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Salvamento,aventura y decisiÓn

Tema en 'Prosa: Amor' comenzado por Hejaran, 6 de Septiembre de 2011. Respuestas: 0 | Visitas: 648

  1. Hejaran

    Hejaran Poeta asiduo al portal

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    5 de Mayo de 2011
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    Salvamento, aventura y decisión.

    ¿Por qué mujer me consientes tanto, si solo te mando flores para recordar nuestros bellos amores.

    Todo empezó un atardecer de verano cuando apenas vislumbraban las estrellas, tú eras la chica que a todos ilusionabas; el mar de embravecidas aguas te arrebató de los brazos de tu enamorado de turno.

    Todo fue muy sorpresivo, yo en la playa esperaba que llegara mi velero y por este motivo presencié lo sucedido y vi que nadabas contra el oleaje; me extraño que tu amigo no diera la voz de alarma, pero en ese momento quedó en el agua mi velero y ligero, ligero, dirigí la embarcación hacía donde tú nadabas sin ninguna opción.

    El mar embravecido, se picaba cada momento más y más y desde lejos oía tus gritos como si fueran lamentos; traté de acercarme, pero la corriente y el oleaje se pusieron de acuerdo para impedir el salvamento.

    A la distancia dos seres sin conocerse empezaron a sufrir por la misma causa, la una, desesperada nadando para tratar de alcanzar el infinito; la otra queriendo navegar contra viento y marea y por más que se esforzara no se acercaban ni un poquito.

    El reloj no espera a nadie, lo mismo que una tormenta que llega y se va cuando el viento la alimenta, esta tal vez fue tu salvación; ya habías perdido la fuerza y yo en el desespero bajé una de las velas y sorpresivamente me monte en el islero; tres minutos después la velocidad me quiso hacer naufragar, yo tenía una meta y esta era salvarte y sin que me diera cuenta el islero cambió de rumbo y mi velero paso a gran velocidad muy cerca de donde flotabas resignada por la adversidad.

    Solo tenía una opción y a esta me aferré, sin pensarlo dos veces le quité el nylon a una de las velas y como pude, di la vuelta y te lance un cabo que afortunadamente lograste coger.

    Aferrada al cabo, logré sacarte hasta la playa donde llegaste sin aliento, inmediatamente fuiste auxiliada y unos minutos después de semejante riesgo, los galenos te asistieron y ordenaron tu traslado a una clínica donde te debías de recuperar puesto que tus pulmones estuvieron a un paso de reventar.

    No sé, si en agradecimiento o porque motivo lo hiciste; averiguando conseguiste identificar a la persona que te había salvado y dos días después recibí un presente que me sorprendió; en una bella tarjeta me invitabas a tomar una copa de champaña en la suite dónde estabas hospedada.

    No sé si lo hice por curiosidad, o por qué lo hice; sin pensarlo dos veces te confirme y un sábado en la tarde me presenté al hotel y de allí un botones me acompaño a tu habitación.

    Cuando abriste la puerta para atender mi llamada, me pareció que estaba equivocado, nunca pensé que hubiera salvado a la persona que abrió la puerta; pero no me diste tiempo de arrepentirme y me tomaste de la mano como si fuéramos viejos amigos.

    Soy Idalí,-manifestaste-, gracias por venir ya estaba preocupada pensando que no fueras a aceptar mi invitación. Acercándome, estiré mi brazo y te di la mano, el gusto es mío y –complementé-, me puedes llamar navegante.

    Muy sorprendida me miraste y me preguntaste si era ese mi nombre.

    Así me llaman mis amigos de toda la vida, si alguna vez tuve un nombre no lo recuerdo y el de navegante, me gusta, además, esa es mi pasión y mi profesión.

    No entiendo, yo había oído decir que la persona que me auxilió era un deportista que dirigía un velero.

    Sí, eso es cierto, lo que sucede es que me encanta el oleaje y los vientos de esta ciudad, por eso en el momento que el mar se picó; yo estaba esperando que desembarcaran mi velero y por eso me di cuento que estabas pasando trabajos.

    Bueno, eso de la emergencia ya pasó; ahora pasemos al bar que te quiero ofrecer una deliciosa champaña, o prefiere un buen whisky.

    Prefiero la champaña, porque no soy persona de tragos largos y una o dos copas me son suficientes, además, me imagino que eres una ejecutiva con muchos compromisos y me daría pena hacerte perder un tiempo precioso.

    Un momento, discúlpeme, primero sirvo la champaña para que hagamos un brindis, antes de seguir conversando.

    En unas copas muy lujosas fueron servidos dos tragos de champaña Cristal Idalí levantó la suya y dijo: -Brindemos por la vida y por este encuentro que hace parte de mi vivir y ahora que estas aquí presente, pídeme un deseo, no importa cuál sea, si está en mí, ten la seguridad que para satisfacerlo me entregaré plena.

