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Sólo imágenes?

Tema en 'Fantásticos, C. Ficción, terror, aventura, intriga' comenzado por Gabriel C., 23 de Junio de 2024. Respuestas: 2 | Visitas: 286

  1. Gabriel C.

    Gabriel C. Poeta recién llegado

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    Hace un tiempo doy clases de Matemáticas para estudiantes del Profesorado de informática. Todas las instituciones tienen sus mitos; la nuestra no escapa a esta regla. Aunque para muchos es una historia simple, para mí es la realidad. Lo digo porque simplemente fui testigo de los acontecimientos.

    Era una tarde gris de junio. Ya habíamos tomado parciales y se consumían las horas entre charlas y cafés que hicieran apaciguar el frío. En esas circunstancias, Keyan W, un profesor de Programación, se acercó y me preguntó si entendía algo acerca de cómo se reproducían las imágenes en un monitor. Quería saber si tenía idea de la cantidad de imágenes posibles que se podían reproducir. Le contesté que mis conocimientos eran muy rudimentarios, pero que podía intentar de alguna manera calcular lo que me pedía.

    Imaginé entonces la pantalla como una cantidad de celdas divididas cada una en 9 cuadraditos. En cada cuadradito pueden ir números del 1 al 16 y, según se combinen estos números, la celda se torna de un color y brillo determinado. Alguna vez había visto que la pantalla de mi pc tenía una definición de 1.920 x 1.080, por lo que calculé que tendría 2.073.600 celdas o, lo que es equivalente, 18.662.400 cuadraditos si nos ateníamos a la reglas de las 16 posibilidades en cada uno de ellos.

    A priori, si se toma cualquier imagen y esta puede ser reproducida por el monitor, supuse que la cantidad de imágenes posibles de generar eran infinitas también. Pero ¿cómo sería posible esto, si la cantidad de combinaciones era un número finito, enorme casi incomprensible, pero finito al fin? Luego de quedar encerrado entre tanta indefinición, contesté que sea el número que fuere, sería tan grande la cantidad que, infinita o no, varias vidas no alcanzarían para generar todas las imágenes posibles.

    K me agradeció la intención, aunque no se quedó muy conforme. Nos despedimos y desde ese día no volví a verlo. Pasado un tiempo pregunté qué le había pasado. Nadie sabía de él. Muchas cosas se rumoreaban: nada se sabía en concreto. Pasado un mes, una noticia apareció en la portada de los medios con letras catástrofe: masacre en un departamento de Recoleta. Esto fue lo que contaron… Al parecer, k estaba desarrollando un programa que, con IA, generaba imágenes al azar; se llamaba God image creator. En un pequeño departamento de la zona de Recoleta, comenzó a reunirse con tres amigos para probar el nuevo programa. Dicen que los cuatro estaban fascinados al frente de una gran pantalla, viendo como aparecían imágenes de todo tipo.

