Revelaciones V

Llueven imágenes como llueven estrellas. Llueven como sombrillas o tal vez como pájaros. Llueven como barcos ocre o como hojas de otoño. Llueven y llueven, no como un diluvio sino con la cadencia de un bailarín sobre el agua o como lágrimas sobre el cristal de la noche. Llueven y siempre queda una estrella suspendida de una nube como una palabra que se oculta tras los labios. Entonces salgo a caminar las calles de escarcha y niebla, de neón y hielo, entro a un bar a tomar una cerveza o un trago blanco y aquella estrella suspendida en el vacío la encuentro en los ojos de una luna hermosa como una mujer de luz, en una gota de vodka que cae sobre el azulejo o en la música de un saxofón contándole a un piano relatos de amores perdidos y de juegos de naipes envenenados. La encuentro como un misterio y construyo un microcosmos, un mundo dentro de un mundo, mundo de desiertos habitados por leones, de bosques blancos habitados por sílfides de aire, de ciudades no fabricadas de asfalto sino del sonido del gris derretido sobre el frío de un mantel.


En una galería rodeada de fuentes cristalinas vi a un siameronte: rinoceronte de dos cabezas, dos de sus cuatro ojos miraban al crepúsculo, los otros dos ojos miraban hacia el alba. Vi la sombra de una bicicleta ocultarse entre los muros de grafitis de un barrio gótico. ¡Ocultaos bestias metálicas tras mil hélices de fuego qué nacen ramas de petróleo del vientre de las paredes!

Esas obras mágicas, maravillosas son microcosmos, transformaciones de luz en colores. Luz transformada en libertad infinita como el último aliento del cisne.

[MUSICA]http://www.garageband.com/mp3/Lluvia_y_Calle.mp3?|pe1|WdjZPXLrvP2rYVe2Z29mAQ[/MUSICA]