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Revelaciones III y IV (El Sacrificio)

Tema en 'Debates, pensamientos...' comenzado por negrojf, 22 de Noviembre de 2009. Respuestas: 0 | Visitas: 1609

  1. negrojf

    negrojf Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    26 de Agosto de 2009
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    22
    III


    La mitología nórdica nos relata que Odín sacrificó uno de sus ojos en el pozo de Mimir intercambiándolo por el don de la sabiduría y la profecía. En el momento en el que me siento ante la hoja en blanco y escribo mis primeras palabras me siento como aquel dios frente a ese pozo sin tiempo. Sacrifico un trozo de mi alma intercambiándolo por un instante, no espero la gran revelación de luz caída del séptimo cielo, sólo ese sencillo instante. Antes de aparecer, la Naturaleza actúa como actuaba Shylock cuando cobraba a Antonio los intereses: con una libra de carne de su cuerpo. Pero no es carne de tu cuerpo lo que te cobra la Naturaleza, sino un trozo de tu alma. Al comenzar un poema me siento ofreciéndolo como los aztecas ofrecían su sangre a los dioses y entonces, como un anciano que golpea con su bastón la roca y brota agua como un milagro, así comienzan a brotar las palabras. A veces fluyen como pájaros, otras veces salen trabajosas, lentas como gotas. A cambio, siento que mi alma se ha desgastado un poco, como el atleta que corre un gran tramo y siente satisfacción. Algo se ha sumado a su cuerpo pero cae una gota de sudor sobre el suelo frío como si se le revelara el intercambio. Eso le habrá sucedido a Homero, a Milton y a Borges que vieron más allá a cambio de su vista, Rimbaud y Artaud sacrificaron la salud de su cuerpo a cambio de la videncia, al ver los ojos de Kafka en viejas fotos veo a un hombre que se le fue absorbido el alma a cambio de revelación sobre revelación. Otros sacrificaron el polvo que pisaron durante toda su vida huyendo al exilio como Basho.

    Aún soy muy joven y apenas soy un aprendiz de poeta, no sé que me depara el futuro, sin embargo puedo afirmar ahora que siento pequeños desgastes cada vez que hago un poema, eso es todo.

    Entonces, cuando finalizo el poema siento que en él está la huella del sacrificio y descubro que yo no estoy ni en el estilo, ni en el contenido, ni en la forma, ni en la firma, solo en la gota de sangre sacrificada, en el soplo, en el aliento.


    IV


    La frase de Apollinaire refiriéndose a Picasso fue para mí de gran impacto: “… Se ha mencionado que un pintor italiano pintaba con materias fecales; durante la Revolución francesa, alguien pintó con sangre. Se puede con lo que se quiera, con pipas, con sellos de correos, con postales, con naipes, con candelabros, con trozos de hule, con cuellos postizos, con papel pintado, con periódicos. A mí me basta con ver el trabajo, hay que ver el trabajo, se evalúa el valor de una obra de arte por la cantidad de trabajo realizado por el artista…”[1]

    Hago ejercicios constantemente con los descubrimientos del lenguaje que han hecho los grandes poetas. Por ejemplo, cada vez que leo Altazor siento que Huidobro me propone juegos, entonces yo acepto sus retos y los ejercito. Los ejercito no como el monje copista, sino como el que extiende un ejercicio ya creado. No exploro el lenguaje de Huidobro o el de Paz o el de Shakespeare. Exploro el lenguaje y al hacerlo me exploro a mí mismo. Ojalá agote esas exploraciones, terminar de abrirme entre las praderas y los bosques, presiento que más allá de las montañas azules existe algo desconocido.

    Todo se resume al trabajo y al sacrificio.

    Seguiré trabajando.


    [1] Apollinaire, Guillaume; Los pintores cubistas: Meditaciones estéticas, Ed. Antonio Machado


    Estos son los ejercicios poéticos que he realizado hasta ahora:


    http://www.mundopoesia.com/foros/buscar.html?searchid=5585513
     
    #1
    Última modificación: 23 de Noviembre de 2009

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