Solo fueron 7 minutos.

Y es entonces cuando un olvidado maestro se hace presente,
susurra incesante una añeja canción de corazones partidos.

No puedo evitar pensar en ti, tomo el celular entre manos para marcar y colgar al instante, salgo de mi taller para saborear el caluroso beso de un cigarrillo, subo lentamente hacia la azotea para ver el fenecer de otro día en esta, mi ciudad; diviso el horizonte sabiendo que ahí estarás, regreso y deambulo incansable entre planos, maquinas y maquetas; aún suena esa tonada, me siento frente al monitor y miro al techo buscando tomar aire y apaciguar mis pensamientos, tomo nuevamente el celular entre mis manos para marcar y colgar; la tentación de escuchar tu voz, de saciar mi alma, escribo rápido algunas notas para futuros poemas.
Llega Bocelli con prestada melodía, el destino parece buscar clavar otro clavo en este oscuro ataúd mental “Ma la nostalgia di rivedere te, è forte piu del pianto”. Hablo con mis amigos, le marco a cuanto nombre cruce mi agenda buscando distracción, nada logra sacarte de mi mente. Bocelli recita “il giorno muore lentamente” y sigues siendo la única imagen en mi cabeza, me descubro acompañándole a dueto cantando esa triste canción.

Me doy cuenta entonces que estoy loco, loco por ti, loco de ti, loco para ti.

 

7 minutos de soledad... Un gusto pasar