Seres vivos, pequeñajos.

Sin importancia. Como seres vivos...


Sin consecuencias. El periódico arde en la chimenea.


Con Misericordia, eso, sí. Las unidades biológicas de consciencia.
Buscando la trascendencia. La profundidad, bajo la superficie.
Espiritualismo del III milenio.


Sabiduría y conocimiento, bajo el Sol que más calienta.


La papa asada con mantequilla.
La horchata de chufas, en el puerto.
Incluso los cigarrillos de tabaco, tienen cabida.
Malos y buenos siguen su vida.





Sabios y tontos. Ricos y pobres. Entusiastas y pesimistas. Mañosos y novatos...


Peritos y aprendices.
Voces y ecos. Me doy por aludido. No me hago el sueco. ¡ Soy yo, quien viste y calza !


Ondas en el estanque de agua clara. Fractales desnudos y ramificaciones.
Porciones y queso fundido, blandengue. Estribaciones, poblados y aldeas.
Árboles genealógicos que penden de un hilo.
Orgullo patrio. ¡ Arriba los corazones !
Amor-Bondad, Temor-Maldad y respeto. Nariz y buen olfato. El Miedo es libre.


Para una energía del hogar, de la familia angelical. Perpetuo...

 

Tenés una visión muy particular de describir a la humanidad, y su diversidad.
Este poema me agradó.
Saludos, poeta.

 

¡ Gracias, Cecy ! Los sabios deben ser humildes. Eso es todo.
Ser conscientes de su milagrosa pequeñez.
Y de cómo la vida es magia.