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Rompiendo un Juramento

Tema en 'Prosa: Amor' comenzado por Hugo Snow, 7 de Diciembre de 2016. Respuestas: 0 | Visitas: 362

  1. Hugo Snow

    Hugo Snow Poeta recién llegado

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    3 de Diciembre de 2016
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    Ésta breve historia es una historia prohibida, "¿No se lo vas a contar a tus amigos?", dijo... "¿Te parece que soy ese tipo de persona?" le respondí.

    Sin embargo, quien lea esto, no se volverá amigo mío hasta haber terminado el texto, ella tenía miedo de ser presumida como un trofeo, cosa que no va a pasar. Sabrán su historia, porque si continúo guardándola, cada vez olvidaré más detalles, cada vez olvidaré más y más cosas, y aún así, les entero de antemano que guardaré su identidad.

    Sepan todos que tienen la suerte que guardé la mayor lista de detalles que pude y que contaré para ustedes, espero poder transmitirles todo lo que yo sentí cuando todo lo que les platique ocurrió.

    Ésta historia inició durante los primeros días del octavo mes, durante una asamblea mundial, todos nosotros éramos jóvenes, todos llenos de vida, con miles de sueños y muchas cosas en común.

    Sin embargo, y entre ese mar de almas, muchísimas de ellas con historias de amor, pasión, dolor y desventuras... Se encontraba ella, llegando a mi nación, me encontraba yo, sin tener ni idea de lo que estaba a punto de ocurrir.

    No sé si ella lo recuerde, pero, como anfitrión, como hombre de confianza de mi organización, me tocó recibir en una mesa apartada de las demás, a aquellos visitantes que quisieran disfrutar del plan cultural de mi organización, fiesta charra, montañas, ríos, albercas, vida nocturna, gastronomía mexicana, en fin, nos habíamos lucido con todo lo que hacíamos, y no nos sentíamos mal presumiéndolo.

    Ella estaba ahí por que era una gran oportunidad para conocer a la organización mundial, yo la verdad estaba ahí por accidente, justo en diciembre pasado nunca hubiera pensado que estaría en algo semejante, trabajando así.

    Llegó de repente, y nos miramos, no recuerdo ya que pregunta me hizo, pero recuerdo que le respondí al instante que nos veríamos allá. Yo había estado siendo amable con todos, invitándolos a lo que yo sabía que era algo impresionante, sin embargo con ella fue especial, captó mi atención una mujer tan positiva, tan animosa.

    Nuestros encuentros fueron pocos, y sin embargo les recuerdo bien:

    Las calles en México no son realmente fáciles de cruzar si no se tiene el valor de desafiar a un conductor nervioso en un crucero sin semáforos. Mi tarea autoasignada consistía en ayudar a nuestros invitados a poder pasar y que nadie saliera lastimado.

    De pronto una voz calmada y femenina, pero al mismo tiempo desbordante de positivismo llamó mi atención desde lejos, iniciando una corta conversación.

    -¿Qué estas haciendo?
    -Ayudando a cruzar la calle, puede ser peligroso
    -Pero, ¿y tú que tienes para defenderte?
    -Pues... mi cuerpo

    Una risa sincera ante una ocurrencia espontánea, me debió haber dejado ver que aquella musa era la de pensamiento más lógico que tendría entre mis brazos, a decir verdad yo nunca había pensado que ese riesgo del cual protegía a los extranjeros, era un latente riesgo para mi también, aunque, tan acostumbrado como siempre, ni siquiera me parecía peligroso para mí.

    Otro encuentro fue en un día muy peculiar: cada asistente promocionaba a su país, recuerdos, llaveros, y cuanto artilugio había pasado por la imaginación de los asistentes se encontraba ahí, y de nuevo, entre ese mar de gente, nos encontramos, ella me ha dado una bolsa promocionando su país, mismo que habré de mantener en secreto.

    En la desgracia, entre aquél desorden, y yo con más responsabilidades de las que me debieron corresponder, solamente logré ver un espacio vacío donde se suponía había guardado aquella bolsa.
    Para consuelo de cualquiera que esté leyendo ésto, no sería el único recuerdo que me podría quedar de ella. Pero me estoy adelantando.

    Vino a nosotros el tercer encuentro.

    Entre uno de mis principales pasatiempos, la borrachera, la encontré, pero esta no era una borrachera como a las que estaba acostumbrado, era una diferente, especial, y es que era internacional, con alcohol de todo el mundo. Y se convirtió en la mejor, justo en el momento en el que me la he encontrado a ella.

