1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

    !!!Te va a encantar, no te la pierdas!!!

    Cerrar notificación

Serie: los gatos de la noche

Tema en 'Prosa: Surrealistas' comenzado por buhodicenzo, 15 de Enero de 2019. Respuestas: 1 | Visitas: 651

  1. buhodicenzo

    buhodicenzo Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    27 de Junio de 2018
    Mensajes:
    30
    Me gusta recibidos:
    13
    Género:
    Hombre
    Serie los gatos de la noche.

    Autor: Javier Dicenzo







    Uno se vuelve inteligente, cuando se es escritor, cuando vemos pájaros en vez de poemas… uno se vuelve solitario, en la mar inmensa, pero uno siente la inteligencia de los gatos… cuando la inteligencia se transforma en un sueño irrealizable, si amamos y no odiamos lo que uno mismo es.

    El autor.



    Dedico esta serie de relatos al incondicional escritor Argentino Jorge Luis Sagrera.









    Cuento 1

    El gato negro

    A Alan Poe.


    Estoy leyendo un libro, de narraciones, es de Edgar Alan. Este día es tormentoso, por el techo hay un gato, un gato negro. Luego se abre en el suelo un abismo y cae un hombre.

    El escritor sale a asesinar gatos. En la tormenta en el latido de la noche. Hacia el sur hay un barco y lunas. Es tarde tomo mi whisky, y luego un ratón pasa. Edgar Alan está en mi libro, en el retrato del infierno. Mañana pasara, como un tren que surca los mundos, otros mundos lejanos.

    Sobre una mesa en medio de un lugar de Argentina está un cuervo, dice nunca más…. El cuentista late y en el tiempo cruje un hacha contra la hoja en un árbol.

    La guarida de los fantasmas está en un espejo, luego ese espejo se suicida.

    Los gatos maúllan en el sino de la perversidad, ser cuentista es actuar la vida.

    Más allá de la lágrima herida, más allá de los laberintos.

    Están las luces de buenos aires, y el mar de la costa Argentina.

    Pasan los juegos de ajedrez, aparecen los ajedrecistas. Y nunca late el corazón.

    Luego llega la lluvia y el vino con mujeres. El gato pasa con los fantasmas.

    Los aullidos de lobos, y lo tenebroso y esa jugada de puertas cerradas.

    Hoy es otoño con hojas que cubren las mesas y los juegos con gatos.



    Cuento II

    El gato en el techo.

    A Abelardo Castillo.


    El candelabro de plata cae sobre un gato, este se va al techo, y comienza una tormenta. A la distancia una mano araña al gato. El gato está en los techos.

    Buenos aires es difícil, cuando existen fantasmas, y seres. Hoy camina por una calle de Palermo el cuchillero de Borges. El gato está en un techo, cae y araña un árbol.

    Los días pasan, en España los libros se cruzan en medio de una tormenta con seres extraños.

    Hoy es martes y los domingos los gatos maúllan.

    Estoy perdido soy un escritor, aventuro a Abelardo, y luego intento escribir, la experiencia de transmitir en un cuento hace que las asexuadas rompan estructuras en mi cuento.

    Hoy leí a Lilian Heker, y su realismo no es mi verso. El gato está en el techo.

    Voy a habitar, habitar en las fosas rugientes, en las fosas de la nada.

    Soy escritor, y llamo a los fantasmas. Poema de la poesía de Lorca. Poeta en Nueva York, y luego Paul Auster.

    Luego el gato toma un poco de yogurt.

    Amanso arañas y soy escritor, por ellos son los ajedrecistas apócrifos o los falsos escritores los que están en mi destino.

    Jane Austen me invade. Y el gato camina por mi casa y el espejo tiembla.



    Cuento III.

    Los gatos en la noche. A Pablo Neruda.


    En la mar, y en el mar, están esos crepúsculos, esas caracolas, los gatos en la noche cruzan la playa, y la isla, la casa de Neruda.

    Luego frente a mi está mi vecino, que ama a su novia. Frente a mí un cielo de hierro.

    Las falsas rosas, y esos miedos. Luego Argentina es un lugar de laberintos, de enmarañadas cruces de cristos.

