.
    -¡¡Te encontraré!!-gritó.
    Se dirigió a la ciudad más cercana donde había un "centro de curación". En aquellos edificios encerraban a gente como ellos, con poderes. Daba igual para que los usaran, los atrapaban y los llevaban ahí. Aumentó la velocidad. Lágrimas salían de sus ojos enfurecidos para que el viento las alejara de su dueño.
    Al final llegó a la gran construcción y aterrizó en el techo. Miró al suelo y contó los guardias que vigilaban la puerta.
    -Treinta y dos... Si que tienen seguridad... Bueno, a por ellos.
    Y se dejó caer. Se impulsó con las manos para bajar a más velocidad. Cuando estaba a punto de chocar contra el asfalto extendió las manos y disparó una gran llamarada que mandó por el aire a los chamuscados guardias. Por supuesto su intención no era matarlos, pero dos de ellos estaban demasiado cerca y se habían convertido en simples cenizas. Fundió la puerta de acero y entró rápidamente.
    -¡Alto!-gritó un vigilante mientras pulsaba el botón de alarma.
    Una bola de fuego le impactó en la cara. Era mayormente humo así que simplemente se desmayó. Despertaría tres horas más tarde con un terrible dolor de cabeza y se le quedaría un extraño olor a azufre incrustado en la nariz.
    -¡Hermanita! ¡Voy a por ti!
    Comenzó a investigar las celdas mientras se encargaba de los guardias. Mientras se acercaba al final del pasillo su ansiedad aumentaba.
    -¡¡Marco!!-gritó alguien.
    Se giró y lo que vio le dejó muy sorprendido.
    -¿Juan?
    Su amigo de la infancia se encontraba tras los barrotes de acero. Había adelgazado varios kilos desde la última vez que se vieron y estaba muy pálido. Rápidamente fundió los barrotes y le quitó las esposas especiales. Estaban diseñadas para inyectar un inhibidor líquido cada hora que le impedía usar sus poderes.
    -Gracias...-susurró desplomándose.
    -Descansa amigo. Te llevaré a casa.
    Echó un vistazo a todas las celdas cargando con su amigo, pero no encontró a su hermana. Hizo un agujero en la pared y huyó con su compañero a la espalda. Se dirigió a su lugar secreto. No era más que un madriguera de gran tamaño que su entrada quedó oculta por el agua del río. Por suerte, el agujero estaba a menor altura que la madriguera, por lo que no estaba inundada.
    -¿Quién anda ahí?-dijo alguien sobre el agujero.
    Marco sabía que no encontrarían la entrada, pero estaba muy nervioso.
    -¿Qué es este agujero?
    -No entres... No entres...-susurró.
    Una luz iluminó el interior, pero los dos chicos estaba ocultos tras unos montículos de tierra.
    -Supongo que no es nada...
    El hombre se alejó, pero Marco no estuvo tranquilo hasta que no escuchó ningún ruido.

    Continuará...
     
    #1
    Última modificación: 4 de Junio de 2014

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