Ruedas

Para algunos es un simple cuerpo de madera olvidado por sus padres, para otros, es una violencia a la naturaleza o tal vez un simple juguete; en cambio para algún niño es su más fiel amigo.
Compañero inseparable en el andar de la vida, corredor de caminos, suelo de ilusiones y molestias, escudo contra las piedras de agua y en las noches heridas su mas suave cobija, todo esto simplificado en una simple tabla de madera reposada en cuatro gastadas rueditas.

Aquel amigo olvidado por las alturas y el respeto, por el calor humano y la puerta siempre abierta de un hogar; aquel amigo que un día sin fecha se encontró más pequeño y tirado en el rincón de sus miedos, amigo silente; amigo ajeno a cualquier verdad pero siempre cerca del suelo y de los pies que lo visitan constantemente, amigo encontrado en los parques, en las plazas en la iglesia; no jugando ni mucho menos rezando, si no simplemente, estirando el brazo y esperando la caída de su próxima comida, la llegada de unos cuantos bolívares que tendrá que cambiar por el sustento de algunas horas.

Amigo que con la salida del nuevo día se apresura en vestirse con la única ropa que le queda, su camisita de asfalto unos pantalones fracturados, comidos; los cuales le dan una perfecta armonía con su perfume de calle y sus guantes de callos.

Amigo que no tiene la culpa de los caminos ya recorridos, de los dolores vividos, amigo que un día acepto el cambio de una vieja patineta por sus pequeñas piernas.