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Sola en la noche

Tema en 'Prosa: Amor' comenzado por Malphast, 6 de Marzo de 2010. Respuestas: 3 | Visitas: 965

  1. Malphast

    Malphast Poeta recién llegado

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    6 de Marzo de 2010
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    -¡Bibi, Bibi…! ¿Dónde estás, Bibi?
    -Bibi no quiere ir, Bibi es feliz con Jasón, a Bibi no la pueden separar de él, está enfermo ¿Quién lo cuidaría?


    El bosque era denso, tanto que las ramas enganchaban la ropa, la piel y el pelo de Bibi, pero ella corría, corría todo lo que podía, no quería que los hombres que la querían separar de Jasón la encontraran, estaba segura de que todo aquello era un error.

    EL ANOCHECER DEL DÍA ANTERIOR.


    Yago miró a su alrededor, había sido llamado por el oráculo nada más anocheciera en su casa oculta en el bosque. Poca gente conocía en persona al oráculo, y menos los vampiros, ya que estos eran mucho más peligrosos que un simple humano, pero allí estaba él, un vampiro de nivel superior citado por el hombre más huraño que podía existir en la tierra.


    El oráculo era respetado y temido tanto por vampiros como por humanos ya que este era un vínculo entre las dos razas y estaba conectado a los seres superiores a los mortales pudiendo ver el futuro. Tenía un ayudante que se encargaba de todas las tareas en la ciudad como recopilar provisiones o enviar las citaciones a los mortales para decirles sus predicciones y cuando hablaba parecía que todo el aire de la estancia donde permanecía se desvaneciera. Como mortal, el oráculo moría cada cierto tiempo y cambiaba aleatoriamente de humano a vampiro, por lo que un oráculo duraba más que otro, en este caso el oráculo era humano y como tal, con los setenta y cinco años que contaba, estaba a punto de llegar a su fin, seguramente de esa cuestión quería hablar con Yago.


    Yago era uno de los vampiros más respetados y poderosos del mundo, solo superado por el príncipe de los vampiros, Leonard. Este último era conocido por sus matanzas y mal temperamento, aunque su aspecto reflejara todo lo contrario, mientras que Yago era conocido por no haber matado nunca a un humano y proteger a su gente sobre todo y era temido por su aspecto sombrío.


    Estaba en el principio de un sendero que se adentraba cada vez más en el bosque, gracias a dios la luz solar había disminuido lo suficiente para que sus ojos no sufrieran y ya empezaba a sentir como la noche cobraba vida dándole fuerzas. Estaría complicado llegar hasta la apartada cabaña del viejo oráculo, pero le encantaban los retos y no sería difícil rastrear a un humano aunque estuviera perdido en una montaña.


    Se disponía a adentrarse en el camino cuando una voz le sorprendió, provenía desde la copa de un árbol al principio del sendero.


    -¡Wow! ¡qué señor más sombrío!- algo cayó desde el cielo aterrizando con gran agilidad a su lado-, el señor Jasón me dijo que usted era sombrío pero nunca pensé que tanto…


    Yago miró al lado y vio a una chica, era alta, esbelta y bien formada, con curvas sugerentes y bien proporcionadas, llevaba un vestido de color escarlata que daba un color más cetrino a su piel ya pálida. Su cara era redonda y en ella se agrupaban un compendio de facciones agradables: pómulos altos, labios carnosos y rosados que parecían sonreír a cada segundo, nariz pequeña y resultona, largas pestañas negras, ojos grandes de color verde claro y cejas suavemente arqueadas. Su expresión era claramente de sorpresa y de curiosidad lo que hacía que sus ojos parecieran algo más grandes y que brillaran, que sus cejas se arquearan un poco más y que sus labios se separaran suave y seductoramente.


    -¿Usted es el señor Yago?


    -Si señorita, ¿a quién tengo el placer de conocer?


    -Soy Bibi, el señor Jasón me dijo que viniera a buscarlo, porque decía que usted podía destruir su montaña, ¿usted destruiría la montaña?... el principio no quería que Bibi viniera porque decía que Bibi era demasiado pequeña para venir, pero Bibi tiene quinientos años y Julián no podía venir porque usted es un vampiro y no podría seguirlo, como Bibi es también un vampiro vino a recogerlo.


    -¿Un vampiro?


    Yago la miró extrañada, era imposible que aquella chica fuera un vampiro, entre otras cosas porque los vampiros poseían el cabello negro como la noche y aquella chica lo tenía rubio como los rallos del sol y cuando los vampiros lo tenían lacio y apagado ella lo tenía rizado y brillante… definitivamente no podía ser una vampira. Además si ella tenía quinientos años como había dicho era imposible que denotara tal grado de ingenuidad, seguramente habría sido presentada en sociedad a los cien años y habría sido casada rápidamente por la escasez de hembras en la especie.


