Restos de Intimidad

Sabía que en el transcurso de esta noche prolija, húmeda de lágrimas plateadas descubriría su gemido. Un sonido suspicaz que envuelto en enmarañadas ramas me anularían el habla. Aun así pude pronunciar palabras: casi, es, lo sé…Confiada, agité las sábanas intentando encontrar de nuevo aquel sutil comienzo. Pero esta vez, descubrí pequeños insectos que se aglomeraban persistiendo en perforar mi cama. Inhalé con toda mi fuerza este aire húmedo, exhalé aun con más brío, buscando desprender a estos pequeños intrusos de la intimidad de mis recuerdos. Eran fuertes y sagaces, habían transportado los restos putrefactos de su piel a espirales galvanizadas, un hoyo profundo los exhibía. Unté mi dedo índice con las ácidas secreciones de mi sexo, lo penetré en el vacío con el propósito de poder adherir algunos restos a mi piel. Las espirales confundían mi destino: vacíos difusos, cosquilleos, tumultos. Mi dedo firme persistía en toparse con él. Unas picadas en su punta, otra en su interior....Picadas temidas. Entre resortes mi dedo permanecía cobijado. Sentía el placer del balanceo reiterado que carcomía mi piel, desbastando sus arrugadas marcas. Por instantes obvié mi destino y persistía en recobrarlo, pero las perforaciones eran irreversibles. Me entregué...

 

Interesantes letras, fué un placer leerte. Un abrazo.