Señales en el cielo

SEÑALES EN EL CIELO


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Aquella noche de San Lorenzo, cuando salí de excursión con mi padre para ver las estrellas fugaces, fue inolvidable. Acababa de cumplir mis primeros siete años. Estábamos en la montaña, lejos de la ciudad, donde no hay contaminación ni luces que deslumbren. Mi padre señaló el cielo, apagó su linterna y me dijo:

– Apaga tu linterna. Hay cosas que se ven mejor sin luz. Mira esa nube que cruza el cielo… ¿La ves?

– Sí – dije después de apagar mi linterna.

– Pues no es una nube, es la Vía Láctea: una franja espiral de nuestra galaxia, formada por millones y millones de estrellas. Todos esos puntos luminosos son estrellas tan grandes como el Sol o mayores. Muchas de esas estrellas pueden tener planetas habitados, como la Tierra, nuestro planeta. Muchas personas pueden estar mirando las estrellas en este mismo momento, desde esos planetas, igual que hacemos nosotros.

Contemplé asombrado el cielo, con la ilusión que dan los siete años recién estrenados. Aquella noche las estrellas brillaban más que nunca, parecía que nos miraban. Entonces vi la primera estrella fugaz. Encendí la linterna para hacer señales a los habitantes de otros mundos, los que podían mirarnos en este momento, moviendo enérgicamente el brazo mientras gritaba:

– ¡ Estamos aquííííííííííííí !

Mi padre reía mientras hacía lo mismo que yo con su linterna. Después de calmar sus carcajadas, cuando pudo hablar, me dijo sonriendo:

– Menos mal que no nos ve nadie, así no pensarán que estemos locos.

Ahora, después de 70 años, cuando recuerdo aquella noche feliz, pienso que algunas locuras son maravillosas..​

 

Es que todas las locuras hachas con cariño y amor son hermosas y si a esto le agregamos que está acompañado por su papá es un recuerdo absolutamente inolvidable. Un verdadero placer poder disfrutar de su exquisita obra, Antonio del Olmo, reciba mis más sinceras felicitaciones y saludos.

 

Las fantasías de los niños nos hacen disfrutar plenamente. Nunca me cansaré de mirar a las estrellas, aunque ya no sea un niño.

Salud y ventura.

 

Ayyy Antonio, qué momentos tan entrañables viviste junto a tu padre, esos instantes nunca se olvidan y quedan almacenados en un rinconcito del alma. Me ha encantado tu microrelato, tienes muy buenas cualidades como prosista. Besazos con cariño y admiración.....muaáááácksss...

 

Tema movido al foro de Prosas Generales por tener más de 10 líneas y/o 150 palabras.

 

Es verdad, Antonio....hay momentos junto a nuestros padres, que son inolvidables. A los siete años, descubrir las estrellas refulgentes es una experiencia maravillosa. Felicito tus letras y te dejo mi cordial saludo.

 

El relato es ficticio, pero sí me hubiera gustado mucho contemplar la Vía Láctea con mi padre. Observo las estrellas siempre que salgo al campo.

Felices vacaciones.

 

Muy bonita prosa dedicada a las millones de estrellas que miramos por las noches en el firmamento. Grato leerte. Un fuerte abrazo amigo.

 

Me ha encantado, buen Antonio. ¡¡Qué bonito es!!.
Me has hecho recordar mi infancia, cuando, al igual que tú, miraba el cielo estrellado y quedaba maravillado, y mis fantasías crecían y crecían.
La próxima vez, me llevaré la linterna para hacer señales a los habitantes de otros Mundos, jajajajajajajajaja, aunque ya tenga 67 tacos bien cumplidos y duros como el sarmiento, jajajajajajajajaja. Y si estoy loco....¡¡bendita locura!!

Un fuerte abrazo, querido amigo

 

Logras con tu lectura atrapar al lector para llegar al momento que resurge del recuerdo, me ha encantado, saludos cordiales.

 

Gracias por mover el relato. Pido perdón por el error.

Salud y ventura.

 

Gracias por tu amable comentario. A los siete años se ven las estrellas más cercanas y brillantes. Buenas noches y felices sueños.

 

Siempre que voy al campo miro la Vía Láctea. Sigo siendo como el niño que imaginé en el relato. Gracias por tu amable comentario.

Salud y ventura.

 

Gran regalo el de tu padre, mostrarte que apagando luces se vé mejor lo más importante, como saber de donde venimos o cuando menos formamos parte. En un mundo donde prevalece las luces artificiales forman una cortina que impide ver lo que la noche nos muestra en toda su plenitud. Contemplar el "cielo" es pues algo extraordinario que bien merece la pena compartir con los hijos, para comprender que el sol que nos alumbra de día no es más que una gota infinita de un mar de luz. ¡El universo!
Un gusto acompañar tu entrañable recuerdo.
Alegre paz Antonio.
Vidal

 

Agradezco tu alegre comentario. Yo también tengo muchos años, pero me siguen encantando las estrellas, igual que cuando era niño ¡Bendita locura!

Salud y ventura.

 

Algunas vivencias quedan tatuadas en el alma y aunque los años pasen siempre se recordarán como las cosas importantes de nuestra vida. Hermosa prosa, compañero de letras ! Un abrazo

 

Todavía me quedo atrapado contenplando las esterllas, aunque ya tengo muchos años.

Buenas noches y felices sueños.

 

Gracias por tu acertado comentario. Encuentro paz contemplando las estrellas, aunque ya no soy un niño. Parece que nuestros problemas son muy puequeños ante la inmensa grandeza del universo.

Felices noches bajo las estrellas. Vital.

 

Aunque el relato es ficticio, nunca olvidaré le primera vez que vi la Vía Láctea. Todavía sigo mirando las estrellas cuando el cielo está despejado, aunque ya no soy un niño.

Un abrazo.