Sentado junto a la puerta gris de la victoria eterna

Lavar la boca para afuera, dieta casual del dharma
Panza llena del respirar serio y cantar alegre

Fuera de la aglutinación de chillidos que entorpecen
Para escuchar colibríes entre los bisontes, entre los agentes
Y rezar versos como piropos a la nada

Quebrando la piedra enviciada de la Babilonia que se disfraza de diamante
y rubí
Yo trato de razonar
en un templo de cuarzo


Donde el león se sienta junto al cordero, y se posan con girasoles y orquídeas a jugar como cachorros sin miedo
En el jardín frontal del delirio se imparte una cátedra utilizando el cuadro psicológico de Dioses olvidados
Otros lo solían llamar bosque frondoso


Donde los lirios nos enseñan con su olor que proporciona paradigmas incognoscibles
Tortura bella del recolector de ruinas, que como artesano forja el castillo más pintoresco
Con los escombros de sus antiguas chozas
Cenizas de versos, prosas, canciones
Adobe entre los ladrillos marrones

Sentado junto a la puerta gris de la victoria eterna


Con el patio adornado listo para celebrar derrotas siempre bien aceptadas,
pero nunca definitivas…