Saludo...

Las horas se deslizan perdidas entre la esfera y las agujas.

Mis ojos juegan a bailar sobre los recuerdos, en tanto mis dedos se pierden digitando futuros.

Tu voz retumba entre mis desgastados oídos, entre lívidos sueños de una vida transitando la ceniza y el humo.

Cada nuevo paso irrumpe desde el futuro pateando aquellos viejos rencores del pasado.

Me abandono a mí mismo en la complacencia de no dejarme solo, y me dejo someter por sus suaves y tibias manos.

Soy más dócil que gato gordo entre sus manos y pechos, en tanto percibo cada latido suyo como una canción primitiva.

Su rostro a contraluz destaca cada pequeña peca, que tímida busca esconderse.

La luz resuena intensa en sus pupilas, preguntando si acepto ser devorado…

Estiro mi cuello hasta exponer la base de mi hombro, hasta que sus colmillos lujuriosos me hincan con su veneno lascivo.

Siento el calor dejar mi cuerpo mientras el suyo se inunda de tibieza, mientras fluye la magia hacia el interior de las partes ocultas.

Sus senos duros presionan mi pecho rompiendo cada respiración y tres y más tiempos, mientras su largo cabello castaño encubre las huellas de su delicioso delito.

Ella de aquellos días eras tú en este momento eterno y vacío de cuerpo.

El sopor del ruido de la calle se confunde con lamentos y ruegos, entre promesas y súplicas, entre gritos a boca cerrada y caderas chocando en frenesí.

Estás quieta y girando, y mientras te agitas los brillos del pelo caen estrellas al cielo. Los rayos me saben a mar y sudor, junto a cada rocío perdido entre los acantilados y las grutas.

Me pierdes al perderme entre el recuerdo del mito y la fantasiosa realidad cómica, de este amargado payaso. Y de perderme en la locura del loco bueno… como solías decirme cuando soltaba a reír en medio del llanto, o lloraba de tanto reírme.

Te siento sorberme la vida para fecundar tu histeria, y el paroxismo llena de nada este todo que nos escancia en la copa… para bebernos de nuevo a un solo golpe.



La fiebre decae, junto con el frío que me inyecta las piernas.

El cuerpo indeciso tiembla ante la partida a tu encuentro…

Para estar más juntos que nunca... para estar juntos una eternidad…


Goodbye - Jan A.P. Kaczmarek. Leszek Możdżer - fortepian.

 

Las palabras se deslizaron suavemente para contar una mágica historia.
Saludos.

 

Bravo...una historia que engancha y un "HOLA" que pretende ser real en ese reencuentro.Dentro de esta prosa hay frases muy interesantes.La primera que me llamó la atención es la cuarta frase,ese perdón interno.Un saludo afectuoso.