    Gracias por el ofrecimiento, ahora yo soy el que quiere hacer el brindis.

    Levantando su copa Navegante –manifestó-: En un tono un poco rudo.

    He sido hombre de muchas mujeres y muchos amores, pero nunca me he apoyado en mis sentimientos para conseguir lo que deseo, y menos en forma plena como me lo acabas de ofrecer.

    Desde el mismo instante en que pisé este recinto y vi tu figura y tus encantos, me pregunté quién me trajo aquí, y el motivo por el cual vine; ahora me sorprendes haciéndome ofrecimientos basados en mi voluntad, vamos a brindar por que estamos vivos, pero si crees que me debes algo, con sinceridad te digo que no me debes nada, ni nada te voy a pedir, por eso quiero que brindemos.

    Navegante levanto su copa y apenas probó el licor – complementó-: Este liquido llamado champaña hacía parte en la antigüedad de la fuente de la vida y de los dioses. Degustarla ahora es devolver el tiempo a la época imperial, porque esta era la champaña con que bañaban a las diosas y según la historia, sólo las vírgenes recibían estos privilegio de reyes y emperadores.

    Eres un erudito en estos temas, -quiso saber Idalí-

    No, pero me considero un hombre leído y he incursionado en infinidad de temas y este de la champaña y de los señores feudales, reyes y emperadores siempre me cautivó, porque lo utilizaban llenando unos recipientes enormes donde introducían a las infantes para después del baño hacerles una de floración.

    Por qué tocas este tema si yo nunca he leído nada sobre él; la champaña la adquiero por cajas porque la uso para algo parecido que es introducirme en un yacuzzy y bañarme con este maravilloso liquido que además de costoso, sirve para excitarme, puesto que cuando lo hago; pienso en mis amores y lo delicioso que sería estar en el mismo momento acompañada con uno de ellos.

    Dime, idalí, para que me cuentas tu vida privada si yo no vine aquí a buscar placer.

    Ya lo sé, lo interrumpió Idalí, pero a mí me fascinan los hombres intrépidos.

    Pareciera que te interesara mas como hombre, que la amistad que pudiéramos tener entre los dos.

    Sí, y no estás equivocado, desde el mismo instante que apareciste en mi vida me interesé en ti, bueno no propiamente en ti, te voy a decir la verdad; un día después supe que me había rescatado un hombre que navegaba en un velero y me interesé en averiguar dónde lo podría encontrar y qué clase de persona era, ese, no sólo es el motivo por el cual estas aquí.

    Idalí sirvió la segunda copa y continuó; cómo sé qué únicamente consumes dos copas, te voy a contar exactamente que me motivó a citarte, yo soy una mujer adinerada, cómo puedes ver también soy atractiva, pero ese no es mi problema; mi problema estriba que en este momento estoy comprometida con un banquero, tal vez uno de los principales de este país y seguramente si continuó con esta relación, voy a ser una mujer de muchos viajes y miles de compromisos.

    Y para serte sincera, eso no es lo que ambiciono en la vida; desde muy joven he ambicionado conocer a un hombre sin vicios, que le guste la aventura, el mar, la selva, la fotografía, la navegación, que sea des complicado que odie la etiqueta, pero que al mismo tiempo tenga capacidades de decisión y ejecutivas.

    Y para decirte la verdad, el investigador que se encargó de conseguirme toda la información me entrego este sobre; si tu consideras que yo puedo compartir una vida de aventuras contigo, me lo haces saber cuándo desees tomarte algún día otra copa de vino.

    Entregándole el sobre, Idalí le preguntó si no estaba muy sorprendido.

    Sí, me he quedado sin saber que decir, me parece la propuesta un poco atrevida, pero interesante y no estaría en condiciones de darte una respuesta inmediata, porque lo único que hago de afán es alistar mis implementos deportivos, lo demás, lo pienso mientras me recreo en esas cosas que los hombres aventureros como yo acostumbramos.

    Pero si tienes urgencia de una respuesta, afuera tengo estacionado un Rambler anfibio de montaña con el cuál emprenderé esta misma noche una travesía por el tapón del Darién, tratando de llegar al mar, atravesando ciento cincuenta kilómetros de selva.

    Navegante se quedó de una pieza, cuando Idalí levantando la copa y sin brindar se tomó de una vez todo el liquido que había en el cristal y dijo:

    Ese es el hombre que yo he buscado desde siempre, espérame yo me cambio estos zapatos por unas botas pantaneras, para acompañarte si no decides lo contrario.

    Vamos, -manifestó Navegante-; que la aventura empieza cuando nos demos el primer beso.

    DERECHOS RESERVADOS. HEJARAN
     
    #1
    Última modificación: 6 de Septiembre de 2011

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