Sobremesas

Sobremesas

No quisiera mesificar al escribir sobre mesas...
La mesa es física, y se relaciona con otro ocupado por mí. Cuando tenga la experiencia de la mesa, de acuerdo con la teoría, no solamente será una mesa, sino que también podrá vivir. Su espacio-tiempo es ahora y siempre, y sólo sus átomos dirán del futuro y su devenir.

La verdad, hasta que consideramos las palabras, es mentira considerada; y la mentira, con las palabras adecuadas, se considera a condición de no faltar a la verdad. Qué forma más elemental es lo que siempre fue y será una mesa: una necesidad de acumulación de átomos que nos resuelven lo incómodo de escribir sin ella. Su existencia es invento, pero su esencia es eterna; si su entropía es baja será una mesa, mesa; y si su entropía es alta será una mesa suelta. Pero la mesa sigue siendo mesa, sea o no resuelta, porque la mesa necesaria necesita de una mente que la pueda dibujar no sin antes dejar la mesa vuelta para que nadie más escriba a su compás, sino al compás que dicte el puño en cuya mesa se puede descargar.

La generalidad de las mesas tienen los días contados, porque aunque hayamos dicho que es eterna es un lujo para ella subjetivo, ya que cada mesa soporta su propio peso, y si además añadimos el peso de otras posibles mesas, por el aporte colectivo y razonado, su formalismo individual le confiere una singularidad más allá de su masa; y ésta siempre es llamada una mesa singular. Algunos mapas sobre la mesa los soporta con una considerada secuencia causal; mucho río y mucho monte, mucha es la geografía que en la mesa de la tierra hace tiempo viva está. No es extraña su manera cuando mesa y nada más, ni se ríe ni se alegra y solo sirve a la verdad. Y qué es la verdad, sino la mesa cuando es mesa, sino la mesa sin final…