Sin nombre

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[FONT=&quot]Sin nombre

Nadie en varios kilómetros a la redonda sabría decir su nombre pues a nadie jamás se lo dijo, ni siquiera se sabía su edad, siempre se le conoció con el mismo aspecto de anciano venerable. Cuando llegó al pueblo hizo suya la choza abandonada en una de las colinas que coronan el valle. Le veíamos salir a recoger bayas, hierbas y raíces . De eso vivía y con eso nos sanaba cuando le pedíamos algún remedio. En la aldea lo llamábamos "el ermitaño". Hoy, bajo un árbol cerca de la cabaña, hay una tumba sin cruz ni nombre en la lápida; solo se puede leer semiborrosa la palabra “ermitaño”; así lo quiso él. Flores no faltan nunca.

 

Esa es la moraleja del relato que has sabido captar muy bien Marlene.

Gracias por pasar y por tu comentario.

 

Precioso Micro. Gracias por compartirlo.

PSD: Lomuevo al foro de Microrrelatos.

 

Gracias por pasar y por tu comentario Rosa. Si crees que es allí donde debe estar pues bien movido está. Gracias de nuevo y un abrazo.