    Nos tomamos de la mano al vernos, y se convirtió en una cita instantánea, en un pequeño salón, viajando por el mundo.

    Primero visitamos su país a que yo bebiera su bebida característica, e inmediatamente fuimos al mío a probar tequila, le dieron dulces.

    Me llevó también a Taiwán, probé la cerveza de mango, y un licor de 58º. Y defendí bien a mi país, por que no le he hecho caras a ninguna bebida, el aguante, tal vez la genética mexicana, tal vez mi costumbre.

    Paseamos juntos y, por un pequeño rato también bailamos, pero aquello no duró demasiado, pues dos de sus amigos habían bebido de más, en un punto de la noche nos subimos a una ambulancia, pero nos bajamos en el acto, no entendí por que.

    Ella sentada en mis piernas por el exceso de personas, nos hemos ido juntos a su hotel a llevar a los guerreros caídos en aquella masacre.

    Uno de ellos requirió cuidado intensivo, y ella me ha pedido ayuda para eso... En la confusión, otros amigos de ella llegaron mientras ella había salido un momento, me sacaron de la habitación y me quedé sólo.

    Ella llegó y logró rescatar mi chamarra, que me había quitado en algún momento que no logro recordar.

    Estábamos juntos de nuevo y parecía que era momento de continuar nuestra aventura, sin embargo, y sin permitirle siquiera despedirse de mí, otra amiga la tomó de la muñeca y se la llevó...

    La vería la siguiente noche, pero apenas y unos momentos, para todos los demás podía parecer el final del evento, para mí, era el principio de la aventura.

    Era temprano por la mañana, y el autobús estaba listo para partir, ahí fue cuando la vi de nuevo, estoy seguro que tenía la esperanza de que en esta ocasión, no nos interrumpiera nada, poder estar juntos por mas tiempo.

    Fuimos a Teotihuacan, le tomé una foto a modo de broma mientras dormía.

    La acompañe a ella y a uno de sus amigos mientras paseaban por las pirámides, y ella se tomaba fotos, pero no la usual selfie, nada era usual en ella, fotos de cabeza, fotos con formas de yoga, fotos tan típicas solo de ella.

    Ya en mi ciudad, mi universidad les había preparado un recibimiento excelente, los visitantes, "44 estudiantes de 21 países diferentes" como les decía el cronista en la charreada, veían uno de los espectáculos típicos de México, algunos emocionados, otros con extrañeza, ella con una mueca de poco entendimiento, una pequeña rabieta, graciosa, pero firme.

    No le gustaba que tiraran o patearan a los animales, y aunque no le terminó de gustar el asunto, la dama quería un sombrero, se lo hemos conseguido, ha cenado comida típica, hemos tratado de bailar, no soy malo pero, ella simplemente no sabía como bailar mis géneros nacionales.

    El siguiente día, octavo de aquél mes, yo sellaría, sin saber, lo que al futuro sería la batalla entre los compañeros de mi salón más trascendente que existiera, pero esa es otra historia.

    Lo que deben saber, es que asumí seguir faltando a clases, con tal de seguir con ella, viendo sus caras, las de disgusto, las de alegría, lo que sintiera, como ella misma diría "soy bien muequera".

    Fuimos a un balneario, a que conocieran nuestras montañas y nuestras aguas termales, ríos y maravillas naturales.

    En algún momento, una mariposa ha parado su vuelo en ella.

    "Si se te para una mariposa, significa que vas a tener buen sexo esta noche", le dijo. Como caballero he disimulado ignorar la situación, y continuar con el plan turístico que teníamos preparado.

    Yo me alteré un poco, pues hubo problemas administrando, ni siquiera he podido meterme a nadar, y sin embargo, no por eso no me divertí, y no por eso no me mojé...

    En traje de baño, un tatuaje en las costillas de su lado derecho se asomaba, eso sólo alimentó más mi curiosidad.

    Después de comer, ella y un grupo de nuestros invitados eligieron tomar el camino a pie rumbo a la mayor atracción del lugar, unas albercas de agua caliente dentro de enormes rocas llamadas pozitas. Durante el camino, largo como no me lo hubiera pensado, comenzó a llover, no ayudó demasiado el hecho de que nunca había ido antes, a que no conocía el camino y que solo seguía el sendero esperando lo mejor, yo naturalmente, elegí ser el guía de ese grupo, nada más porque solo podía haber un guía, y ese era el grupo en el que estaba ella.

