Síndrome de las realidades

Intimido la coerción que va proponiendo la conciencia con mi humanidad pensante, pero son los prejuicios reguladores, los que abundan por entre mis músculos y nervios amarrados a un mundo fantástico, los que las detectan… pues es así, que me quedo ciclotímico y sin las fuerzas necesarias, para repeler esa militancia crónica de auto reprimenda, y que a modo de reconvención histriónica, me cognición se replantea sacralizarlo todo una vez mas, como que aquí, no ha pasado nada, y la rueda vuelve a girar; se superpone la mala reputación de mis buenas intenciones, engendrando un boicot de frivolidades, que someterá a autocrítica, cada partícula de indecisión detectada a tiempo.

La realidad magra de todos los días y de la que estamos todos saturados, no nos deja ver las verdaderas realidades sucesivas que frecuentamos imperceptiblemente, donde no afirmamos tales o cuales circunstancias, por creerlas superfluas, insignificantes, baladí. Untándolas con nuestro prejuicio acostumbrado, que demuele cualquier fundamento que las quiera proponer en el tapete de nuestro curso.

Es la batalla que libramos o no, a cada segundo, casi sin darnos cuenta, la guerra está en nosotros mismos y en nuestros conceptos, miserias y sentimientos, con que fuimos alimentando nuestro ego, a lo largo de nuestra historia.

Hemos llegado a un punto en que las fantasías y la irrealidad cotidiana, nos aleja con premura, de los sentimientos mas puros, trasponiéndolos con metas materiales que nada mas agudizan las papilas mentales de ansiedades interminables y que nunca lograremos alcanzar, porque siempre querremos mas.

Por esto, cuando más presiona mi realidad económica, social, material… más amo mi imaginación.
Comparto lo dicho por un sabio una vez (Immanuel Kant)
LA FELICIDAD ES EL ESTADO IDEAL DE LA IMAGINACIÓN.