Seferina y Pedro

Pedro 80 años de edad, hombre alto delgado y esbelto, eso sí lleno de arrugas, casado con Seferina, hermosa morena de 25 años de edad, con todo el sabor de la costa pacífica, criada con chontaduro, borojó y mucho pescado.

Seferina con ese sabor negro que lleva en las venas y la sensualidad propia de su raza, se caso con Pedro hacia 2 años, nadie sabía que hizo este anciano para convencerla, lo cierto es que la convenció, la duda en el aire estaba si fue por amor, mucho menos por dinero, Pedro no tenía ni donde caerse muerto.

Seferina nunca estuvo contenta con su esposo, es que le tocaba llevar la obligación de la casa, trabajando como mesera en el bar del pueblo; la sexualidad de la pareja no había funcionado, ella llena de deseos y Pedro lleno de impotencia.

Seferina un día decidió dejar a Pedro y cuando le preguntaron porque lo abandonaba, ella sonrío y solo atinó decir es que Pedro no dejaba dormir, es que la erección le daba a las 3 de la madrugada y yo a esa hora tenía mucho sueño y me despertaba para nada eyaculaba a veces sin penetrar, terminaba, se volteaba y se dormía. Quedaba yo viendo un chispero y desde esa hora despierta; sinceramente me estaba matando el insomnio. Era cuestión de todos los días, quería siempre a esta hora, así se tomara la pastilla en la mañana o en la noche y eso aburre a cualquiera. Yo tengo 25 años y ese viejo tiene 80