    Busca el túnel donde están los locos y busca primaveras, lunas y ruegos.

    A veces pasan las Memorias de Isla negra, o las barcarolas.

    Cuando reces, no pidas, no pidas a ese dios desconocido, mide la distancia y conócete, muchas veces la felicidad se muere y nos morimos con el suicida.

    Aprende que la memoria es buena, y que la comida importante, lo espiritual es el genio y el cuento una mirada en universos latentes, nunca más seas ese nombre, ese nombre y su perpetua mirada a la noche, a esta noche, a ninguna noche que creas ser libre.


    No

    Eres

    Este cuento.



    IV Los otros gastos de la noche

    A Jack London


    En un lugar siniestro había un perro, ese perro estaba herido, dice la leyenda que había fantasmas, criaturas gigantes. Un hombre sale a caminar por un laberinto de esos lugares entre gatos de la noche. Luego de muchos años se supone que nadie sabe nada. Luego los asesinos caen y matan los gatos de la noche. Un joven lee en un café un libro de Jack London, y mimetiza los espejos. El genio creador escribe unos cuentos, luego llegan unos seres y borran la memoria.

    Los años pasan y un hombre camina por la nieve, y dicen que en Suiza aparece un ser horrible.






    V

    Fiero tigre

    A Franz Kafka leyendo América.


    Hay un barco en medio de un mar, en Estados Unidos, donde los tiburones acechan y está el personaje de Kafka y la leyenda de un escritor, lejano, en medio de la nada, cuando lees a Paul Auster, y vives en medio de la nada.

    Los grises tigres mueren, y asesinan hombres.

    El fiero tigre mira un lugar.

    Luego los vientos surgen, en un laberinto.

    Y el poeta sale a buscar relámpagos.

    Abelardo Castillo muerde a su contendiente

    Y la mítica ciudad se transforma en nada.

    Luego todo vuelve a la normalidad.

    Los gatos caminan por el patio de un jardín.










    VI El jardín de los gatos.

    A Jane Austen.


    En la abadía están los jardines, allí un espejo esta frente a un paisaje y pasa un rio, se ve un pájaro, latente, y una mirada, fija su punto exacto en la nada.

    Jane Austen está en su habitación y mira un gato.

    Y escribe, para ella, para sí misma.

    Luego de años una lluvia cae, lentamente desaparece la escritora, y mira un vaso y toma un té.

    Aparecen fantasmas de Chejov, y de Kafka.

    Luego el mundo vuelve a ceñir el olvido.

    Luego una barca pasa por la casa en el campo y una bandada de pájaros atraviesa el horizonte.










    VII

    EL gato en medio de las ruinas de Paul Auster


    Miro “Trilogía en Nueva york”, y un ser pasa, por esa sombra en el nombre del nombre.

    El fantasma pasa, y unos gatos pasan por las puertas abiertas de un laberinto.

    Y giran unas rosas, como flores de nada.

    El escritor miente, miente bien.

    El novelista de la isla se suicida.

    Una vez más el poeta sale al amanecer.

    La leyenda es un fantasma y otro vampiro ruidoso.

    La narrativa imanta las plantas yertas.

    Esa otra estepa de Salgari y sus dos tigres de la malasia.










    VIII El otro Kafka en la noche de los gatos.



    En un laberinto se encuentra Kafka, un escritor mediocre.

    En ese lugar hay unos dragones, y unos gatos que salen de noche.

    Dos cuchilleros se enfrentan en una esquina.

    Luego de años en lugar muere, y muere la literatura, como Kafka raro en medio de la nada.

    Luego de años… el viento sopla el barco del laberinto.

    El otro Kafka se muestra, en medio de baladas enamoradas.

    El escritor nace y se hace, luego muere...

    Al atardecer se cuelga en una soga, una soga.

    Un minuto, un minuto para ser un gato y un escritor en la maldita ciudad de los suicidas.










    El otro del otro gato IX


    Junto a un jardín esta la x planta y el otro gato, el otro espacio.

    Kafka aparece en América, pero la otra mirada, el otro camino hacia una ciudad desligada de barcos piratas.

    El cuentista simula la nada.