    -Si, Bibi es un vampiro, como usted… siga a Bibi.


    De repente la chica saltó y aterrizó con gracia sobre una de las ramas cercanas, después de todo puede que si fuera una vampiro.


    El camino era enrevesado y si no hubiera venido a por él la chica llamada Bibi seguramente habría destruido parte de la arbolada para encontrar el camino… como bien había predicho el oráculo. Los movimientos de Bibi eran rápidos y sueltos como si hubiera tenido mucha experiencia en combates, pero parecía imposible con esa sencillez e ingenuidad reflejada con tanta claridad en sus ojos verdes.


    La casa del anciano oráculo se materializó ante ellos tras un espeso cúmulo de árboles y en el porche, sentado en una mecedora estaba el oráculo fumando una pipa. La última vez que lo vio a penas parecía un adolescente, y ahora estaba arrugado y se veía el cansancio en sus ojos. Siempre había respetado a ese oráculo, había sido el más preciso y meticuloso de todos los que había conocido y el verle así le dolía, era una de las muchas maldiciones que le acarreaba la longevidad que poseía gracias a su raza.


    El viejo que ocupaba la mecedora alzó la cabeza lentamente y miró con infinito amor a Bibi que se acercó a él corriendo y se arrodilló a su lado con presteza mientras él alzaba la mano para acariciarle el pelo suelto y centelleante, quitándole de camino una hoja que se había internado entre sus bucles.


    -Gracias Bibi, has sido de gran ayuda, pero debo regañarte, no te has presentado correctamente a nuestro invitado ¿verdad?


    -Pero señor, yo… yo… quería que Jasón viera a el señor Yago rápido.


    -Lo sé mi niña, pero debes mantener tus modales todo el tiempo, así que preséntate debidamente ahora mismo.


    -Sí señor.


    Bibi parecía al borde del llanto cuando se levantó del lado del oráculo y se acercaba a él para realizar una perfecta reverencia y murmurar con rapidez:


    -Encantada de conocerlo, mi nombre es Bibiana Salot de Alebert, duquesa heredera de MotSelir y archiduquesa de Voler.


    Yago se le quedó mirando sorprendido, era imposible que esos títulos pertenecieran a aquella chicha… ya que si le pertenecían ella debía ser…


    -Bibi, querida, podrías ir a buscar un buen ramo de flores para mí, las que me trajiste ayer se han puesto mustias.


    -Claro Jasón, Bibi traerá más flores.


    Bibi desapareció rápidamente por uno de los laterales del claro sonriendo y tarareando una canción. Poco a poco se acercó al anciano y se sentó a su lado en una elaborada silla de mimbre.


    -Dime que no es verdad- dijo Yago suspirando.


    -Lo siento, pero lo es- le respondió sonriendo Jasón.


    -Por dios, la hija de Marian y Salomón… pensábamos que había muerto cuando los cazadores mataron a su madre.


    -No fue así, déjame explicarte. Cuando Bibi nació fue llamado el antiguo oráculo rápidamente por su rareza, no solo tenía el cabello rubio, sino que además no aceptaba la sangre como único alimento y debía ser alimentada con comida humana también, además, descubrió que era inmune al sol y tenía una extraña marca de nacimiento en el cuello. Mientras buscaba la solución les pidió a sus padres que la mantuvieran en secreto.


    Marian se escondió con ella en lo más recóndito de sus tierras pero esos fanáticos anti vampiro las siguieron y mientras ella dormía plácidamente en su cama en su trance de medio día, atacaron. Bibi había salido a coger flores y cuando volvió su madre había sido degollada y quemada en una hoguera. Ella apenas tenía tres años.


    Al estar conectado con su compañera por la sangre, Salomón

    sintió la muerte de Marian y fue a buscar a su hija, quería seguirla pero debía cuidar de su hija y como buen padre así lo hizo. Bibi olvidó los terribles sucesos rápidamente, y pronto se dieron cuenta de que sus poderes eran extraordinarios incluso para un vampiro.


    Los cazadores se enteraron de algún modo y temiendo por la seguridad de las personas decidieron que debían matar a la niña, pero su padre se había escondido bien, por lo que no consiguieron llegar hasta ellos hasta que esta cumplió los diez años.


    Su padre luchó contra los enemigos, pero estaba debilitado así que no pudo hacer mucho y ella vio como su padre moría a manos de unas malvadas personas. Una de las sirvientas que había cuidado de Bibi como si fuera su propia madre, incluso le había dado leche de sus pechos ya que su madre no podía dársela, la cogió y la escondió.