    Ella se ha divertido en verdad y eso era suficiente, yo, me mojé como nunca en mi vida, mi ropa y mi dinero, pero hemos conversado, de la naturaleza, de nuestros gustos, de como se parecían nuestros hogares, pero al mismo tiempo eran tan diferentes. Hemos vencido a la naturaleza juntos, atravesando piedras mojadas, ella con sandalias.

    El camino de regreso fue bastante divertido, las mujeres del grupo comenzaron a cantar, pero ella no las conocía realmente, y en un punto abandonó su asiento en el autobús buscando otro, sin embargo no lo había.
    Improvisé para ella con una bolsa de plástico un asiento decente sobre un escalón, para que no se ensuciara. Y ha sido el mejor lugar para estar en mucho tiempo, ahí supe que ambos disfrutamos de ayudar a la gente, que ambos somos considerados como demasiado inocentes, los dos habíamos pensado que "Luna" era un nombre magnífico para una hija, y que ella le había puesto así a su gatita. También me enfrenté a su lógica, hasta el chiste, el que siempre da gracia a todos por lo bobo que es, ella lo vio como algo imposible porque no era lógico, el futuro, la carrera, sueños e ilusiones, religión, hemos hablado de todo.

    El último día debí atender mis responsabilidades escolares, el último día, mas nada me impedía aprovechar la última noche.

    El evento nocturno, la fiesta de despedida, nuestros últimos momentos juntos. Hemos bailado y, en mi ´timidez usual, uno de sus amigos me ha tenido que ayudar para bailar más de cerca con ella, y su mirada, tan fuerte, tan llena de energía, tan... hermosa, me ha llevado a besarla.

    La besé una y otra vez, despacio, con crueldad, como me ha inspirado esa fuerte mirada, hasta que la fiesta se terminó.

    En otras etapas de mi vida, esa historia hubiera acabado ahí, pero hoy soy otra persona a lo que era antes, hoy tengo buenos amigos y grandes oportunidades, hoy soy parte de la promesa del futuro, mi universidad tiene un hotel, y ahí hemos decidido terminar la fiesta entre unos pocos sobrevivientes.

    La versión oficial es que nos hemos ido a fumar un cigarrillo, sin embargo, nunca en la vida me ha durado tanto un solo cigarrillo, la besé, la acaricié, y seguía aprendiendo, aprehendiendo más de ella.

    El humor de la fiesta ha hecho que nos busquen de nuevo y nos llamen a unirnos de nuevo, nuestro amor tuvo que esperar hasta que todos quedaran dormidos o se hubieran ido.

    Y es entonces como, en la intimidad de un baño, nos hemos entregado a la pasión, habitación número 24, yo me he entregado a ella, ella se ha entregado a mi, nada parecía existir mas que nosotros dos.
    La profecía de la mariposa había tardado un día más en cumplirse, "el camino a la iluminación", el significado de aquél tatuaje.

    Nos hemos bañado juntos, sin perder la inspiración, por la pura fantasía de hacerlo, una piel tan hermosa,suave y clara, y en medio de la ducha, de repente, caía un tirón de agua fría, insuficiente para distraerme.

    Un lunar bajo el poro de su fosa nasal izquierda, otro en el seno izquierdo, una cicatriz pequeña en la frente y se le hacen unas pequeñas arrugas en el área del orbicular superior de la boca.

    Les juro que ha sido perfecto, y si algo ha faltado no ha sido mas que tiempo.

    Nos vestimos otra vez, pues el tiempo apremiaba para tomar un vuelo, después de vestirnos y de despertar a sus amigos, cuando nadie nos vio, la besé de nuevo, le desee buen viaje, y con uno de mis más fuertes abrazos le he pedido que se cuide mucho.

    En las historias de caballeros, las princesas le dan al guerrero una almohadilla de olor, aquí ha habido un intercambio que no difiera mucho de esa épica costumbre.

    Otro recuerdo es un encendedor, porque fumo mas que ella, verde, uno que nunca me acompaña a ningún lado por miedo a perderle, uno que me hace recordarla cada que me piden un encendedor. Y finalmente, el único recuerdo que ya no conservo, ha sido una gripe que nos dio a los dos por aquella lluvia.

    Me gusta decir que la historia no se ha terminado, y que construyo un imperio para poder tener la capacidad de volverla a ver, sin embargo, puede que ya me haya olvidado, puede que se enamore ella, que lo haga yo, pueden pasar mil cosas, además que esta historia necesita un final:

    La llevé a la terminal, la idea de no poder volverla amar me sigue torturando.
     
    #1
    Última modificación: 7 de Diciembre de 2016
    A Hannah Alarcón G. le gusta esto.

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