Ropa tirada en el suelo.

¡PAF!
Azotan una puerta
y mi siesta termina
de una cachetada.
Me siento en la cama
algo desorbitado y confundido,
me calzo mis zapatillas
sin atar o desatar sus cordones
como si fueran unas alpargatas.
Me levanto como un edificio
que levanta sus cimientos,
pero hay huelga de obreros, parece ser.
Esquivo la ropa
tirada en el suelo
y voy a la ventana.
La abro como a un libro de chapa agujereada
y dejo que me bañe la luz del sol,
apoyo mis codos en el marco
y me pongo a fumar.

Miro el cielo,
pito,
suelto el humo
y me vuelvo a acostar
en mi cama arrugada.

 

A veces el día no vale para más que eso,
pitar el pucho y volver a dormir...
Otras..., se hace hábito, y ya ni la vida parece valer,
¿por qué ha de ser importante la lucha de otros,
si no concebimos ni la nuestra?

Grato leerte!
Saludos

 

Genial mi lindo amigo. Pluma maravillosa. Son muchas la lecturas que puden hacerse de tu buena obra. Me encantó. Un placer estar. Besos con cariño. Saludos.

 

Muchas gracias ! coincido con vos, hay días para todo.... un abrazo fuerte !!

 

Muchas gracias Yaneth ! un placer tu visita !

 

Con lo que fastidia que te rompan la siesta, es como para no poder vamos.
"Me levanto como un edificio
que levanta sus cimientos,
pero hay huelga de obreros, parece ser."
Me han gustado especialmente.
Un abrazo.

 

jaja, es algo horrible, si . Un abrazo enorme !

 

A veces un minuto dice todo de una vida.

 

Up!