    Vivió una vida feliz aunque con horribles pesadillas sobre la muerte de su padre hasta los quince años, cuando los cazadores la volvieron a encontrar y mataron a los que ellos llamaron traidores.


    Bibi pensó que todo aquello era por su culpa, que todo aquel que estaba a su alrededor moría, así que se dedicó a vagar sin rumbo durante cuatrocientos cincuenta años. En ese entonces llegó a mí.


    Yo mismo pensé que había muerto, pero una mañana llamó a mi puerta y me quedé asombrado de los poderes que había desarrollado en este tiempo, solo los ancianos poseen un poder aproximado al suyo. Estaba desesperada, las pesadillas la perseguían y quería olvidar, había conseguido crear con su magia unos brazaletes que conseguirían que su memoria se borrara pero no así su conocimiento y poder volver a cuando tenía nueve años y era feliz con su padre, cuando las pesadillas no la atormentaba. Pero al recuperar la mentalidad de nueve años estaba preocupada por su salud y quien cuidaría de ella sí que me pidió que yo lo hiciera.


    Desde entonces Bibi ha vivido conmigo y con Sergio, ahora no debería tener una mentalidad mayor a la de nueve años ya que vosotros sois un poco más lentos madurando.


    Yago se quedó mirando la oscuridad mientras el oráculo contaba la historia de Bibi y pudo imaginar vívidamente la muerte de sus padres, sus dos mejores amigos Marian y Salomón, él había sido el padrino de la niña hacía quinientos años, pero entonces no tenía pelo y estaba vestida, así que no podía haber visto la marca en su cuello. Suspiró sonoramente, en todos sus novecientos años de vida se había sentido tan inútil e impotente, si Salomón hubiera venido con él como él le sugirió no había pasado todo aquello y aquella chiquilla no habría sufrido tanto.


    -Ahora el motivo de mi llamada…, me estoy muriendo Yago, tú mismo lo has visto, ella misma se ha dado cuenta pero no quiere aceptarlo… necesito que cuides de ella, tu eres el único que puede hacerlo.


    -¡No!


    Sumergidos en la historia triste de Bibi no se habían dado cuenta de que esta había vuelto y soltando rápidamente las flores se había llevado las manos a la cara para ocultar sus lágrimas.


    -Bibi no se irá, Bibi cuidará de Jasón y Jasón curará Bibi es buena cuidando a la gente Sergio se puso bueno cuando Bibi lo cuidó.


    -Bibi- dijo Yago poniéndose en pie y acercándose lentamente a ella para no asustarla-, debes comprender, Jasón no es humano, los humanos envejecen más rápido…


    -¡No! Jasón no morirá y yo no dejaré a Jasón- los brazos de Yago se cerraron rápidamente a su alrededor y se sintió extrañamente segura. Cuando había visto a Yago por primera vez lo había visto como algo sombrío y maligno, pero ahora lo veía de otra manera. Era alto, con los hombros anchos y los brazos fuertes, aunque la abrazaban con ternura mientras las lagrimas corrían por su cara. Le miró a la cara, tenía una leve sonrisa en los labios que le suavizaba la expresión y sus ojos se había vuelto tiernos, eran azules, no grises como ella pensó. El pelo le acariciaba suavemente la frente y era suave al tacto… no era sombrío.


    -Bibi, escúchame- su voz se volvió dulce y acogedora-, debes venir conmigo Jasón tiene un largo viaje por delante.


    -Bibi irá con Jasó- respondió ella mientras se limpiaba las lágrimas.


    -No Bibi, no puedes ir- dijo el suavemente mientras susurraba palabras para tranquilizarla.


    -¡No!- Bibi se soltó de los brazos de Yago.


    Corrió hacia el bosque y mientras lloraba se adentró rápidamente en el bosque, tanto Jasón como Yago la llamaban desde algún lugar lejano, pero no pararía, no se alejaría de Jasón.
     
    #1
    Última modificación: 6 de Marzo de 2010
  2. Principe Negro

    Principe Negro Todas mis mentes estan retorcidas.

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    24 de Diciembre de 2005
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    bien venida, oumm vampiro y 500 años me recuerda a alguién, jaja. me gusta esa dedicación al escribir, estaré atento la saga, vampiros y oráculos y una historia de amor...genial...disfruté de leerte. Bienvenida. placer pasar por acá...aplausos, y estrellas
     
    #2
  3. Malphast

    Malphast Poeta recién llegado

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    gracias por pensar así, pronto subiré el proximo fragmento
     
    #3
  4. Belu

    Belu Padme

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    18 de Diciembre de 2008
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    Disfruté mucho,
    lo disfruté muchísimo,
    buenas ideas,
    hermosas sugerencias,
    espero la próxima parte,
    espero,
    con hambre,
    un beso,
    tu amiga pad.-
     
    #4

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