Sin fondo ni sustancia

El aire que respiro me sabe a tiempo muerto. Zigzaguea cansado alrededor de la estancia, del café a punto de enfriarse, de la hoja que se mira pálida en mis ojos, de las ideas que van saliéndoseme atragantadas del corazón. Escribo, no para vivir, sino para morir de otra manera, lentamente, respirando del aire la fatalidad hecha palabra, verso ligero, prosa epilogal sepultando lo que soy, borrando lo que he sido, liberando al fin lo que en algún momento pude ser. El aire me respira, me respira fantasmagóricamente vivo, en la hora sin tiempo donde soy sueño y me sueño y voy soñándome con los ojos abiertos de par en par, hacia el infinito de mí mismo: umbral del alma revelando el camino por venir, la vía de escape de un cuerpo sin fondo ni sustancia.