Sin sorpresas

Los obsequios verdaderos ya no se regalan en este angustioso mundo de porquería, he venido del regalo de luz que me han hecho y me he comprado las sombras más espesas, no por ser sombras deben ser malas, de hecho para mí significan un lugar cómodo, apacible, aceptable, liberador, contagioso y emocionante, eventualmente tenía que llegar a la noche perpetua, muchos creen al verme o piensan que yo soy del común de la gente, que represento ese slogan de un adolescente, de un adulto trabajador, pero las sombras han hecho bien su trabajo, los obsequios se han pulverizado.

Ya no hay que preguntarse el para que ni el para quien, los motivos se fueron a la mierda, me siento tan infeliz y cansado, deseo romper a pedazos el paisaje de todos los días, destruir a la gente, han pasado los años y he odiado a la gente por ser tan intrascendentes y banales, por reírse de lo que no tiene chiste, por amar a lo que vende cariño, por odiar a lo que no le ha hecho daño, lo sé tengo un problema, no lo converso con nadie ni me importa, no me importa sin comprenden, no me importa si les importa que es lo más seguro, en nuestros días nadie sonríe de gratis, nadie racionaliza la valía de un poema, la gratitud de dar gracias, la importancia de permanecer juntos, así que he anulado todo y cada uno de esos comportamientos en mí, me he agujereado, verme de frente, es ver un pared de concreto con corazón.

Mucho antes, al escribir sobre este tema, siempre me hacía llorar, llorar de verdad, supongo porque eran arremetidas de rebeldía o desespero temporal, pero ahora doy un paso más lúcido que otro, escribo y no siento mucho, pensé que comenzaría diciendo lo que siempre se espera: “me odio a mi mismo y quiero morir”, pero esta vez no, vaya que no, esta vez es diferente, es definitiva, ya estoy grande para cargar este dolor y mucho tiempo ha pasado para llevarlo en los hombros, es momento de tomar la decisión, más bien de llevarla a cabo.

Por un momento creí que me equivocaba, que algún día esta presión maldita se iría lejos, que algo hermoso y nuevo borraría las horribles decepciones del pasado, que ya no me sentiría fuera de lugar en todos lados, que encontraría a mis amigos de verdad, pero es un absoluto no a cambio de un completo positivo, ya no se trata de que he perdido las ganas, se trata de cómo quiero finalizar esta vida maltrecha, sí, abruptamente, sin sorpresas, una sonrisa en el rostro y sangre en las paredes, yo quise intentarlo pero nunca se me dio la oportunidad y ahora que me he venido convenciendo que sólo flotamos en el aire, el miedo a la muerte ha aligerado, no quiero innagurar mi despedida con todo esto, pero si debo despedirme de todos los que vieron en mí algo bueno o me quisieron con todas sus fuerzas y a los que incondicionalmente lo continúan haciendo. Es horroroso este lugar créeme, nada crece bajo los pies, cada día hay más silencio, más desprendimiento y la gente entiendo mucho menos, es estar apartado de todos en todo al mismo tiempo y con tantas ganas de hablar pero si nadie escucha ni aprecia lo que uno dice, pues al diablo, estar o no estar no haría mucha diferencia. Ésta vez será la última, y esto es lo que me toca compartir con quien pudiera alguna vez leer estas letras, la otra parte es más íntima y le corresponde a los que leerán esto pero en su forma física y sabrán que ya desde hace mucho, yo había querido irme.

Raamses D. 04/05/2012

P.D: Gracias por jamás leerme.

 

Vaya... Raamses. Como ves, yo si te he leído. Te leo porque al comienzo me llamó la atención tu manera de escribir, con fuerza y determinación y luego continué porque me senti identificada contigo. Ciertamente apesta sentirse asi, pero a veces entre la porquería se encuentra una joya, asi que no dejes de buscar lo que brilla en tu vida. Y mientras tanto, mientras tengas el dia desolador, compártelo, porque, a veces, si buscamos un poquito, no falta gente a la que le interese de verdad.

Un placer leer tu desgarradora prosa. Un abrazo.