Sabía a chocolate

Ella sabía a chocolate, en la cama fue estupenda, ahora tendida junto a mí con el cigarrillo en la boca decora este basurero, ríe un poco al escuchar mis absurdos chistes, al menos ríe y no llora, aún con la sonrisa fingida es hermosa, me supo consolar en estos tiempos duros, donde un hombre triste más que hacer el amor y dejar el vigor entre las piernas de una mujer, lo que realmente necesita es lo que viene después, el sexo acaba hasta que ambos se olvidan y ella no era de las que se olvidan, sino de esas damas, casi señoritas diría yo con las que vives hasta que la mente te falla y terminas como un pobre anciano sentado en un miserable rincón.


Ella comienza a dejar su aroma en las sabanas, como regalo, huele a fuego, es cálida justo donde debe estar el corazón, bota la colilla del cigarrillo y expira el ultimo rastro de humo, cuando empieza a moverse bajo esa tela que la cubre, parece serpiente dispuesta a tentar sin remordimiento, esa es su razón de vida, dejar en los hombres la manzana de su afecto, lo ha logrado al menos conmigo y siento la necesidad de estar en ella de nuevo, es un intento inútil por arrancarle de la cintura y los labios todo rastro de cualquier otro infeliz que se refugió en ella antes que yo.


El cabello desparramado sobre la almohada, negro como su conciencia no deja escapar a su presa una vez que hace contacto, para mí con verlo fue suficiente, era entrar en la noche, perderse en el espacio, ni arriba ni abajo, es el infinito dentro de aquella mujer.

Supo besarme en el momento exacto, no eran necesarias las palabras después, con el beso me dio los mejores poemas en francés, me llevo con su lengua a París. Como la flor que crece en el lodo la encontré en el peor bar de esta ciudad, en sus ojos llevaba pecado y ante eso nadie puede defenderse, bailamos, lo recuerdo bien, un movimiento de sirena, cosiendo su cuerpo al viento, puso sus brazos alrededor de mi cuello y fue todo; me devoró la imaginación, donde le arrancaba el vestido azul y con los girones le trazaba el cielo en el techo de la habitación en la que ahora simulamos descansar.

Coloca su cabeza sobre mi pecho como si en verdad me amara, con sus dedos me acaricia la barba y canta en susurros acompañando la canción que puse para ella. Bye-bye blackbird.Yo se la dedico y ella me la canta. No one here can love and understand me. Dibuja en mi pecho corazones, casi imperceptibles, son un roce, el diente de león cediendo a una brisa leve, se vuelve de pronto pequeña en mis brazos, se acurruca y se lava el pasado en ellos. Blackbird, bye-bye. Silencio. Besa mi mejilla para sentarse luego al borde de la cama y yo quiero traerla de nuevo a mí, pero sé que no hay fuerza que la regrese, me limito a besar su espalda y preguntarle su nombre, ella solo enciende un cigarrillo y se cubre con su abrigo de piel, antes de salir para siempre dice que se llama <<Polly>>, la conozco lo suficiente ya para saber que miente, no pienso quedarme así, necesito su nombre real <<Mientes Polly, ese no es tu nombre real>> la desafío.

<<Ni tampoco el amor que construimos esta noche cariño, >> y se marchó.

 

atrapan-te ,ajjajaaj no podía dejar de leerlo.lindo

 

Excelentes letras. Me encantó. Gracias.