    K sentía una gran emoción porque su programa de alguna manera lo asemejaba al Creador. De tener la autoestima por el suelo y ser un tímido profesor, pasó a sentirse un Dios, capaz de crear o recrear de la nada. Puesto a correr el programa, se fueron sucediendo paisajes exóticos, criaturas fantásticas, rostros distorsionados y cuanta imagen surrealista uno pueda imaginar. Sin embargo, lo que comenzó como una diversión académica, pronto se convirtió en una obsesión. Los cuatro amigos se encontraron cada vez más atrapados por la curiosidad de las imágenes generadas por la IA. Pasaban horas, y horas, días tras días viendo las imágenes, completamente absorbidos por el mundo de fantasía que se desplegaba ante sus ojos. Con el tiempo, la obsesión los atrapó por completo. La idea de pedir comida por delivery fue el punto de inflexión; dejaron de salir del departamento, abandonaron familias y trabajos e incluso se alimentaban lo suficiente para sobrevivir y casi no dormían. El departamento estaba lleno de basura. Casi no se podía andar entre los restos de las cajas o envoltorios de lo que consumían. Todo el tiempo lo dedicaban a ver las imágenes que el programa generaba. Muchos parecen no comprender cómo sucedió esto, pero nadie quizás vea lo que ellos vieron. Creo que allí está la razón de lo sucedido. Con el correr de los días, lo que comenzó como una fascinación se tornó en algo oscuro y perturbador. Las imágenes que parecían brotar en la pantalla iban reflejando los miedos más profundos y los deseos más oscuros de cada uno de los observadores. Al principio encontraron divertido ver representaciones extravagantes de sus fantasías más salvajes, pero pronto las imágenes se volvieron más y más inquietantes y perturbadoras. Una noche, después de unos cuantos tragos y ya casi en sueños, K se sorprendió cuando, luego de verse a él mismo montando una gran tortuga en medio de la luna, vio aparecer a su esposa besando a un desconocido al que no se le veía la cara. Al principio se río junto al resto, sabiendo que era una ficción creada por la computadora, pero a su vez cayó en la cuenta de que hacía varios días que no iba a su casa ni tenía siquiera un mensaje en el celular de su compañera. La obsesión pudo más. Seguido a esto, luego de una decena de imágenes absurdas el programa mostró la imagen de ellos 4 frente a la pantalla, tal cual se encontraban y con cada detalle del departamento en el que estaban en ese momento. Se rieron de que el azar coincidiera con la realidad, pero entonces reflexionaron casi en conjunto: lo que vemos, tal vez fue o será, tal vez nunca será, o tal vez es lo que es…


    A partir de ese momento nada fue igual. Volvió a aparecer otra vez aquella imagen de la esposa de K besando a un hombre, pero esta vez se podía ver claramente que era Martin, uno de los integrantes del grupo. La risa se convirtió en tensión y la tensión, si no se descarga, da lugar inexorablemente a la violencia. Dicen que no terminó allí el asunto. Dicen que aparecieron imágenes que no vale la pena describir en nombre del buen gusto, pero que iban más allá de lo tolerable por la mínima dignidad que uno tenga; imágenes que terminaron por hacer que la realidad se fusionara con la ficción. Las secuencias eran cada vez más reales y perturbadoras. Se desató una paranoia que los llevó a la desconfianza profunda entre ellos. Las confrontaciones se volvían cada vez más agresivas y brutales. Todo se desbarrancó cuando Martín terminó confesando que alguna vez había tenido algo con la esposa de su amigo. ¿Entonces todo lo visto era verdad? Quizás no; quizás sí: ya no importaba… El monitor manchado de sangre fue testigo de la masacre. Alcanzó una cuchilla con hoja bien afilada con la que la noche anterior habían cortado una pizza para dar fin a esta historia y a la vida de otros los otros dos amigos que intentaron detenerlo.

    K, el único sobreviviente, fue encontrado unos días después deambulando en estado de shock. Deliraba y terminó en un manicomio. Cuando me contaron esto fui a buscarlo y así pude verificar la veracidad de la historia. Lo ubiqué: estaba en una celda del neuropsiquiátrico de la ciudad. Me costó convencer a los enfermeros para que me dejaran verlo. Con un poco de amabilidad y algo de dinero lo conseguí. No sólo K me corroboró el relato… Sucedió algo tremendo: me pidió una lapicera. Le dije que no tenía. En realidad, me habían quitado todo elemento punzante antes de dejarme entrar. Fue entonces cuando se mordió y con la sangre que brotaba de la herida escribió con su dedo en la pared. Sus palabras eran casi ilegibles… alcancé a leer “Nunca debí hacerlo, nunca”.
     
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  2. Maramin

    Maramin Moderador Global Miembro del Equipo Moderador Global Corrector/a

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    Fantástico, desde luego, Y parece que apenas se empieza con la IA . Excelente narrativa.

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    #2
  3. Gabriel C.

    Gabriel C. Poeta recién llegado

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    4 de Junio de 2023
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    Muchas gracias por el elogio! Ayuda a seguir creciendo. Pensar que esto lo escribí hace más de 20 años, cuando no se hablaba del chat gpt y la IA era pura ciencia ficción.
     
    #3

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