1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

    !!!Te va a encantar, no te la pierdas!!!

    Cerrar notificación

Serenidad Criminal.

Tema en 'Prosa: Filosóficos, existencialistas y/o vitales' comenzado por vronte, 10 de Julio de 2015. Respuestas: 0 | Visitas: 500

  1. vronte

    vronte Poeta infiel al portal

    Se incorporó:
    24 de Enero de 2015
    Mensajes:
    841
    Me gusta recibidos:
    648
    Género:
    Hombre
    Serenidad Criminal


    Ingresó a la habitación con un retraso de dos horas, caminando como si tuviese todo el tiempo del mundo, con una seguridad que exudaba poder y presencia de ánimo. Jamás olvidaré aquella sonrisa de tintes mefistofélicos ni esa cabeza rapada con perfección quirúrgica. Precisión que solo puede ser ejercida por un individuo particularmente obsesivo con los detalles. Su corporalidad casi excesivamente ancha contribuía aún más a tornar a este intimidante a la vez que mesmerizante hombre, en alguien único de su clase, sea cual sea la variedad de individuo a la que perteneciese.

    Me miró, durante un lapso que probablemente no excedió los 30 segundos, pero que me parecieron horas. Sentí que era capaz de leer mis pensamientos y descubrir mis emociones sin el menor asomo de dificultad. Comprendí de súbito que frente a alguien así, es completamente inútil mantener secreto alguno, de todos modos los averiguaría y solo dios sabe cuáles serían las consecuencias al descubrir que mi lealtad no era algo con lo que se podía contar. Afortunadamente, ese no era el caso, y la verdad es que si me hubiese pedido entregar mi vida sin darme razón alguna yo lo hubiese hecho, y de buena gana.

    Al notar como mi respiración pasaba de la pesadez a los jadeos, frunció el ceño… y luego de verme catatónico ante su reacción me dijo con una solemnidad y calma eclesial: no ponerse nervioso, jamás. Luego sin mostrar atisbo alguno de preocupación, auscultó la habitación con una mezcla de revisión periférica y visión detallista a la vez que se quitaba su negro abrigo largo y me preguntaba si la sangre había sido limpiada con amoníaco o algún otro químico.


    -Todo esto ha sido inevitable. Ud. ha actuado de la única manera en que pudo hacerlo, dadas sus circunstancias personales. Ud. no tuvo opción de elegir, aunque en este momento no lo vea de ese modo.


    -Señor-dije atiborradamente- yo le propiné una estocada en el cuello… por la espalda. Nunca me dio señal alguna de que su presencia constituía un peligro para mí. Simplemente, al verlo tan sereno y afable no pude contener un deseo feroz de acabar con una actitud que no tiene sentido, dado el tremendo embrollo en que nos encontramos metidos.


    EL tiempo parecía transcurrir con lentitud proverbial, en cualquier momento llegaría alguien u ocurriría algo que tornase nuestra afortunada y poco natural tranquilidad en una algarabía de gritos y confusión acorde a un crimen de esta naturaleza. Sin embargo, solo habían pasado tres minutos y medio. Curioso.


    -No se trata de lo que parecía ser, ni mucho menos de que necesite una provocación explícita que amerite su reacción asesina.


    -El. no me hizo nada. Solo miró a …..


    -Sintió-interrumpiéndome de golpe- que la mera presencia de ese hombre era un insulto a su propia-de usted- humanidad. Notó que alguien así, ni siquiera necesita abrir los labios para hacerlo sentir irremediable y profundamente agredido en lo más íntimo de su ser. Actuó en consecuencia.


    Recordando sus palabras, ahora con más calma, me doy cuenta que su justificación de mi aborrecible acto, no tenía respaldo alguno. El solamente me estaba entregando una racionalización conveniente que me permitiera lidiar prácticamente con algo que, en última instancia, era completamente imperdonable. Yo había acabado con la vida de alguien inocente cuyo único crimen había sido el no ser en absoluto alguien de mi agrado. Me había dejado arrastrar por una especie de enajenamiento mental, del que jamás me hubiese creído capaz dejarme llevar. Pero fue así. Y a pesar de todo, no fue tanto lo que dijo, como el modo en que me lo dijo. Fue tan impactante su grado de ecuanimidad e intensidad simultánea al apaciguarme, que en aquel instante no hubo lugar alguno, en mi mente, para cuestionar todo lo que me decía. En verdad me sentí una víctima.

    Han pasado quince años, y aún lo recuerdo con afecto y gratitud. Me encuentro felizmente casado con su hija, junto a quien tenemos dos hermosas y saludables nenas. Vivo en el paraíso, tengo amor, estabilidad y un pasar económico envidiable. Todo esto se lo debo a él. Mañana, se le informará si acaso su petición de libertad condicional será aprobada esta vez. Estaré rezando porque así sea. Se lo debo todo: su adorable hija, sus hermosas nietas, hasta mi extraordinario trabajo. Nunca podré dejar de agradecer el que se halla inculpado por mí. Actúo por el bien mayor, hizo lo correcto desde el mismo día en que todo esto comenzó a gestarse. Es precisamente desde ese día en que he seguido su consejo al pié de la letra. Desde entonces, jamás he vuelto a sentir nervios ante nada, ni mucho menos ante nadie. Sus palabras vibran en mi cabeza con un frescor constante: no ponerse nervioso, jamás.


    [​IMG]
     
    #1
    Última modificación: 10 de Julio de 2015

Comparte esta página