    Luego de años aparece Paul Auster con la ciudad de cristal, y el misterio se prende de la nada.

    El otro gato IX, la otra variación de un cuentista y escritor de poemas.

    Las baladas son en Argentina, mil metros bajo tierra, cuando un narrador vale por la experiencia, no existen niños escritores, existen escritores con experiencia y que sudan la literatura, que gimen, y que se juegan por el sol de alto viento.

    Los verdaderos escritores no nos importan ser leídos, ser criticados.

    Hoy el otro gato, está en su manifestación.

    Pueblo que miente y poeta que miente, ser poeta hasta en narrativa.

    O morir

    Cuando

    Giramos la mar

    Allá en Mar del Plata y su lecho de Alfonsina Storni.





    El otro gato X


    Salimos por una plaza, hoy en Nueva York, luego regreso a Buenos Aires, y mi gato es un gato triste.

    Luego de años soy un violador de poemas, y un escritor de novelas, un narrador. Pasan los pájaros, pasan las mañanas.

    Dicen que debajo de esa plaza hay un mundo oculto, donde la muerte impera, donde grandes alienígenas surcan los mares internos.

    El universo es grande.

    Termino mi relato porque estoy cansado y vuela una mosca y pienso por primera vez en Faulkner el Nobel.














    Cuento XI, el más allá del camino de los gatos.

    A Jorge Sagrera.


    Somos, esa penumbra, donde caminan los gatos.

    Y un ritual se hace en medio de una isla, en esa isla un narrador solitario intenta escribir y reescribir, lo que otro escribió.

    Luego llegan unos gatos, y esos gatos, otros leones dicen:

    -¡Miau!, y luego un asesino le clava un chuchillo a una mujer.

    El cuento dice que en fosos duermen unos dragones.


    Allá en la inmensidad cae un trueno y muere en el mar…












    Cuento XII La gata, el rostro de una efigie de la moneda.

    A Roa Bastos.


    Los carpinchos, y el suelo con la madera, en el viento del río.

    El carpinchero surge, y toma un hacha y corta la leña.

    La gata camina por un túnel, en el Perú o Paraguay, donde unos pájaros negros surgen, el trueno y la efigie en una moneda.

    Entre un hombre negro en un bar, en la selva, y toma un arma y dispara.

    Un lecho deja al felino en medio de la nada, el rostro mira un lugar.

    Pasan los días y el viento sopla en la estepa.

    Los años dejan la leyenda del escritor, bendito, el cuchillo que se clava en la mano.

    Luego de años, luego de todo, se regresa el futuro y la locura de escribir.

    Soy el escritor y tomo un libro y pienso en la nada en el silencio y esas manos de mujer prohibida, como la primavera, como un suicidio del cielo.

    Abelardo castillo toma un cuento, y hoy en Argentina estoy escribiendo un cuento de terror, para que se enmudezca la música de mis manos y los labios abiertos, con rostros.







    Cuento XIII el gato manso del rio. A Pablo Neruda.


    Y dicen que entre la maleza, aparece un tigre, y que ese tigre se mete en las enramadas del rio, y que unos gatos suben al castillo de Kafka, o el túnel.

    Cuando el viento sopla, cuando el tren pasa, los fantasmas, los malignos pasan.

    Luego de años, miro el horizonte marinero.

    Luego de unas luces, pasa un barco.

    En el lugar de las historias bajo Francia está la caverna de unos dragones.

    Luego de años voy a atrapar los lejanos vientos del sur, como
    “El país del viento” de Iparraguirre.

    Y dicen que entre la maleza, parte un pájaro.

    Luego de años el escritor juega al ajedrez y toma un cigarro, luego de la nada.

    Se va… el rio entre gatos… negros como la noche.











    XIV El otro gato en el gato del espejo inmortal. A Roa Bastos.


    En el trueno, en el patio de mi casa, bajo tierra, en una caverna.

    Allá están los tigres, el otro gato. Dicen que en medio de esas víboras en el crepúsculo.

    Luego, luego en medio de Argentina, en un lugar siniestro se encuentra una calavera.

    Los caminos conducen hacia el infinito, entre campos y casas viejas.

