Se miraban

SE MIRABAN

Se miraban con ojos hambrientos
del hambre de cuerpo de sus manos.
Se miraban y allí, en lo profundo,
un oscuro océano
irracional y primario
comenzaba a agitarse en su oleaje.

Se miraban callados, en silencio,
como el que mira un escaparate,
baremando las posibilidades que ofrece.

Y soñaban.
Soñaban con no mirarse,
con estar tan cerca
que no pudieran enfocar con claridad
el rostro del otro.

Soñaban con la mirada
perdida en el infinito,
que infinito es aquello
que sólo habita en el deseo.

En un momento se perdió un alma,
un corazón casi muere,
un segundo apenas, lo que dura
un fugacísimo parpadeo,
bastó para que la mirada
no encontrase lo mirado.
Y pareció llegar la noche eterna,
abrirse el infierno,
llegarse la muerte.

Pero no: se miraban, aún se miraban.

Y el silencio lo rompió un suspiro.

Y llegó un beso.​

 

guauuuu. Que preciosidad. he creido, leyendolo, sumergirme en el azul de una mirada infinita. Un deleite.

Un saludo.

 

Haces que parezca fácil, Halloran.

Hay poetas, buenos dicen, a los que no entiende ni su madre, pero en cambio tu poesía se entiende perfectamente y se siente cercana. Creo, en mi humilde opinión, que ahí es donde radica la grandeza de un poeta, en lograr que quien lo lea quiera firmar sus letras porque las sienta como propias.

Mi admiración, Poeta.

Un besazo