Sandra

A ti he de recordar en los momentos,
en los que me falte la amistad.
En aquellos en que no tenga consuelo,
ahí recordare tu recuerdo…
te fuiste para no volver
llevándote una gran parte de mi corazón
a ti gran amiga tuve que perder
y otra como tú no puede conocer.

Recuerdo aquellos momentos que construíamos castillos de arena en el recreo. Tus rizos dorados como el sol, tus ojos celestes igual que el cielo.
Teníamos apenas cuatro años. Te pregunte como te llamabas, me dijiste:
-¡Sandra! , ¿Y vos? Elisabeth te dije.
Y dibujaste tu inicial en la arena. Me pediste que al lado ponga la tuya. Lo hice luego te mire y te pregunte qué significaba. Me dijiste que querías saber cómo se llamaba tu nueva mejor amiga. Desde ese día compartimos las meriendas, las horas de juegos, los días de siestas dormíamos cerca una de la otra. A la salida del jardín, íbamos de las manos. Éramos hermanas del corazón. Siempre juntas. Terminado la etapa de la infancia la vida y nuestros papas no nos pusieron en los mismos colegios. Así que tuve que hacerme a la idea, de que te perdía.
Pasaron seis años, estaba en sexto. Era el primer día de clases y entre tantos rostros nuevos. Vislumbre unos ojos conocidos. Eras tú, mi querida Sandra. Estabas igual que desde la primera vez que te vi. Nuestra amistad seguía siendo la misma estaba intacta.
Una enfermedad te había complicado, necesitabas una operación. Yo me sentía mal porque, mientras te buscaban dadores de sangre, no podía serlo, ya que era menor. Y no me importaba darte mi sangre ya que tú me habías dado tu amistad.
El día de la operación estaba en el colegio, observando el asiento vacío que estaba a mi lado. El tiempo parecía ser eterno y me dolía tanto tu ausencia.
Tu vida estaba en juego, en una sala de operación.
Transitaban los días y tú no volvías. Llamaba a tu casa, pero casi nunca había nadie en la casa. Y yo no sabía cómo llegar a ese hospital para caerte de visita.
Un día a la salida del cole, mama iba a llevarme. Iba a buscarla, cuando a lo lejos vi a los papas de Sandra hablando con la señorita. Me acerque para preguntarles sobre ella. Pero sus palabras me hirieron el alma. Mi corazón quedo fragmentado en mil pedazos. Y yo me sentí impotente llorando en el suelo que tú habías muerto.
[FONT=Fixedsys]Otra vez una persona me había abandonado en el mundo, y yo pensaba que había sido mala amiga. Pero no, la vida no podía dejarla sufrir y se la llevo de la mano. Junto con mi abuela que desde el cielo las dos me están cuidando.[/FONT]
[SIZE=3][FONT=Fixedsys]Mis ángeles de la guarda siempre estarán presentes en lo más profundo de mi corazón.[/FONT][/SIZE][FONT=Fixedsys][/font]

 

Siempre conmueves y enterneces con tus historias. Es un placer leerte amiga. Sé que tus bellos ángeles seguirán protegiéndote a lo largo de la vida y que hoy están muy felices por todo lo bello que estás viviendo y que tienes más que merecido. Besos y estrellas. Lluvia...

 

Muy sentida tu prosa niña y muy triste, seguire tus letras ,un abrazo bien fuerte