    El otro gato baja, y se ve un buque marinero en el horizonte. Y un ajedrecista mueve una pieza del tablero y luego, mira el lugar.

    Aparece, con sus rostros los fantasmas.

    En la isla solo habita un hombre y un vino que toma.

    Luego el viento sopla en el país del viento de Iparraguirre.










    XV



    A Kipling y su animales de tigres y nubes negras.


    Esta el tigre, en ese laberinto, en la selva, Puck, y luego los fantasmas.

    En las laderas los truenos giran.

    El gato mira la otra cara de una moneda.

    Dicen que aquella noche bajo un pirata, en medio de un lugar de África,

    Que las latencias morían en el mar, entre tiburones blancos asesinos.

    Hoy estoy en mi casa soy el escritor, que de tanta soledad.

    Esta la soledad, y buscando, llegando en un lugar, en un lugar.

    Kipling ya es parte de mí como de Proust.

    Luego salen los asesinos con las cuchillas y el viento sopla y el barco navega por mares.

    En el horizonte el cuervo de Edgar Allan Poe surge.








    XVI

    Serie los gatos… 5 autores de una guarida de tigres hambrientos.

    A Abelardo Castillo autor Argentino.


    Habían salido, esos gatos, en la esquina de Buenos Aires, había dos ajedrecistas en la sala, un cuchillo voló..

    Luego de unos momentos, el escritor miró fijo al tigre.

    En los laberintos aparecen espejos.

    Esta serie los gatos, aparecen en los mares, donde las sillas son góticas.

    Abelardo es el escritor.

    Salen unos pájaros a crear inmensas plumas donde se anidan los olvidos.

    Luego cuando llueve en la ciudad, aparecen unos seres góticos.

    Los 5 autores de los tigres, viven en mi recuerdo.

    Cuando caminan, cuando llueven las gotas de sangre.

    Los santos aparcan sus autos en las cabañas de los ríos lejanos.










    XVII Serie los gatos los otros gatos.

    A Antón Chejov.


    Cuando al amanecer

    Mueren en bandada los cuervos.

    El escritor usa una técnica,

    Para que el relato se extienda en los julios Cortázar y en los Borges.

    Luego los gatos en serie se nutren de bebidas lechosas.


    Un narrador usa la mañana, y el horizonte gris.

    Luego en medio de un mar surge el novelista de la isla y Kafka.










    XVIII


    EL pájaro gato de Sábato.


    Ernesto, se fue hacia la irrealidad con un gato, era un universo, dentro de abadon exterminador.

    Luego de años uno y el universo sustituyo la otra teoría de la realidad de una pena, con un túnel, un túnel mágico.

    Luego de años, el vampiro experimento la transformación.

    Con el nido prendido fuego se extermino el soldado chino.













    XIX


    EL otro rostro en un espejo con un gato


    Había una habitación cerrada, como la de Paul Auster.

    Luego un gato pasa por el techo, y una enramada llena de hormigas hostiga el lugar.

    Aparecen fantasmas, luego siniestros rostros.

    Alas vuelan por el lugar


    XX


    El gato insomne

    A Paul Auster.


    Gritan, en la sala de espera, antes del psicólogo, gritan, son ellos los gatos insomnes.

    En el barco van unos famas y unos ojos y seres.

    Luego se termina la palabra, la vuelta de tuerca.

    El gato insomne duerme en un lugar, llamas se queman en la hambruna.

    Adiós a las palabras de la nada, adiós a los lugares comunes, ese ser inmortal surca los mares y duerme en el olvido.
     
    #1
    A LUZYABSENTA le gusta esto.
  2. LUZYABSENTA

    LUZYABSENTA Moder Surrealistas, Microprosas.Miembro del Jurado Miembro del Equipo Moderadores

    Se incorporó:
    21 de Octubre de 2008
    Mensajes:
    103.093
    Me gusta recibidos:
    39.045
    Género:
    Hombre
    Descripciones felinas en ese recorrido donde se remarcan la forma de actuar
    de los gatos entre esos temblores asociados a escritores que tuvieron
    asombro por ese ser de la naturaleza. intuicion y sobre todo bello
    asombro en tu narracion. saludos amables de luzyabsenta
     
    #2

Comparte esta página