Seenfermó un niño

Cristina llego a las tres de la mañana a la habitación del hospital, yo estaba durmiendo, tratando de descansar pasó menos de una hora desde que tuve que darle el remedio a Martín, llegó con su hijo en brazos, y su ex suegra de acompañante, contó su historia a los pediatras de guardia, yo en realidad deseaba dormir, pero no me quedaba otra que escuchar, poco a poco su vida me pareció totalmente interesante, ella sabía exactamente de la dolencia de su hijo, con firmeza y sin ningún temor le dijo a la joven médica es una hepatitis auto-inmune no es contagiosa ninguna tuvo una infección ni un virus ni nada... casi, casi como cansada de explicar la situación...

Pronto los médicos acudieron como a la escena de un circo, desde la puerta con esa gran ventana hacían comentarios, estaban como encantados con la “nueva enfermedad” pude intuir que no se daban muchos casos de ella, casi los odié por esa expresión casi, casi de alegría por el nuevo enfermo...
Cristina, solo los miraba, luego me comentó que ya estaba acostumbrada, se movía en ese ámbito tan ágilmente que yo no podía creerlo, para mí solo habían pasado dos días y eran los más terribles de mi vida, con el diagnóstico inconcluso sobre la enfermedad de mi hijo... Sin embargo ella, todo lo tomaba con naturalidad. Le pregunté si ya había venido a este hospital me dijo que nó que era la primera vez. Pero que desde que Agustín tenía un año de vida había visitado hospitales...

Cristina me sorprendió en todo desde su sencillez, y su humildad frente a esta situación hasta su su firmeza para hablar del tema con todos hasta con los médicos, ya que se notaba su procedencia humilde. Ell dormía unas pocas horas y estaba como nueva con ese carácter tan paciente, agradable, casi dulce, sin embargo se notaba tras de si una vida difícil, ruda, con abandonos, en pocas horas yo la sentí como una amiga, me contó con soltura sus desventuras, su madre no la había criado se educó con su abuela, una mujer muy solidaria, con antiguas costumbres como brindarse por completo , y sus bienes a quien lo necesitara, me contó como difícilmente un esposo nuevo, un hombre se acostumbraría a ello, si alguien venía a su casa y le pedía comida ella no dudaba en darle una bolsa con mercadería, en su casa difícilmente estaba sola, siempre había visitas entraba y salía gente todo el tiempo.

Me contó que en las largas internaciones con Agustín no recibía sueldo apenas se conformaba con que sus patrones le dieran el permiso y no la dejaran sin trabajo, alcanzaba con que le cubriera los gastos del hospital la obra social, en esos meses su recibo de sueldo solo decía obra social y salario familiar...
Me dijo no importa, aviso en mi casa y en mi pueblo enseguida mi mamá organiza una rifa y me ayudan con los gastos, me sorprendió esa solidaridad, yo jamás había escuchado de gente así...

Agustín era un niño con hermosos ojos grandes, y pestañas arqueadas, sus ojos hablan por él, eran de una dulzura indescriptible, tenía una sonrisa pícara y compradora...
En el hospital había una pequeña sala donde las madres podían almorzar y tomar unos mates, Cristina le decaía Agus mamá va a la cocina te quedas ahí... yo miraba pensaba que Agustín se iba a largar a llorar, protestaba unos segundos y luego se quedaba tranquilo mirando el televisor... que hora tras hora mostraba los dibujos animados del cable...

El hospital era como un mundo aparte, no había padres, solo venían de visita, alunos a reemplazar a las madres durante unas horas, solo había niños enfermos con sus madres, las mujeres estaban cansadas, dormían poco, o con horarios entrecortados según las prácticas que les debían realizar a a sus hijos, tomar la presión, la temperatura, nebulizaciones... etcétera. Era un extraño mundo, madres con diagnósticos muy difíciles de entender para los extraños, sin embargo las madres podían explicar casi con un vocabulario médico la enfermedad de su hijo, Caras cansadas, pero de a ratos conversadoras, cuerpos que se movían con pesadez según pasaran los días, niños con enfermedades y diagnósticos... y el futuro de ellos tan impredecible.
Sin embargo Cristina tenía una soltura frente, a estas situaciones, que yo admiraba.
Mi hijo se curó y le dieron de alta, todos esos análisis...y le dieron negativo, entre la vida, una enfermedad quizás incurable y la salud...tantas opciones y nada depende de nosotros ni de mi ni de nadie...
Agustín sigue allí en el hospital sometiéndose a miles de exámenes, análisis, biopsias, y demás prácticas, si algunas de ellas lo indican deberá esperar la muerte de otro niño, para que le preste sus riñones o su hígado para un trasplante...

 

GRACIAS POR COMPARTIR ESTE BELLO ESCRITO EN ESTA TARDE HERMOSA...RADIANTE DE SOL...UN BESO GRANDOTE TE QUIERE TU AMIGA LUZ
TE DEJO MI CORAZON...