Simplemente-.

Tristes caparazones me van deformando. Utilizo la mansión real para probabilizar la muerte. Seguidamente olfateo el ámbito vituperado y crucifico reyes como monarcas silentes. Falos inquebrantables buscan mi atuendo de rosa. Soy a la carne lo que el espíritu, forma ilegible. Las catástrofes cotidianas y esos nudos de antología suspirada, me evitan, por todas las cárceles. En enero cumpliré mi encomienda, lavabos públicos y mingitorios universales, para todos. Recibo la eterna promesa, la comunicación adversa, el etílico mensaje guardado como un mural en lo opaco de los días. Llamas que se disuelven esperando el formulario adecuado. Tristes advertencias, de un cuerpo cuyo útero fulmina su sucesión de orgullo. Orugas y un montón de aspersores que mi cuerpo ha devorado en funciones de matemática improcedencia.



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